miércoles, 26 de febrero de 2014

lectio 8 DOrd A

8 Domingo Ordinario, A.
Lectura orante de la Palabra del texto de San Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden servir a Dios y al dinero.
Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en todo el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas.

LECTIO (Lectura): (Lee y relee el texto y repasa todos sus elementos)
El lenguaje de este pasaje evangélico es una exhortación, no es una simple instrucción: el tono predominante es directo y con fuerza. Quien habla trata de convencer; argumenta para convertir a su audiencia a la confianza. Este pasaje del evangelio que pertenece al sermón de la montaña, muestra, por una parte, que la preocupación fundamental del creyente ha de ser la búsqueda fundamental del reino de Dios y su justicia; y por otra parte, Jesús invita a tener una confianza total y plena en Dios. Es probable que Jesús dirigiera estas palabras al grupo de discípulos que lo habían dejado todo para seguirle. Él exhorta a los discípulos que al entregarse a la predicación del Rei­no han renunciado a sus bienes y a su hogar. La intención original no sería tanto criticar la ansiedad en la vida sino motivar al compromiso por el Reino. Jesús nos dice que solamente un servicio exclusivo a Dios puede liberar al creyente de la inquietud que produce no contar con lo necesario para vivir. Quien tiene a Dios como su Señor, puede pasar sin tener lo que necesita. Porque afanarse por poseer y conservar lo que se tiene es vivir como si Dios no existiera. Es como depositar toda su fe en el dinero… y no su fe en Dios.

MEDITATIO (Meditación): (busca lo que Dios te dice a ti, en tu vida y circunstancias, desde el texto).
Jesús con autoridad prohíbe vivir ansiando sin medida sobrevivir. No se niega que haya que vivir con solicitud, trabajando por conseguir lo que conviene para vivir con dignidad; se trata de no angustiarse, si no se consigue, y de no vivir angustiados por mantenerlo. Jesús pide a los suyos una forma de vida menos angustiada por lo que se tiene que consumir para mantenerse con vida y sí más preocupado por la vida que de él se ha recibido. El creyente ve fundamentada su vida no en si logra tener cuanto necesita, sino en si Dios mantiene su palabra y sus cuidados.
Y estando así las cosas, Jesús utiliza una expresión que debe darnos en que pensar, porque retrata bien la calidad de nuestra fe: quien tiembla por su vida y desconfía de su Dios es un pequeño creyente. No es que le falte fe, cuando le escasean los bienes para vivir; sino que le sobran miedos, porque no ve a Dios como Padre de por vida. La fe es pequeña no porque esté ausente en la vida del creyente, sino porque es insuficiente para afrontar los retos de la vida. Pequeños somos los creyentes cuando, no nos apoyarnos en Dios, y vivimos alimentando miedos y desalientos, desesperanza e incertidumbre; si confiamos en Dios, pero desconfiamos de salir un día del aprieto es pequeña nuestra fe. Repetimos el modelo de los antiguos israelitas que, en pleno desierto, pretendieron recoger más alimento del que podían consumir en un día, porque andaban escasos de fe en el Dios que caminaba con ellos.
Lo que debe echar en falta el discípulo necesitado de tantas cosas es a Dios, su reino y la justicia. Estas deben ser las preocupaciones dignas de un hijo de Dios. En lugar de preocuparse enfermizamente por uno mismo, el discípulo se ocupa en vivir de lo que espera, de lo que Dios le va a dar cuando venga como soberano; y adelanta el reino sometiéndose a su voluntad, viviendo, falte lo que le falte, sin faltarle a Dios, sin negarle obediencia. Y mientras llega Dios, el discípulo se defiende con lo que le ha tocado vivir, le basta el hoy; porque el día. El mañana es de Dios, su Padre.


ORATIO (Oración): (respóndele a Dios desde tu vida. Háblale haciendo oración).
Gracias Señor Jesús por revelarnos a un Dios que se preocupa de nosotros y que pensando en Él nos invita a hacer un lado la angustia; saberse en sus manos es la garantía más cierta para vivir con esperanza nuestra vida de todos los días; tener a Dios como Padre nos obliga a sentirnos atendidos, pues es oficio de padre cuidar del hijo. Nos sabemos en sus manos cada uno de nosotros que creemos y confiamos en él, nos sentimos ante Dios más importantes que cualquier ser de la naturaleza, porque somos sus hijos consentidos. En éste grande deseo de Dios está anclada nuestra vida y su porvenir. Hoy nuestra oración es pedirte Señor que aumentes nuestra fe, nuestra confianza en el Padre para vivir la vida con alegría, para afrontar los retos y no asustarnos o sentir miedo antes los problemas de la vida; y llenar de alegría y esperanza el corazón de los demás.

CONTEMPLATIO: (Contemplación): haz silencio delante de Dios y de ese modo adóralo y contémplalo. Saborea este Evangelio lleno de detalles. Goza de la cercanía y ternura de Dios en tu vida, confía en Él, ten fe en Él, espera en Él siente su amor en tu vida, déjate llevar. Pon tu vida, tus cosas, tus trabajos y tus problemas en manos de Dios.
"Un católico no consulta el horóscopo o las cartas… o el adivino… Deja su pasado, a la misericordia de Dios, su presente a su amor y su futuro a su Providencia". Padre Pío.
 
La Paz con ustedes.

lunes, 24 de febrero de 2014

los indomables "millennials"

Saludos
Nacho, SDB
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 19 de febrero de 2014

lectio 7 DOrd A

7 Domingo Ordinario, A.
Texto del Evangelio según san Mateo: 5, 38-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.
Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura:
Pocos pasajes evangélicos presentan con tanta claridad las radicales exigencias que Jesús propuso a sus discípulos como este final del capítulo. Frente a la interpretación farisea de la ley que había caído en la trampa del mínimo indispensable y del simple cumplimiento externo. Las palabras finales: Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto son la clave para entender lo que Jesús propone: vivir desde la actitud de quien tiene fija su mirada en Dios y no pone límites ni barreras al amor. El amor del discípulo de Jesús debe imitar el comportamiento misericordioso de Dios. Por eso debe alcanzar incluso a los enemigos, a los que te rodean, a los que te golpean y a los que te roban. Amar al enemigo para ser misericordioso como el Padre. Y en el Evangelio Jesús nos muestra cómo hacer una sociedad nueva, donde las relaciones entre las personas estén testimoniadas por el amor: el amor a los enemigos: "Amen a sus enemigos". Jesús rompe las cadenas de un amor interesado, y propone el amor sin límites, sin ningún interés, aun corriendo el riesgo de ser odiados por causa del amor. Jesús nos provoca para amar interesándonos sólo con el bien de aquel que nos odia: "hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian". Hasta explica qué hacer: "Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda". Jesús nos propone la importancia del amor delante una sociedad donde la violencia y la ganancia miden el valor de la vida humana. Si creemos que el Reino de Dios pertenece a los pobres, a los hambrientos, a los odiados, expulsados, insultados y maldecidos, y somos como ellos, Dios también nos mirará como semejantes a ellos, y nos hará participar de su Reino.
 
Meditación: Los israelitas entendían la palabra "prójimo" como el paisano como aquellos de su misma razón y nación. Era algo así como no causar perjuicio a la propia sangre. De esta estrechez de miras surge el amor cristiano. Este no tiene espacios y no se circunscribe a lugares, ni a tiempos. Predominaba en aquellos días, la ley del Talión: 'ojo por ojo, diente por diente'. Era la ley de la venganza. Quien no la llevara a cabo era un cobarde. La ley del talión se dio para que las gentes no se destruyeran al buscar la justicia. Momentos difíciles para decir: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Parecían palabras insultantes contra siglos y siglos de tradición.
Cristo, en su Evangelio de hoy, avanzando más, nos propone: el no inferir daño alguno al que nos lo ha causado. El mal hay que inundarlo con la abundancia del bien; no de otro modo. San Juan habla muy claro: "La victoria que vence al mundo es la fe". Hay que dedicarse a anunciar la fe antes que llevar armas para derrotar al que me haga frente. La venganza la hace cualquier fanático. El amor y el perdón están solamente a manos de un creyente. Mantén a tu lado la atmósfera de la fe, la fuerza del perdonar y notarás que por tu vida herida por alguien que te ha hecho el mal, brota una brisa nueva, ajena a todo lo que sea la ley del talión, que con palabras fuertes criticó y ridiculizó el mismo Jesús. El "Yo les digo" de Jesús nos hace crear el Mundo Nuevo del Reino anunciado por Cristo Jesús.
 
Oración: Señor, ayúdanos a entender ser misericordiosos. Ese amor misericordioso que significa dar el corazón a los que no son felices, y a saber descubrir en ellos, los que están privados de la vida, por la pobreza, porque pasan hambre, injusticia, falta de paz, y a descubrir que Jesús les entregó el Reino, al entregarles todo, todo lo que tenía. Tu Palabra nos dice que seamos, "como el Padre celestial es misericordioso". Que toda vez que celebramos la Eucaristía, memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, celebremos la misericordia de Dios que nos dio lo que más deseamos las gentes: el amor gratuito y el compartir todo, hasta la propia vida. Señor fortalécenos para hacer de nuestra sociedad, una sociedad nueva, basada en la fraternidad, el perdón, el amor compartido. Amén.
Dejémonos cautivar por Jesús al escuchar en ese Monte de la Felicidad la vida nueva que nos propone. Feliz Domingo.


 
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 12 de febrero de 2014

lectio 6 DOrd A

6 Domingo Ordinario, A.
Texto de la lectura orante de la Palabra (lectio divina)                                                   del Evangelio de San Mateo 5, 17-37
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado al tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
También han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.
También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio. Pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio.
Han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.
Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno.
Palabra de Dios.
Gloria ti, Señor Jesús.
Lectura.
La liturgia del domingo nos propone en el evangelio un amplio relato del "discurso de la montaña" hecho por Jesús. Y sobre todo nos propone una vivencia de la ley desde dentro, fundamentada en una relación personal con el Padre y un elemento esencial: aquel de una mayor justicia según la enseñanza de Jesús; que se sintetiza en el amor de Dios y la radicalidad que pide Jesús a sus discípulos. Es un relato muy extenso para explicarlo en todas sus partes; y la clave de lectura la podemos encontrar en el versículo 20, que dice "les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán en el Reino de los cielos". Porque los escribas y fariseos eran los intérpretes de la ley de Moisés; y así se manifestaban en el exacto cumplimiento de cada palabra como señal de la obediencia a la voluntad de Dios, pero había caído en el mínimo cumplimiento. Y Jesús dice entonces: la justicia de sus discípulos debe ser mayor. ¿Por qué? Si Dios se ha mostrado liberador en Egipto. Ahora Jesús dice que Dios se mostrará, como nunca lo ha hecho, con un amor infinito por ustedes. Jesús está inaugurando la nueva época de la revelación de Dios. Y contemplamos cuatro de los seis ejemplos que san Mateo pone en boca de Jesús. Es por eso que escuchamos: "Han oído ustedes que se dijo a los antiguos… ahora yo les digo". Y Jesús llega hasta el fondo, hasta la raíz, al mostrarnos su amor muriendo y resucitando por nosotros; para que tenga sentido la vida, los comportamientos y criterios de las gentes.
Meditación.
Nos invita a reflexionar a partir de las palabras de Jesús, cuando se dirige en dar cumplimiento y plenitud a la ley de Moisés Y también invita a reflexionar acerca de la libertad humana, entre el bien y el mal, y la sabiduría del don del Espíritu Santo que el Señor da al creyente. Veamos lo que nos presenta el relato, en este domingo, cuatro de los seis ejemplos, cuando Jesús dice: "Yo les digo": por ejemplo, el "No matar" ¿cómo lo interpreto? O como una casuística: si es en legítima defensa, o en caso de guerra, o en homicidio no intencional y otras interpretaciones. Jesús pide algo más: ponte delante del Dios vivo que está presente y se manifiesta con la fuerza de su amor. Ponte delante de Él y te pide que te preguntes a ti mismo, ¿qué debo hacer? Podrás entender que para responder a Dios mismo no basta 'no matar'; es necesario que quites de tu vida todo comportamiento donde no tengas nada de odio, ni de maldad. Por eso el "Yo les digo" de Jesús nos pide mucho más. Y qué pensar del "no adulterarás", del "divorcio" y del "no jurarás". Todas estas palabras de Jesús no las dijo para una mayor exigencia ética de una ley, sino para que pudiéramos comprender la voluntad de Dios, porque son como las indicaciones del camino de Dios, y que nunca serán abolidas.  
Oración.
Son motivos de plegaria el amor que Dios nos ha dado en Cristo; la posibilidad de todo discípulo de Jesús, porque sabe que le fortalecerá con su Espíritu, el de saber elegir y de su empeño por vivir los valores del evangelio. ¿Qué palabras le dirigirás al Señor para cumplir su mandato, para llegar a la reconciliación con el hermano indispensable para un culto auténtico, para mirar con los ojos de Dios, para la fidelidad en el amor conyugal, para tener la ayuda y amarse y respetarse toda la vida en el matrimonio y para tener un lenguaje lleno de verdad?
Contemplación.
Jesús pide a sus discípulos un comportamiento de hijos no de esclavos; de esperanza no de miedo; de amor no de indiferencia. Dios es nuestro Padre y nosotros debemos vivir obedientes a su voluntad. "Felices los que caminan en la ley del Señor" (Sal 119, 1)
     
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 5 de febrero de 2014

lectio 5 DOrd A

5 Domingo Ordinario, A
 
Texto a meditar, orar y vivir del Evangelio de San Mateo 5, 13-16.
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): lee atentamente el texto varias veces hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central.
Siguiendo en el contexto del Sermón de la Montaña, hoy, vemos en este relato, cómo la comunidad debe ser sal y luz. Son dos imágenes que nos presenta: la sal y la luz. Y Dios, Jesús, el discípulo son pues "sal", "luz" del mundo, que se realiza a través del amor. Tiene este sermón otras partes, como: el camino de la perfección, la práctica de la verdadera justicia, es fundamental saber escoger, las actitudes del justo y construir la vida. El texto, para este Domingo, se nos presenta a Jesús diciéndoles a sus discípulos que ellos sean la sal de la tierra y la luz del mundo. Son dos elementos muy usados por las gentes, pero aquí Jesús los utiliza a manera de modelos, símbolos, de algo más. Tampoco, la sal y la luz, sirven para sí mismos sino para aquella vida que deben suscitar, dirigir. Y explica un poco: que si la sal pierde su sabor, no sirve y se debe tirar, y si son luz no es para ocultarla sino para que se ponga en alto y alumbre a todos. Termina diciendo que si los discípulos cumplen su función harán que los demás perciban la presencia divina en el mundo: "den gloria a su Padre que está en los cielos". Por eso todo discípulo sirve no para sí mismo sino para el mundo al que debe santificar y llevar hacia Dios.
 
Meditación (Meditatio): saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad.
La comunidad de los seguidores de Jesús tiene una misión y, al mismo tiempo, descubre que esta misión da sentido al sufrimiento y a la persecución: ellos están llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo. El amor de Dios da existencia a las cosas y en especial al hombre. Nosotros existimos por el amor con el que Dios ha creado el mundo y por el que Cristo nos ha redimido. Cristo es la Luz del Mundo: "quien me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". El discípulo está llamado a ser luz del mundo porque es una persona dirigida por Cristo, iluminada por Cristo. El origen de esta luz es el amor de Dios conocido a través de Jesucristo. Como comunidad, como Iglesia, su tarea es realizar la misión de todo el pueblo de Dios, llamado a ser Luz de la Naciones. Si la Comunidad, los seguidores de Jesús dejan de cumplir su misión en relación al mundo pierden su identidad y la razón de su existencia. A partir de Cristo, los discípulos serán de ahora en adelante modelos para los que los vean, como lo fue Jesús. En un mundo egoísta, en el que cada uno mira por lo suyo, la misión del creyente es salir de sí mismo y ayudar a los demás: es la manera de ser sal y luz, como lo hizo Jesús mismo. La Iglesia, la comunidad cristiana, el discípulo es sal y luz del mundo.
 
Oración (Oratio): desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios.
Señor, tú sabías qué cosa era necesario para tus discípulos, que estaban en medio del mundo, entre la gente, y cómo debían estar con ellos; debiendo ser sal y luz. Eso lo viviste primeramente tú, Señor; comenzaste a dar sabor, sentido a la propia vida y a todo; no fuiste sal insípida, sino con sabor, ya que todos decían: "que bien lo hace todo"; eres Luz, puesto para iluminar el mundo, fuiste colocado sobre el monte, para quitar la oscuridad del mundo y de las gentes. Tu Muerte y Resurrección son testigos de ello.
Señor, viviendo como tú lo hiciste; siguiéndote, caminando tu camino, tus discípulos son esa sal y luz para todos, de manera que todos los que viendo a los seguidores de Jesús, haciendo buenas obras, digan y "den gloria a Dios que está en los cielos".
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a cambiar tu vida, a descubrirlo como la Luz que ilumina tu vida y a vivirla con profundidad y sentido.
 
Seamos "sal" y "luz" a través de la amistad y de la atención al enfermo. En esta semana celebramos, el día 11 al enfermo y el 14 la amistad.
 
 
La Paz con ustedes.