miércoles, 29 de enero de 2014

lectio Presentación del Señor

Presentación del Señor.
Texto del Evangelio de San Lucas  2, 22-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
"Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Lectura. (Lectio): (lee atentamente el texto varias veces hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central).
Este relato nos presenta tres acontecimientos: la "purificación de María", el "rescate" del hijo primogénito Jesús mediante un sacrificio prescrito por la ley y la "presentación" de Jesús en el templo. María ofreció el sacrificio de los pobres, donde nos hace ver que la familia de Jesús se contaba entre los pobres de Israel. El rescate significará que este niño  ha sido entregado personalmente a Dios en el templo, por eso "presentado", "ofrecido". Jesús es llevado al Templo por José y María. Y los ancianos Simeón y Ana son los que testimonian y anuncian la presencia del Mesías esperado durante tantos siglos. Simeón es portador de esa larga espera por la llegada del Mesías y ahora puede morir en paz, porque ha podido contemplar lo que muchos profetas y reyes habían deseado ver: al Mesías prometido. Ese cántico de Simeón es una maravillosa profesión de fe, puesto que proclama la misión salvadora de Jesús, Y lo llama por esos atributos: "Luz y Gloria de Israel", "para todos los pueblos". Y las palabras proféticas de Simeón dirigidas a María, donde le anuncian esa profecía de la cruz, le precisan el destino de Jesús: Él es el Salvador, y como signo que será contestado, exige por lo tanto, una decisión por parte de las personas. No existirá neutralidad frente a la persona de Jesús y su propuesta salvadora. Estas palabras dichas por Simeón se refieren al rechazo histórico del pueblo de Israel, y que se refieren a la muerte violenta de Jesús, que constituye "la espada" que herirá a la Madre, símbolo de la comunidad que se dispersará al perseguir a su Señor.
El testimonio de Ana, que era de aquellos que esperaban la venida del Mesías, nos la presenta como aquella mujer sabia y piadosa que interpreta el sentido profundo de los acontecimientos históricos y del mensaje de Dios escondido en ellos: "dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel".
Meditación. (Meditatio): (saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad).
Cristo, en la liturgia de hoy, es presentado como "Luz". Porque mis ojos han visto a tu Salvador... Luz que alumbra a las naciones". Por eso la procesión con 'candelas' (velas) encendidas, simbolizaba el caminar del Pueblo de Dios hacia la Luz definitiva  hecha visible en Cristo. Porque en la historia de la Iglesia se formuló a través de una procesión que se hacía por la calles de Roma y donde el Pueblo de Dios llevaba las candelas (velas) encendidas siguiendo a Cristo Luz del mundo y de las gentes. Cristo "Luz de Luz"; la Luz y la Vida es por eso la Vida misma de las naciones. La Fiesta de hoy es un anticipo de la Luz gozosa en la noche de la Resurrección.
Acojamos a Cristo la Luz viva y eterna. Todos nosotros que celebramos y veneramos con íntima participación el misterio del encuentro del Señor, corramos  y vayamos todos juntos con espíritu fervorosos a su encuentro. Que ninguno quede excluido de esta Luz, que ninguno se obstine en permanecer metido en la oscuridad. Sino que avancemos radiantes e iluminados hacia Él. Recibamos exultantes en nuestro ánimo, junto con el anciano Simeón, la Luz radiante y eterna: Cristo".
Oración. (Oratio): (desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios).
Señor, hace cuarenta días, celebrábamos con alegría tu nacimiento. Hoy conmemoramos el día dichoso en que fuiste Presentado en el templo por María y José, para cumplir con la ley de Moisés; con ello nos dices que vienes a encontrarte con tu Pueblo pues te esperaban con fe. Así fueron impulsados por el Espíritu Santo aquellos dos ancianos, Simeón y Ana, que te reconocieron como 'Luz de la naciones' y anunciaron a todos. También nosotros congregados por el mismo Espíritu del Señor venimos a tu encuentro y a reconocerte como Luz de todos los Pueblos. Y hoy te reconocemos al participar en la fracción del Pan, mientras llega el día en que te manifestarás glorioso. Amén.
 
La Paz con ustedes.

jueves, 23 de enero de 2014

San Francisco de Sales y Don Bosco.

Feliz Fiesta
Nacho, SDB
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 22 de enero de 2014

lectio 3 DOrd A

3 Domingo Ordinario, A.
Texto a meditar, orar y vivir del Evangelio de San Mateo  4, 12-23.
 
Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías:
Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: "Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos",
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y los haré pescadores de hombres". Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos. Dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): (lee atentamente el texto varias veces hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central).
El párrafo evangélico de hoy  presenta al centro la proclamación del evangelio del Reino y se compone de cuatro partes: - Jesús inicia su ministerio en Galilea que era una región floreciente desde el punto de vista económico, pero es considerada desde el punto de vista religioso una tierra pobre, tierra de tinieblas y de muerte que esperaba la revelación de Dios. – Se anuncia el Reino y se pide la conversión; éste es el contenido importante de la predicación de Jesús. Éste anuncio manifiesta que Dios está por intervenir eficazmente en la historia del mundo; el Reino de Dios se está acercando porque propone una nueva esperanza y obliga a cambiar los propios comportamientos. – Son llamados los primeros discípulos y experimentan en las palabras de Jesús una fuerza de atracción más grande de aquella que les proporcionaba la rutina de la vida a la cual se habían habituado; esta conversión de los discípulos habla ya de que el Reino de Dios comienza a realizarse. -  Presenta la actividad de Jesús, las enseñanzas y las curaciones como signos de la voluntad de Dios y de la llegada del Reino.
 
Meditación (Meditatio): (saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad).
Jesús será reconocido como Galileo por haber optado por aparecer en medio de los Galileos y ahí fijar su residencia; ésta decisión suya lo acompañará toda la vida. Dios empieza a realizar su promesa cuando su voluntad es ser compatriota de los que han sido humillados, de cuantos no son tomados en cuenta; los que no se sienten suficientemente considerados, aceptados o amados. El ministerio de Jesús empieza con ellos la predicación del Reino.
"Conviértanse porque el Reino de Dios está cerca": éstas primeras palabras de Jesús exigen un cambio  radical de conducta; Jesús no podía ser, para los primeros discípulos luz y vida, esperanza y salvación, si ellos no comprendían su vida  a la luz de Jesús. La conversión consistirá en poner la propia vida bajo la mirada de Dios y verla ¡y quererla¡ a la luz de sus exigencias. Si Dios no es el centro en la vida del creyente; es decir,  lo que alimenta los planes y las esperanzas, el apoyo en las debilidades y en las carencias, entonces no hay conversión a lo que Dios  quiere hacer de cada quien
 
Oración (Oratio): (desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios).
Padre, Bueno, la venida de tu Hijo Jesús ha sido la manifestación más clara de la llegada de tu Reino a los hombres; hoy nos sentimos agradecidos porque nos ha demostrado que nos quieres y te preocupas de nuestra salvación. Tú eres la luz que ilumina las tinieblas de los que se encuentran más apartados y más desamparados porque te has declarado amante de los más pobres y abandonados que se mantienen fieles y atentos a tu voluntad. Gracias, Padre, porque Jesús ha querido vivir entre nosotros los pequeños los que no tenemos nada que ofrecer y que nos sentimos desesperados, porque nos oprime el yugo de nuestros propios pecados; gracias, Padre, porque en Jesús se nos ha vuelto a abrir la esperanza del cielo.
Hoy, Padre, con ésta tu Palabra, y asistido con la luz del Espíritu Santo queremos hacer nuestra conversión hacia Ti; queremos poner nuestra propia vida bajo tu mirada y verla y quererla siempre a la luz de tus exigencias. Transforma  Tú, nuestros corazones y enséñanos a seguir a Jesús porque al tenerlo, habremos encontrado el sentido de nuestras vidas; porque: "Desde que descubrimos que Dios existe, entendimos que el único sentido de nuestra vida era vivir para Él". 
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a cambiar tu vida, a descubrirlo como la Luz que ilumina tu vida y a vivirla con profundidad y sentido.
El día 31 de Enero festejamos a San Juan Bosco, el Padre, Maestro y Amigo de los jóvenes. Agradezcamos a Dios que nos haya dado este hombre santo dedicado totalmente a la salvación de ellos.
 
La Paz con ustedes.

jueves, 16 de enero de 2014

lectio 2 DOrd A

 
La Paz con ustedes.
 



 
 
 
2 Domingo Ordinario, A
 
Comenzamos el tiempo que se llama Ordinario. Después de haber celebrado adviento, navidad, epifanía, viviremos el llamado tiempo Ordinario, en el período que va desde Epifanía hasta el comienzo de la Cuaresma; para retomarse nuevamente después del Pentecostés, hasta la fiesta de Cristo Rey. Lo distinguimos por el color verde en los ornamentos del celebrante.
 
Texto del Evangelio de San Juan 1, 29-34 (Léelo serena y tranquilamente una o varias veces hasta desentrañar parte de su estructura, personajes y organización)
 
En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo' Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".
Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.                                                                                        
 
 
Lectura (Lectura de lo que dice el texto en sí mismo para entenderlo mejor): Por un lado nos presenta a Jesús que viene hacia Juan el Bautista, Jesús que está de camino, que comienza su ministerio. Por otro lado nos presenta a Juan Bautista que da testimonio de Jesús diciendo: que Jesús "es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Él tiene precedencia sobre mí", y añade que fue testigo de lo que sucedió cuando Jesús fue bautizado: "El Espíritu descendió en forma de paloma y se posó sobre Él", y sobre el que se pose el Espíritu Santo: "Ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo", "Él es el Hijo de Dios". Una de las palabras claves de este evangelio es "dar testimonio" (vv 32.34) que viene repetido dos veces. Y otra, es el verbo "ver", señalado por Juan el Bautista; además de ver con los propios ojos de carne, es necesario ver más en profundidad. Y el texto nos repite tres veces: "Este es Aquel…"
 
Meditación (Reflexión personal y profundización sobre la palabra, lo que a mí me dice ahora en mi familia, vida y circunstancias): Uno de los temas de meditación es el testimonio del Bautista al reconocer a Jesús como el "Hijo de Dios": solamente es posible por el Espíritu. Sin ese don del Espíritu Santo no es posible reconocer a Jesús y mucho menos seguirlo, lo que quiere decir que el testimonio no se agota con el anuncio sino que comporta toda la vida, una vida coherente con aquello que se predica. Así vemos a Juan el Bautista que fue disponible y con suficiente coraje para decirlo en público: afirmando la misión de Jesús, señalando en Jesús el "Cordero que quita el pecado", y envió a Jesús a todos los que habían acudido a él. Como en el tiempo de Juan el Bautista, hoy sigue Dios necesitando de gentes que den testimonio. Nos hacen falta creyentes que se dediquen a vivir testimoniando cuanto creen.
 
Oración (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que me habla en su evangelio. Le respondo): Te alabamos a Ti Señor Jesús, tu eres el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el que ya existía antes que todos, el que da su vida por nuestra salvación, eres tú el que pasando sobre Ti el Espíritu Santo, vienes a bautizarnos con este mismo Espíritu Santo. Tú eres Jesús, el Hijo de Dios. ¡Oh Padre! te pedimos que nos ilumines con el Espíritu Santo para que podamos conocer a Jesús y dar testimonio de Él, en lo ordinario de la vida, en los acontecimientos, en las cosas, en las personas para que después, de la misma manera en que Juan actuó, podamos verlo y dar testimonio de Él. Te pedimos que nos perdones, puesto que eres el Cordero de Dios, por las veces en que nosotros mismos nos ponemos una venda en los ojos para no verte y por lo tanto no damos testimonio de Ti.
 
Contemplación (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria personal, familiar, laboral, social, escolar…)…
 
Saludos y bendiciones. ¡Feliz domingo!
 
 
La Paz con ustedes.






miércoles, 15 de enero de 2014

lectio 2 DOrd A

2 Domingo Ordinario, A
 
Comenzamos el tiempo que se llama Ordinario. Después de haber celebrado adviento, navidad, epifanía, viviremos el llamado tiempo Ordinario, en el período que va desde Epifanía hasta el comienzo de la Cuaresma; para retomarse nuevamente después del Pentecostés, hasta la fiesta de Cristo Rey. Lo distinguimos por el color verde en los ornamentos del celebrante.
 
Texto del Evangelio de San Juan 1, 29-34 (Léelo serena y tranquilamente una o varias veces hasta desentrañar parte de su estructura, personajes y organización)
 
En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo' Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".
Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.                                                                                        
 
 
Lectura (Lectura de lo que dice el texto en sí mismo para entenderlo mejor): Por un lado nos presenta a Jesús que viene hacia Juan el Bautista, Jesús que está de camino, que comienza su ministerio. Por otro lado nos presenta a Juan Bautista que da testimonio de Jesús diciendo: que Jesús "es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Él tiene precedencia sobre mí", y añade que fue testigo de lo que sucedió cuando Jesús fue bautizado: "El Espíritu descendió en forma de paloma y se posó sobre Él", y sobre el que se pose el Espíritu Santo: "Ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo", "Él es el Hijo de Dios". Una de las palabras claves de este evangelio es "dar testimonio" (vv 32.34) que viene repetido dos veces. Y otra, es el verbo "ver", señalado por Juan el Bautista; además de ver con los propios ojos de carne, es necesario ver más en profundidad. Y el texto nos repite tres veces: "Este es Aquel…"
 
Meditación (Reflexión personal y profundización sobre la palabra, lo que a mí me dice ahora en mi familia, vida y circunstancias): Uno de los temas de meditación es el testimonio del Bautista al reconocer a Jesús como el "Hijo de Dios": solamente es posible por el Espíritu. Sin ese don del Espíritu Santo no es posible reconocer a Jesús y mucho menos seguirlo, lo que quiere decir que el testimonio no se agota con el anuncio sino que comporta toda la vida, una vida coherente con aquello que se predica. Así vemos a Juan el Bautista que fue disponible y con suficiente coraje para decirlo en público: afirmando la misión de Jesús, señalando en Jesús el "Cordero que quita el pecado", y envió a Jesús a todos los que habían acudido a él. Como en el tiempo de Juan el Bautista, hoy sigue Dios necesitando de gentes que den testimonio. Nos hacen falta creyentes que se dediquen a vivir testimoniando cuanto creen.
 
Oración (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que me habla en su evangelio. Le respondo): Te alabamos a Ti Señor Jesús, tu eres el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el que ya existía antes que todos, el que da su vida por nuestra salvación, eres tú el que pasando sobre Ti el Espíritu Santo, vienes a bautizarnos con este mismo Espíritu Santo. Tú eres Jesús, el Hijo de Dios. ¡Oh Padre! te pedimos que nos ilumines con el Espíritu Santo para que podamos conocer a Jesús y dar testimonio de Él, en lo ordinario de la vida, en los acontecimientos, en las cosas, en las personas para que después, de la misma manera en que Juan actuó, podamos verlo y dar testimonio de Él. Te pedimos que nos perdones, puesto que eres el Cordero de Dios, por las veces en que nosotros mismos nos ponemos una venda en los ojos para no verte y por lo tanto no damos testimonio de Ti.
 
Contemplación (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria personal, familiar, laboral, social, escolar…)…
 
Saludos y bendiciones. ¡Feliz domingo!
 
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 8 de enero de 2014

lectio BAUTISMO DEL SEÑOR

El Bautismo del Señor
 
Introducción para ubicarnos en el tiempo litúrgico.
Después de celebrar las fiestas de Navidad y Epifanía volvemos a los domingos del tiempo ordinario. Para comenzar este tiempo ordinario el evangelio nos recuerda el Bautismo de Jesús. Hace unos días contemplábamos al niño Jesús recién nacido, visitado por los pastores y adorado por los magos, reconocido por todos como Hijo de Dios, como Mesías salvador. Este domingo contemplamos a Jesús ya adulto, de incógnito entre la multitud y queriendo ser  bautizado por Juan. Son tres los momentos en que el Señor Jesús se nos manifiesta: la Adoración de los magos, el Bautismo de Jesús y las Bodas de Caná. Hay que  hacer, pues, un esfuerzo considerable para dejar atrás al niño de Belén, pequeño y adorable, para centrarnos en el seguimiento de Jesús de Nazaret, que comienza a  recorrer los caminos de Galilea buscando gentes dispuestas a escuchar  "el evangelio de Dios" y ver en él la llegada del Reino prometido.
 
Texto a meditar, orar y vivir del Evangelio de San Mateo 3, 13-17.
 
En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: "Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?" Jesús le respondió: "Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere". Entonces Juan accedió a bautizarlo.
Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma, y se oyó una voz que decía desde el cielo: "Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): (lee atentamente el texto cuantas veces sea necesario hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central).
El bautizo señala el inicio del ministerio público de Jesús: Dios lo presentó ante el pueblo que se reunía en torno a Juan el Bautista como su Hijo predilecto. Jesús, en un breve diálogo, vence la resistencia de Juan Bautista. En ese diálogo se refleja la incomodidad de los primeros cristianos que no pudieron negar que Jesús, por propia voluntad, se sometió a ese rito de penitencia propuesto por Juan. El texto nos dice que Jesús, con su bautismo, quiso cumplir humildemente la voluntad de Dios en todo y por eso Dios lo reconoce como su amado Hijo. La fidelidad de Jesús a la voluntad del Padre es lo que mejor revela que, efectivamente, él es el Hijo. Se llama obediencia el camino por el que hace su vida Jesús. Él sabe comportarse y vivir como auténtico Hijo del Padre. Por eso la voz que procede del Padre y el don de su Espíritu son la autentificación de su persona y la garantía de su encomienda: la predicación del Reino y del amor salvador y misericordioso de Dios a todos los hombres y mujeres.
 
Meditación (Meditatio): (saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad).
El bautismo marcó el inicio de la actuación pública de Jesús. Fue una decisión muy difícil e importante que lo sacó del anonimato y lo acercó, junto con otros, a Juan el Bautista que predicaba la conversión y la escucha de Dios para tomarlo en serio, y más que nunca, en la vida diaria. Por eso, acercarse al bautismo, era manifestar públicamente que se estaba dispuesto a vivir de un modo nuevo, del modo que Dios pedía. Eso es consolador para nosotros, los que todavía no hemos tomado a Dios y su palabra en serio en nuestra vida ordinaria: Jesús, antes de hablarnos de Dios, de su Padre, y de acercarlo a nosotros con su modo de amarnos, se pone a nuestra altura, a la altura de los pecadores necesitados de Dios y de conversión. Así,  él da el primer paso: se coloca entre los pecadores, sin tener pecado alguno, y se acerca a nosotros, tomando todos nuestros pecados, y nos ofrece su evangelio, nos ofrece a Dios. No habría que olvidarlo, cuando domingo tras domingo en la eucaristía, escuchemos y sintamos sus exigencias inauditas y creamos que es imposible su seguimiento: lo primero que hizo para predicarnos un Dios cercano fue acercarse a nosotros que lo necesitamos; antes que cualquier otra cosa compartió nuestra situación y se hizo compañero de bautismo nuestro para proponernos la conversión. Nosotros, los bautizados, estamos invitados a mirarlo a él, para ver cómo hay que responder viviendo como hijos y como enviados a una misión.
 
Oración (Oratio): (desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios).
Señor Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, que para salvarnos llevaste hasta el extremo el misterio de la encarnación y nos enseñaste el modo de ser hijos de Dios, el modo de dejarnos conducir por el Espíritu Santo, el modo de llevar a cumplimiento nuestra misión dentro de la Iglesia y de la sociedad, te pedimos nos concedas la gracia de la humildad y de la obediencia para ser siempre fieles, como tú, a Dios Padre que nos ha hecho públicamente sus hijos por medio del bautismo. Amén.
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a cambiar tu vida sacando algún buen propósito para la semana.
 
"El Bautismo es el sacramento sobre el que se fundamenta nuestra fe y nos hace miembros vivos de Cristo y de su Iglesia. No es un simple rito o hecho formal, es un acto que afecta en profundidad nuestra existencia. Aunque muchos no tenemos el mínimo recuerdo de la celebración de este sacramento, estamos llamados a vivir cada día aspirando a la vocación que en él recibimos".          (Papa Francisco).
 
La Paz con ustedes.

jueves, 2 de enero de 2014

lectio EPIFANIA DEL SEÑOR

 
EPIFANIA DEL SEÑOR.
Con mucho gusto seguimos compartiendo contigo este sencillo ejercicio de lectura orante de la Palabra; escucha y meditación del evangelio dominical. Con la esperanza de conocer mejor y seguir a Cristo Jesús y de ayudar a vivir mejor la eucaristía y a comprender mejor la palabra y la vivamos como Iglesia, para construir el Reino, la civilización del Amor. Agradezcamos y comencemos el Nuevo Año; "el tiempo, porque cada momento de nuestra vida es definitivo y cada acción nuestra está cargada de eternidad; de hecho, la respuesta que damos a Dios que nos ama en Jesucristo, incide en nuestro futuro. La visión cristiana del tiempo y de la historia no es cíclica, sino lineal: es un camino que va hacia un cumplimiento. Un año que ha pasado es un paso hacia la meta; porque encontraremos a Dios, razón de nuestra esperanza y fuente de nuestra alegría "(P. Francisco). Esperamos que el año nuevo que Dios Padre nos da, sea tiempo favorable para conocer, amar y seguir más de cerca a Jesucristo su Hijo y de ese modo seamos más hermanos, en nuestra tierra.
 
Fiesta de la Epifanía del Señor
 
A manera de introducción: la fiesta solemne del día de hoy nos recuerda que la salvación de Dios que en Navidad celebramos es para todos los pueblos, para la humanidad entera de ayer, hoy y siempre. Y celebrar esto nos ayuda a desear más y mejor esta salvación. La oración colecta lo expresa muy bien: "diste a conocer en este día, a todos los pueblos el nacimiento de tu Hijo, concede a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar cara a cara, la hermosura de tu inmensa gloria".
 
Texto que vamos a reflexionar: Evangelio de San Mateo 2,1-12
 
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo".
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto las estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectio, Lectura: (lee detenida y pausadamente el texto las veces que sea necesario para desentrañar su estructura, personajes, acciones y actitudes. Lo que dice el texto en sí mismo sin interpretar, para poder entender bien)
La narración nos sitúa en el tiempo en que aparece la estrella del rey de los judíos. De oriente nace el sol y de oriente viene la estrella, de oriente llegan los magos (los sabios representando a sus pueblos), que buscan al Señor y lo hallan en el niño que acaba de nacer. La señal inquieta tanto a los magos de oriente como al rey local. El centro del relato está en "buscar y encontrar al Mesías (¿Dónde está el rey de los judíos?)". Unos para adorarle y se alegran; y el otro para aniquilarle y siente que tiene un rival que hace tambalear su poder. Quienes lo buscan, encuentran y adoran le ofrecen el oro por ser rey, el incienso por ser Dios y la mirra por haber nacido humano como nosotros.
 
 
Meditatio Meditación: (lo a que a ti en tus circunstancias te dice ahora la palabra del evangelio)
Tu palabra hoy me dice que amas, te manifiestas y das a conocer tu salvación a gente que está más allá de los límites geográficos, culturales y religiosos de tu tierra natal y de tu Iglesia. Me dice que hay gente buena y noble que te busca y te reconoce en signos  que los que te están físicamente cercanos no alcanzan o no alcanzamos a distinguir. Me dice que el poder mal habido y mal utilizado tiembla y se estremece ante el amor, la bondad y la salvación humilde y gratuita que llega contigo. Me dice que todo ser humano, sabio y de buena voluntad, aunque sea extranjero a la fe o a la Iglesia, puede buscarte, encontrarte y adorarte ofreciéndote lo mejor de sí y de su pueblo y cultura. Finalmente tu palabra me dice que eres el Dios de todos y de todo, nacido de una mujer de nombre María, y que sólo a Ti, te he de adorar y reconocer como mi Dios. Se podría decir que es una fiesta especialmente para todo joven porque es encontrar el sentido de la vida: ser guiados por la estrella; es decir Cristo Jesús. Y de saber llevar a los demás a descubrirlo. Sólo es digno de adoración: Cristo Jesús; nadie, ni ninguna otra cosa, más.
 
 
Oratio Oración: (lo que le digo a Dios desde su palabra y desde mi vida. Mi respuesta a su propuesta)
Padre bueno, gracias por darnos el regalo de tu hijo y ofrecernos en Él tu amor y tu salvación, sin hacer distinción de personas.
Señor Jesús, como los sabios de oriente se dejaron guiar por la estrella para encontrarte y adorarte, nosotros también pedimos tus señales porque te buscamos y quisiéramos encontrarte y adorarte. Danos la capacidad de ofrecerte, generosa y alegremente, cada día y para siempre: nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras cualidades, nuestro trabajo y esfuerzo y reconocer con ello que tú eres nuestro rey, nuestro Dios y Señor. Te pedimos por todos aquellos, lejanos y cercanos, que aún no te conocen a causa de su egoísmo, soberbia, odios y apegos a las cosas y no se pueden alegrar por tu venida. Te pedimos por nuestra Iglesia: que todos seamos misioneros, seamos como estrellas que guíen a los demás hacia tu persona para encontrarte, alegrarnos y adorarte.
 
 
Contemplatio (Contemplación: haz silencio y en tu interior adora, goza y bendice al Señor encontrado y hazle un ofrecimiento de cambio personal en tu vida ordinaria para la semana).
 
 
Feliz año nuevo 2014.
 
 
 
La Paz con ustedes.