miércoles, 30 de abril de 2014

lectio 3 DPasc A

 
3 Domingo de Pascua, A.
 
Lectura orante de la Palabra de Dios, en el texto del Evangelio de San Lucas 24, 13-35.
 
El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de   tristeza?"
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?" Él les preguntó: "¿Qué cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles,   que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron".
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo   como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha  aparecido a Simón". Entonces ellos contaron   lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): 
Sólo San Lucas nos habla de este encuentro de Jesús resucitado con los llamados "Discípulos de Emaús". El hecho se da el mismo día de la resurrección por la tarde. El evangelista nos deja ver a dos discípulos decepcionados y desilusionados por la muerte trágica de Jesús. Ellos, como otros muchos, esperaban más de su maestro. Ellos como los demás, se dejan llevar por la desesperanza y la tristeza y huyen, toman el camino fácil. El evangelista los presenta como conocedores de la Sagrada Escritura pero sin fe y sin capacidad para interpretarlas, además de cerrados por no creer en la palabra de las mujeres que habían anunciado la ausencia del cuerpo en el sepulcro. Jesús, haciéndose compañero de camino, les reprocha su tristeza, desesperanza y  cerrazón. Luego les ilumina sabia y   pacientemente y hace la justa interpretación de todo lo ocurrido desde la voluntad de Dios presente en las Escrituras. Sin embargo, y aunque su corazón "ardía" mientras le escuchaban, eso no fue suficiente para que le reconocieran y le creyeran, cosa que sucede plenamente hasta que bendice y les parte el pan. El evangelio concluye cuando nos hace ver su regreso a la comunidad con los apóstoles, quienes confirman que el que murió en la cruz está vivo.
 
Meditación (Meditatio): 
En los diferentes relatos (once) que se habla de la Resurrección del Señor, se nos presentan estos momentos: la iniciativa del Señor de hacerse presente, la dificultad de los discípulos en reconocerlo, los signos o señales de que está vivo, y termina dando una misión a los discípulos. Y en este pasaje así lo podemos apreciar. Varios son los mensajes que pone a nuestra consideración este evangelio. Muchas veces también nosotros huimos desilusionados, tristes y sin esperanza de nuestras familias y comunidades eclesiales porque la pasión y muerte en cruz de Jesús nos decepciona. Por eso mismo pocas ganas y poca experiencia tenemos de su resurrección. Igual que los discípulos de Emaús también nosotros pensamos conocer las escrituras pero somos incapaces de interpretar la realidad desde ellas de un modo atinado y no siempre concluimos en la certeza de la presencia de Jesús resucitado en el camino de   nuestra vida. También nos cuesta dar crédito al testimonio de otros si lo que nos dicen no va de acuerdo a lo que nos gusta o nos interesa. Y más importante es que el pleno reconocimiento y certeza de la presencia de Jesús resucitado se da cuando él nos explica las Escrituras y nos parte el pan en compañía de otros. Cuando nos ha acompañado Jesús resucitado en nuestro camino y su palabra ha llenado de amor nuestros corazones somos capaces de volver al nacimiento de nuestra fe, al lugar del compromiso que habíamos abandonado, con una vida renovada y una alegre noticia confirmada por los demás con quienes le conocimos: nos da la misión de anunciar a las gentes: ¡Jesús resucitó, está vivo!
 
Oración (Oratio): 
Gracias, Señor Jesús Resucitado, porque te hiciste compañero de camino de los que iban tristes de la vida y hasta decepcionados de ti; gracias, porque en las huidas, dolores, decepciones y tristezas has caminado a nuestro lado y te has hecho luz, consuelo, alegría y sentido de la vida. Gracias, Señor Jesús, porque te has quedado en la fracción del pan; y a nosotros cada Domingo nos regalas tu Palabra y nos das a comer el pan de tu Cuerpo con la comunidad de hermanos que tú mismo has llamado, reunido. Gracias, Señor Jesús, porque has resucitado y estás vivo y haciendo caso a nuestra sincera petición te has quedado a pasar la tarde con nosotros para que no se haga   noche en nuestra vida. Fortalécenos para que llevemos a los demás la noticia más importante de toda la historia: ¡Jesús ha resucitado, está vivo!
 
Contemplación (Contemplatio): 
Vive estos días de la Pascua en esa alegría que va creciendo, y también haz silencio, y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios   que se ha quedado y te invita a anunciarlo. 
Que el camino y ejemplo de los discípulos de Emaús, que se dejaron acompañar por Jesús resucitado, te anime a volverte alegre y lleno de esperanza para cumplir la misión que él te ha dado. ¡Aleluya!.
 
 
 
La Paz con ustedes.

martes, 22 de abril de 2014

lectio 2 DPasc A

2 Domingo de Pascua, A.
 
Texto para reflexionar y orar del Evangelio de San Juan 20, 19-31
 
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: "Las paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Tomás, uno de los doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puertas cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".
Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): lee atentamente el texto cuantas veces sea necesario hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central.
El pasaje evangélico de este domingo relata una doble aparición de Jesús a sus discípulos en torno a un tema, el de la fe y que son el eco fiel de lo que ha sucedido en el corazón de los apóstoles después de la muerte de Jesús.
Las dos apariciones ocurren el primer día de la semana y el miedo de los discípulos sirve para recalcar la iniciativa del Resucitado; de unos hombres aterrados no habrían salido valientes predicadores de no haberse dado un encuentro real con el Señor Jesús. Por otra parte, el que Jesús se dejase ver, con las señales de la pasión, confirma el interés del evangelista en probar la identificación de Jesús que los discípulos lograron sólo gracias a la intervención del mismo Señor.
La presencia inesperada de Jesús en medio de los apóstoles les devuelve la alegría, y les concede, como regalo, la paz, ya que su saludo repetido no es un simple deseo sino un regalo concedido, y ayuda para la misión que tendrán que realizar.
La aparición del Resucitado les concede el Espíritu junto con el perdón universal e incondicionado de los pecados.
Tomás representa la incapacidad de los primeros discípulos para aceptar el hecho de la resurrección de Jesús, y aunque Jesús le conceda lo que pedía para creer, en su respuesta no hay concesión alguna: "Dichosos los que creen…" Puede parecer paradójico que sea el único de entre los Doce que duda, aquél que mejor expresa la fe cristiana;  y así en la boca del mayor incrédulo se da la mejor confesión de fe cristiana. Tomás es el último creyente (Natanael, los samaritanos, los galileos, Pedro, el ciego, Marta) y, en cierto sentido el modelo de todo creyente; al proclamar al Resucitado
 
Meditación (Meditatio): saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad.
Encerrados estaban los primeros discípulos en sus miedos y en sus casas, aunque Jesús ya había resucitado. Tuvo Jesús que presentárseles lleno de vida e imponerles una tarea: les envió al mundo con su Espíritu como viático y el perdón de los pecados como quehacer.
Jesús les inspiró su aliento y creo en ellos nuevas posibilidades, de hombres miedosos e incapaces, a ser unos testigos de la resurrección. Por aceptar la misión de perdonar al mundo al que antes tanto temían, obtuvieron en propiedad el Espíritu de Jesús Resucitado: !Resucitaron también ellos aquel día para perdonar ¡
Cristo vive, ¡ha resucitado! Y es que no se puede seguir viviendo como si estuviera aún muerto; no hay derecho a callárselo y vivir encerrado en los temores y es que silenciando la experiencia, el creyente condena al anonimato a Jesús.
Saber que Jesús está vivo para siempre, es la mayor alegría para quien lo creía ausente y muerto; y el mundo que nos rodea debe saber que ni nos da miedo ni es capaz de robarnos la alegría que encontramos al saber que vive nuestro Salvador. Quienes de ello estamos ciertos, no nos desalentamos por la hostilidad del ambiente, el discípulo cuenta con el Espíritu del Resucitado. Es lo que afirma el evangelista: Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
 
 
Oración (Oratio): desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios.
Ven, Señor, quédate con nosotros aunque encuentres cerradas las puertas de nuestro corazón por temor y por miedo. Tu saludo de paz es consuelo que derriba nuestros miedos y es un don que nos abre el camino para vivir llenos de esperanza en la vida. Fortalece nuestra frágil esperanza y enséñanos a percibir en tus heridas de amor los signos de tu gloriosa resurrección. Como Tomás un día, con frecuencia también nosotros somos incrédulos, necesitados de tocar y de ver para poder creer y poder confiar. Así somos las gentes de hoy. Haz que iluminados con tu Espíritu, podamos ser incluidos entre los bienaventurados que, sin haber visto, han creído…
Deja, Señor Jesús, que entre tus manos crucificadas, ponga estas manos maltrechas de mi oficio de persona, joven o niño.
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a mejorar tu vida y toma algún buen propósito para lo ofrezcas a Dios durante este tiempo de Pascua.
 
Gracias Señor, Misericordioso y Amor, porque en esta Pascua das a la Iglesia y al mundo, el regalo de nuevos santos, un nuevo modelo de vida, el Papa Juan Pablo II, y el Papa Juan XXIII.                                                                                                   
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

jueves, 17 de abril de 2014

lectio Pascua 2014

Para entender el Evangelio,
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, A
 
La reflexión sobre la liturgia de este Domingo, el primero de los Domingos, la Fiesta por excelencia, supone la comprensión y la vivencia de la semana santa y sobretodo del Triduo Pascual.
Por eso captar la riqueza de la Fiesta de las Fiestas, no basta "ir a Misa" en el Domingo de Pascua; es necesario haber vivido el "Triduo Pascual": quiere decir, contemplar el Señor Crucificado a partir de la celebración de la Pasión y de la Cruz en el Viernes Santo, contemplar el Señor Sepultado en el Sábado Santo, y la expectativa y espera de la Resurrección del Señor a través de la Vigilia pascual en la noche más santa de todas las noches, donde renovamos las promesas de nuestra dignidad de hijos de Dios. Y contemplar el Señor Resucitado en la Misa festiva del Domingo, "en el día que hizo el Señor", continuamos a vivir la alegría de la Iglesia al recordar y celebrar el Triunfo de Cristo Resucitado.
 
Texto del Evangelio de San Juan 20, 1-9
 
En este relato nos presenta los siguientes personajes: María Magdalena, Simón Pedro y el otro discípulo: Juan. María Magdalena fue al sepulcro el primer día después del sábado, estando todavía oscuro y al ver removida la piedra, echó a correr y fue a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, y les dijo: "se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo habrán puesto". Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Corrieron, pero el otro discípulo llegó primero, vio y no entró (dejaba así la preeminencia a Pedro). Después llegó Simón Pedro, contempló los lienzos y el sudario. Entró después el otro discípulo que vio y creyó, que Jesús debía resucitar de entre los muertos. Es importante "ver" y creer.
 
Este relato nos presenta lo que sucedía en el corazón de María Magdalena, Simón Pedro y en el otro discípulo: Juan. Solamente después de haber visto el sepulcro vacío y los lienzos y el sudario comenzaron a entender las escrituras "según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos". Buscaban un cadáver María, Pedro y Juan, y al ver los lienzos, el sudario y el sepulcro vacío comprendieron que Jesús ya no era el muerto de los días anteriores; el Señor se les irá apareciendo, a los discípulos, vivo en diferentes ocasiones (11) para ayudarles a creer y entender que había Resucitado. Fue a partir de aquel día, después del sábado, que es llamado el Día del Señor, Domingo, porque el Cristo está resucitado, está presente, Vivo.
 
Señor Jesús, desde tu resurrección el primer día de la semana es tu día: el Día del Señor. Ahora creo en el testimonio de quienes vieron el sepulcro vacío y de quienes te vieron luego de tu resurrección. Igual que ellos corro para encontrar el sentido pleno de una tumba vacía porque el que yacía en ella ya no esta muerto. ¡Está Vivo!
Gracias, porque nos amas, y porque con tu Cruz y Resurrección nos has salvado, Señor..
 
Contemplación (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria
personal, familiar, social, laboral, escolar…)
 
Saludos y Bendiciones. Feliz Pascua de Resurrección, la Fiesta de las Fiestas.
 
La Paz con ustedes.

viernes, 11 de abril de 2014

dos artículos

Espero sean útiles
Santa Pascua
Nacho, SDB
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 9 de abril de 2014

lectio Semana Santa 2014

Lectura Orante de la Palabra de Dios: Semana Santa.
Hermanas y Hermanos, queridos jóvenes, adolescentes y niños.
Mi saludos y que estén muy bien de salud y de todo.
Ya hemos llegado a la Semana Santa y a la Pascua. En este momento quisiera entretenerme con Uds., sobre algo esencial para vivir lo más grande de nuestra fe: la Pascua de la Resurrección del Señor. La Palabra de Dios es tan rica en esta Semana y en la Pascua que tan solo les invito a que Uds. mismos vayan haciendo esa lectura orante (lectio divina) con esos textos.
La Semana Santa:
Tenemos que saber cómo vivir las diferentes etapas de la Semana Santa. Y es que nos acercamos a un misterio, un "evento único e irrepetible", respecto al cual "el Señor espera cierta respuesta de nosotros".
El Domingo de Ramos marcó el inicio del período litúrgico en el que la Iglesia invita a los creyentes a reflexionar sobre los misterios centrales de la fe.
Tenemos que vivirlas "con espíritu de fe, adoración y amor hacia Jesús, que dio su vida por nosotros". Con espíritu de acción de gracias a Dios Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, porque Jesús Redentor es la manifestación de la Misericordia de Dios que no ha dejado a la humanidad en el estado de caída original, sino que nos ha enviado al Salvador".
 
El Triduo Pascual, Pasión, Muerte y Resurrección el Señor, constituye el centro del Año Litúrgico.
 
La Pascua del Señor, comprende el Viernes Santo 'Cristo Muerto', Sábado Santo 'Cristo Sepultado', y Domingo de Resurrección 'Cristo Resucitado'. Pascua es el paso de la Muerte a la Vida del Señor Jesús. Quien no entiende la importancia del misterio Pascual, en el sentido de que su celebración es el punto culminante de la obra de nuestra redención, a través del sufrimiento, la muerte y la resurrección de Jesús, quien no ve esto, no comprende en qué consiste la fe cristiana. Ciertamente no pretendemos entender del todo el misterio, pero el Señor espera de nosotros cierta respuesta a este evento único e irrepetible. Algunas sugerencias: lo primero que hay que hacer: es participar en las celebraciones de Semana Santa y en el Triduo de la Pascua, llegar a buena hora a la iglesia, tener un misal en el que leer y seguir adecuadamente todas las lecturas, reflexionar, orar y creer en la gracia de Dios que obra en nosotros. Es oportuno estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica para comprender bien todo lo que celebramos. Mucho de esto depende de los papás que enseñan a sus hijos a vivir estas celebraciones.
 
Deseando para todos Uds. y sus Familias que la Semana Santa sea al mismo tiempo un tiempo de fe, y sea descanso en sus trabajos; pero sobre todo que vivamos como Iglesia nuestra fe en el lugar donde andemos, ya sea de vacaciones o en nuestras parroquias. Una Santa Pascua del Señor. Nacho, SDB.
 
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

jueves, 3 de abril de 2014

lectio 5 DCuaresm A

5 Domingo de Cuaresma, A.
Lectura Orante de la Palabra de Dios, del texto de San Juan 11, 1-45
(busca en tu Biblia)
 
Lectura (Lectio): lee atentamente el texto cuantas veces sea necesario hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central.
El texto nos presenta estos personajes: Jesús, sus discípulos, Marta, María, Lázaro y los judíos que creen. El Lugar: Jesús se encuentra en el Jordán, y después va hacia Judea; a Betania que está a 2 km. de Jerusalén. La estructura del texto: nos presenta a Jesús que está con sus discípulos; donde le avisan del muerte de Lázaro; pero, permanece más dos días, y después va hacia Lázaro, en Betania, aún con riesgo de la vida. Delante de Marta la invita a creer en El y delante de María y de los que la acompañaban, se conmueve y llora; finalmente, ya en el del sepulcro ora al Padre. Entonces, llama al muerto: "Lázaro sal de allí". Termina el relato diciendo que muchos de los judíos creyeron el Él, al contemplar la resurrección de Lázaro. El Evangelio de San Juan nos presenta uno de los últimos signos que Jesús realiza, y el más grande. La resurrección de Lázaro es también el que desencadena la persecución de Jesús y anuncia su propia resurrección. El evangelista ha sabido crear un relato realista y, al mismo tiempo, simbólico. Es uno de los siete signos que nos habla el evangelio de San Juan.  Que son manifestaciones de Jesús como Mesías, que se realizan plenamente en la hora de Jesús, en la hora del Padre. Irónicamente, los signos que narra Juan para despertar la fe, son también las causas del rechazo y la condenación de Jesús.
Jesús se presenta a sí mismo en el evangelio de Juan con el mismo nombre de JHWH: "YO SOY" (Ex 3,14). Como Yavé, Jesús es el Dios con nosotros: "Yo soy la resurrección y la vida" (11,25).
 
Meditación (Meditatio): saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad.
Nos invita a meditar, en este relato, que todos los personajes son gente que seguían a Jesús y decididos por estar con Él. Jesús a cada uno lo invita a creer en Él y todos terminan creyendo en Él: los discípulos, Marta, María y todos los judíos. Otro tema de meditación: cuando los invita a creer que Él es la "Resurrección y la Vida"; y nos hace notar que todo aquel que es amigo de Jesús, no puede quedar en la muerte, sino que les da la Vida. Otro tema también, nos presenta a Jesús rico de sentimientos: decidido en ir con Lázaro aunque esto sea en peligro de su vida; valoriza la amistad, llora por el amigo y tiene una actitud filial hacia su Padre Dios. El relato de la resurrección de Lázaro nos vuelve a recordar uno de los rasgos más sorprendentes de Dios: en Jesús, Dios se nos ha hecho cercano, tan sensible a nuestro dolor como para sufrirlo con nosotros, tan próximo a nuestra necesidad que aproxima la salvación a quien se acerca.
Tenemos un Dios capaz de tener amigos. Es lo primero que nos indica el evangelio: las hermanas de Lázaro mandaron buscar a Jesús con el recado de que su amigo estaba enfermo; sintió afecto por personas concretas y se dejó querer por ellas; no fue insensible al dolor de sus amigos; mantuvo amistades profundas y se puso a disposición de cuantos deseaban su compañía.
La amistad con Jesús no fue ningún privilegio; contar a Jesús entre sus amigos no dispensó enfermedad ni muerte. Con todo, no dudaron del amigo y supieron acudir a Jesús.
Antes de mostrarse como Dios, capaz de devolver a la vida al amigo, se dejó ver como hombre, incapaz de contener las lágrimas ante el cadáver del amigo.
Un Dios tan divino y tan humano, que llora ante una tumba, ¿no merecerá mayor atención y cuidados de nuestra parte?. Merece nuestra vida de amistad y nuestra hospitalidad por siempre. ¿Cómo es posible, entonces, que sigamos arriesgando su amistad, por otras; y peor aún, sólo por cosas?
 
Oración (Oratio): desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios.
"Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre". Señor, nos invitas a creer en Ti, nos invitas a reconocerte como Señor de la Vida. Así lo dijiste y afirmaste con tu vida y con prodigios y señales. Tu Palabra, nos hace ver y, me invita a creer, como creyeron tus discípulos: Marta, María y muchos de los que había ido con ellos. El mismo Lázaro te experimentó como Señor. Tus amigos, a los que querías tanto, te experimentaron como Señor de la Vida. Concédenos proclamar como Marta: "Sí, creo, creo firmemente que Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios".
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a cambiar tu vida.
Sigue acompañando a Jesús en su camino para entregar su vida por nosotros. Vive el triduo del Señor Crucificado, Sepultado y Resucitado; la Pascua Cristiana. Debemos dar gracias al Señor por mostrársenos de esta manera. Con mayor confianza seamos miembros de la Iglesia, siguiendo a Jesús, en este tiempo en el que nos preparamos, por medio de la Cuaresma, a renovar nuestra vida cristiana en la Pascua.
 
 
 
 
La Paz con ustedes.