jueves, 26 de noviembre de 2015

I domingo Adviento, C

29 noviembre de 2015

[versión en PDF disponible hasta el 06.12.2015]

1er Lectura: Jr 33, 14-16
2a Lectura:  1 Tes 3, 12-4, 2
Salmo: Salmo 24, 4bc-5ab.8-9.10.14
A ti, Señor, levanto mi alma

Evangelio: Lc 21, 25-28.34-36
25Habrá signos en el sol, en la luna y en las estrellas y sobre la tierra  angustia de los pueblos , en  perplejidad del rugido del mar y de las olas, 26desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de lo que viene sobre el mundo, pues las potencias de los cielos serán sacudidas.      27Y entonces verán al hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria. 28Cuando comiencen a suceder estas cosas, álcense y levanten sus cabezas porque se acerca su liberación. [...]
34 Atiendan a ustedes mismos para que no se haga pesante su corazón en borrachera y bebedera y por las ansiedades de la vida, y  venga sobre ustedes de improviso aquel día 35como una red, pues vendrá sobre todos los que residen sobre la faz de toda la tierra. 36Velen, pues, en todo tiempo, pidiendo para que sean fortalecidos para escapar de todas estas cosas que están por suceder y estar de pie delante del hijo del hombre.
¡Gloria a ti, Señor, Jesús!

LECTIO Busca leyendo…
De frente otra versión apocalíptica de la venida del Hijo del hombre, el evangelio de Lc a diferencia de Mc, acentúa más lo improviso del día que el desconocimiento de la hora precisa. Una diferencia sutil, pero que remarca la responsabilidad de estar vigilantes. También a diferencia de Mc, Lc no propone los signos después de una gran tribulación, sino que los mismos signos causan ansiedad en los pueblos, y añade los signos del mar y de las olas. Aparece una doble postura ante los signos que aparecen: los hombres de las naciones desmayan, mientras se pide a los destinatarios del mensaje que se alcen. Para poder mantenerse en pie, se pedirá estar atentos, mantener ligero el corazón – sin cargas de "desorden" como el alcohol, pero también de las cosas "ordinarias" de la vida – y a través de pedir, de orar.  No obstante lo que se anuncia es la liberación, el creyente debe de responder con esa actitud de mantenerse firme.
Se puede intuir una sutil diferencia entre los destinatarios del mensaje y el resto de los hombres de todos los pueblos, de todos los residentes de toda la tierra, pero si leemos atentamente, también los destinatarios del mensaje, los creyentes, están insertos en la misma angustia de todos sus coetáneos. La diferencia entre unos y otros se obtiene por la propia vigilancia, remarcada con ese reflexivo: pongan atención a ustedes mismos,
La finalidad es estar de pie ante el Hijo del hombre. La postura de pie, delante de alguien que viene con tan gran poder, es la postura de dignidad delante de aquel que es por mucho superior a él.  Mantenerse en pie, escapar de las ansiedades y tribulaciones, es una lucha continua, pero que se hace de cara a Él.
La versión que escucharemos en la liturgia, no contiene los vv. 29-33 que corresponden al ejemplo de la higuera, en la cual se anuncia la cercanía del verano al contemplar sus brotes.

MEDITATIO … y encontrarás meditando...
Cuidar (preparar) de nosotros mismos.
Las contrariedades que continuamente vemos como signos aterradores en nuestro tiempo nos revelan la necesidad que tenemos de mantenernos en pie, con nuestra fe, en medio de un mundo que desfallece ante los horrores de la corrupción, la violencia, el terrorismo, las políticas no sólo injustas sino inhumanas de mercado, etc. El desfallecer, el perder toda esperanza, hacen que no veamos al Señor delante de nosotros, como juez, pero también como ayuda para nuestro camino.
Es interesante ver que se habla de un corazón ligero, no pesado. Un corazón pesado se asemeja a un corazón de roca, insensible; es un corazón que se le dificulta vivir y sentir, porque se "emborracha" o se "agobia con lo ordinario". El alcohol no es la única cosa que hace pesado el corazón, tantas evasiones de la vida con que tratamos de acallar nuestra ansiedad: compras, drogas, viajes, fiestas. Todo ello podría estar en función nuestra, pero cuando estas cosas se adueñan del corazón, no permiten ver los signos delante de nosotros, mucho menos al Señor que está delante como salvador. El otro, el agobio de las cosas ordinarias, una vida monótona, desencantada, más preocupada de sobrevivir que de dar sentido a la vida; también ésta nos aleja del apreciar los signos y la salvación que parecen tan lejanas. Cuando vivimos así, nos caerá el fin sin darnos cuenta, impreparados, y vacíos. 
No estamos ajenos al drama de los demás seres humanos. Vemos tanta desgracia, mas comúnmente la sentimos lejana, hasta que no la vivimos en carne propia podemos comprender su gravedad. Estar preparados es cuidar de nosotros mismos, estar atentos a los movimientos de nuestros propios corazones, abrirlos a la esperanza y a la lucha por mantenernos en pie – ayudando a otros a hacerlo – para poder huir de la ansiedad y de todas estas cosas. Pero para ello, es necesario alzar la cabeza, ver delante de quién estamos. La salvación, el Hijo del hombre, nos espera delante, para guiar nuestros pasos. Poner atención es revisar y evaluar continuamente nuestro proyecto de Vida, para redirigirlo cada vez al Señor.

ORATIO … llama orando...
Ante un mundo fragmentado y sin esperanzas,
Señor, mantén mi corazón entero y vigilante en el temor de tu nombre;
ante un mundo embriagado en el éxito individual,
mantén mi corazón ligero para amar, para servir, para perdonar;
ante un mundo temeroso de sus propios horrores y autodestrucción,
mantén mi corazón capaz de mantenerse en pie para mostrar la belleza tu Rostro.
Que no desfallezca en mostrar a mis hermanos la gran dignidad del ser humano,
porque Tú, siendo Dios, quisiste ser Hijo del hombre.
 Amén.

CONTEMPLATIO … y se te abrirá por la contemplación!
¿Qué sentimientos y pensamientos rondan mi cabeza ante los signos de nuestro tiempo? ¿Cómo manejo la ansiedad que nos traen: evado, asumo con agobio, les veo con esperanza? ¿Cómo hago concreta y operante mi esperanza?
¿Qué cosas hacen pesado mi corazón y no me dejan ponerme en pie delante del Señor que está delante de mí?
¿Dedico tiempo a la oración y me preparo para juzgar desde mi fe las situaciones? ¿Qué podrá cambiar el mundo si algo cambia en mí?


sábado, 21 de noviembre de 2015

Jesucristo, rey del universo, B


22 noviembre 2015

versión en PDF [disponible hasta 29.11.2015)

1er Lectura: Dn 7, 13-14
2a Lectura: Ap 1, 5-8
Salmo: 92, 1ab.1c-2.5 El Señor reina, vestido de majestad.
Evangelio: Jn 18, 33b-37

33Pilato llamó a Jesús y le dijo: "¿Eres tú el rey de los judíos?" 34Jesús le respondió: "¿Por ti mismo dices esto, u otros te han hablado sobre mí?" 35Respondió Pilato: "¿Acaso soy yo judío?, tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí, ¿qué has hecho?" 36Jesús respondió: "El reino mío no es de este mundo. Si de este mundo fuera el reino mío, mis súbditos habrían luchado para que no fuese entregado a los judíos. Ahora pues, el reino mío no es de aquí." 37Le dijo entonces Pilato: "Así que, ¿tú eres rey?" Jesús respondió: "Tú dices que soy rey. Yo para esto he sido generado y para esto he venido al mundo, para que yo dé testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz." [38Pilato le dijo: "¿Qué es la verdad?"]
¡Gloria a ti, Señor, Jesús!

LECTIO Busca leyendo…
El encuentro entre Jesús y Pilato gira en torno a la pregunta: "¿Eres rey?" Repetida  dos veces y cuya afirmación es evadida por Jesús. En la primer respuesta Jesús hace otra pregunta sobre la fuente de este título en labios del procurador romano. Jesús ha sido llamado rey en varios momentos  (Mt 2, 2; Jn 1, 49; Lc 19, 38), algunos movidos por rumores, otros movidos por la fe. Pilato responde con otra pregunta: "¿Acaso soy yo judío?", se declara excluido del pueblo elegido, su ignorancia sobre las promesas a Israel lo sitúan como antípoda de Natanael, un verdadero israelita (Jn 1, 49). Pilato no se mueve por la fe, sino por las presiones políticas del pueblo y las autoridades religiosas.
Ante la ignorancia de Pilato, Jesús explica que su reino no proviene de este mundo. Jesús al hablar de su relación con este reino usa una aposición (el reino [el] mío), en vez de un simple adjetivo posesivo (mi reino); no afirma su dominio sobre el reino, lo cualifica con su propia persona; entre todos los reinos, este reino se identifica con Jesús. No nos encontramos ante un rey como los de los hombres que son criticados por Jesús (Lc 22, 25), tal vez por ello evade el ser llamado "rey", y prefiere declararse testigo de la verdad. 
El título de "rey" en Israel evoca la crisis religiosa e el paso de los jueces a la monarquía (1 Sm 8, 7); el rey originario sólo es Dios, al punto que en las formas de oración él es llamado "rey del universo". Así, el que Jesús sea llamado rey no sólo connota un elemento político, sino también religioso. De ahí el escándalo ante el título escrito sobre la cruz de Jesús (Jn 19, 19-22) y el doblez de las autoridades religiosas judías que declaran no tener otro rey que el césar (Jn 19, 15).
Jesús menciona que si su reino fuera de este mundo sus súbditos lucharían a muerte por él para que no cayera él en manos de los judíos, no se trata de una impotencia suya en este mundo, sino una diferencia de criterios.
Al presentarse como testigo de la verdad, lo hace evocando a su origen y a su venida a este mundo; esto nos lanza al prólogo del cuarto evangelio (Jn 1, 1-18). En esto vemos un contraste, Jesús que es la luz, aquí es presentado casi a la par de Juan: testigo. Pero al mismo tiempo Jesús usa el mismo signo del Buen Pastor, de quien se conoce la voz (Jn 10, 14-16). En el AT encontramos que Dios es llamado el Pastor de Israel, y que el prototipo de rey – David – era también un pastor. En la lectura litúrgica se omite el v. 38. La última pregunta de Pilato que queda sin respuesta: "¿Qué es la verdad?" El Evangelio nos dice que la Verdad no es una idea, sino que tiene un rostro; y que ésta no se posee, sino que implica una relación: Jesús (Jn 1, 9; 14, 6; 17,17ss; 20, 35).

MEDITATIO … y encontrarás meditando...
Un reino diferente: vivir en la Verdad.
El título de rey, según los criterios del mundo evoca dominio absoluto. La palabra "monarca" que usamos como sinónimo nos expresa "un único principio de orden", de aquí podemos entenderlo como tiranía política, o si lo ponemos en el plano de la existencia como el principio en torno al cual todo tiene inicio, todo está ordenado. Vemos en el diálogo entre Jesús y Pilato una diferencia entre ambas comprensiones. Jesús es "rey" en la segunda acepción de monarca: él es la Verdad. Mientras que los reyes del mundo dominan, él ofrece la libertad (Jn 8, 32), la vida (Jn 1, 4; 14, 6), la santificación (Jn 1, 12;  17, 19). Por tanto el Reino de Cristo no se impone a la fuerza de ejércitos, sino que se testimonia con la Verdad. 
El mundo, nosotros mismos, seguimos preguntando como Pilato: "¿Qué es la Verdad?" En la manera en que seamos como Nicodemo – sin ningún doblez, como ha dicho Papa Francisco: "pecadores sí, corruptos no"*– podremos reconocer a Jesús: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel". Nuestra Iglesia vive una época de mártires, de testigos de la Verdad (Ap 6, 9-11; 7, 9ss.); el triunfo de Cristo (Ap 19, 11-16) está presente en cada uno de ellos; que así venza él en nuestro corazones, que podamos vivir en la libertad de los hijos de Dios. 

ORATIO … llama orando...
"Reine Jesús por siempre, reine su corazón."
Dios, Padre bueno, que en la etapa final de la historia, 
enviaste a tu Hijo como testigo de tu Verdad en medio nuestro, 
para redimirnos del pecado y de la muerte, 
y derramaste el Espíritu, para hacer de nosotros, 
llamados de entre todas las naciones un solo pueblo nuevo, 
haz que tengamos como meta, tu reino, 
como estado, la libertad de tus hijos, 
como ley, el precepto del amor. 
Que seamos capaces de rechazar cuanto desdiga del nombre de cristianos, 
siendo dignos de nuestros hermanos y hermanas mártires de le fe y la caridad. 
¡Que viva Cristo Rey!
 
Amén.

CONTEMPLATIO … y se te abrirá por la contemplación!
     ¿Qué sentimientos suscita en mí ver un "rey frágil" apresado? ¿Me siento de verdad parte del pueblo de Dios, de su Reino? 
     ¿Qué cosas veo en el mundo y en mi manera de vivir que no son concordes con la Verdad?
     ¿A qué cosas he de renunciar para acoger el Reino como experiencia de libertad? ¿Cómo escuchar la voz de Jesús y reconocerle como "principio ordenador" de todos los ámbitos de mi existencia (humana, espiritual, socialmente)?

miércoles, 11 de noviembre de 2015

XXXIII Domingo Ordinario, B

15 noviembre 2015

Versión en PDF (disponible hasta el 19.11.2015)

1er Lectura: Dn 12, 1-3
2a Lectura: Hb 9, 24-28
Salmo: 145, 7.8-9a.9bc-10. Alaba, alma mía al Señor
Evangelio: Mc 12, 38-44

24Mas en aquellos días después de aquella tribulación, el sol será oscurecido y la luna no dará su brillo y 25las estrellas serán precipitadas desde el cielo y las potencias en los cielos serán sacudidas. Entonces 26se verá al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. 27Y entonces enviará a los ángeles a reunir a sus elegidos desde los cuatro puntos desde el extremo de la tierra  hasta el extremo del cielo.
     28Aprendan de la parábola de la higuera, cuando su rama se hace ya tierna y broten las hojas, conocen que el verano está cerca. 29De esta manera, ustedes, cuando vean que estén sucediendo estas cosas, conocerán que está cerca a las puertas. 30En verdad les dijo que no pasará esta generación antes que todo esto suceda. 31El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
     31Nadie conoce acerca de aquel día y hora, ni los ángeles en el cielo ni el hijo, si no el Padre.
¡Gloria a ti, Señor, Jesús!

LECTIO Busca leyendo…
El discurso de Jesús asume un tipo de narración apocalíptica – tantas veces confundido con un estilo críptico o fatalista – que no pretende detallar una sucesión de hechos, sino a través de figuraciones dar una mensaje profundo de la soberanía divina.
Primero se enuncia una tribulación – un momento de crisis profunda para la comunidad – que podría identificarse históricamente con la persecución a manos del imperio, pero queda abierta a las posteriores hasta las hoy actuales persecuciones, La tribulación no es cualquier peligro o situación difícil, sino aquella que produce una gran angustia, que después de ella no se puede ver claro el futuro, porque se piensa que este no existirá. Simplemente, hablar de un después de la tribulación es un signo de algo más grande que esa situación que va más allá de nuestras propias fuerzas. Es una tribulación y un día inciertos, señalados como "aquella, aquellos". 
     Los signos apocalípticos están restringidos al ámbito celeste: el sol y la luna se vuelven tiniebla. Este signo que nos evoca la noche y el fin, también es el mismo signo del origen, antes de la creación; aún en ella, está presente Dios. 
     Las estrellas que caen y las potestades – fuerzas que designan los ejércitos: podrían tratarse de otros astros, ángeles, etc. – que  se sacuden nos muestran que esta tribulación no es sólo una realidad humana, sino cósmica, y la realidad natural y sobrenatural, también son afectadas, no son indiferentes al sufrimiento del hombre. 
     Estos signos no tienen más función que una introducción para el momento central: la venida del Hijo del Hombre. El evangelista retoma una visión de Daniel, que ha sido objeto de variadas interpretaciones, la lectura cristiana ha visto en este una figuración de Cristo. En el NT el título es usado sólo por Jesús para designarse a sí mismo. Entendido como título mesiánico liga a Jesús con la humanidad, un concepto más amplio que "Hijo de David" que hacer referencia a Israel.  Su venida, sobre las nube con gloria y poder lo revelan como el juez mesiánico universal. 
     El ejemplo de la higuera hace ver los signos con la simplicidad de los ciclos anuales, de vida y renovación. Los signos vistos preparan a reconocer la inminencia de lo que vendrá. Sin embargo, la hora y el día exactos no son conocidos, sino sólo por el Padre. Aparece de nuevo el Hijo, él como signo y actor queda también en esta tensión de expectación. Los referentes temporales: ver los signos de inminencia y el desconocimiento del día y la hora, enmarcan una declaración de Jesús, introducida por "en verdad les digo": la promesa que no pasará esta generación sin que sucedan estas cosas, pero que su palabra no pasará.  Frente a esta generación y esta promesa, el cielo y la tierra, sí pasarán. 

MEDITATIO … y encontrarás meditando...
Tantas veces creemos tener el control sobre nuestras vidas, nos sentimos seguros en la medida en que podemos dominar todas situaciones. Cuando los problemas de la vida – naturales o provocados por un mal ejercicio de la libertad humana – rompen esta situación de control, sufrimos. Cuando este control nos orilla a situaciones que nos ponen en el límite de nuestras fuerzas, sentimos que es el final. El futuro se ve oscuro, un callejón sin salida. Así como nosotros experimentamos esta aflicción en lo personal, también lo experimentamos como comunidad, y también lo experimenta la creación entera. Pero eso no es el final, le vemos así por nuestra incapacidad de ver más allá, porque el final sólo está en las manos de Dios. Después de la tribulación, del momento de crisis, se reestructura la vida y la existencia de una manera diversa; la figura del Hijo del Hombre nos recuerda que Cristo Jesús, Dios y Hombre verdadero, es el criterio para esta nueva configuración. Él congrega a sus elegidos, para que en él encuentren punto de unidad, ya no estaremos dispersos por el mundo, no se sufre en solitario, no se salva en solitario. Nuestra fe nos empuja a la esperanza, a reconocer que más allá de nuestra oscuridad está la vida en Dios, El signo que se compara con esta oscuridad – la higuera – es un signo de vida, de fruto, no de destrucción.
     Desde los primeros tiempos, hasta hoy, han existido milenaristas, que aguardan el fin de los tiempos, de una manera caótica. ¿Por qué tarda tanto en llegar ese día? San Pablo pensaba en su inminencia, Pedro dice que la espera es tiempo de misericordia para nuestra conversión. Lo que Jesús nos recuerda es que pasará este mundo, pero nuestra generación y sus palabras no pasarán. No se vive para lo que pasa, lo que pasa ayuda sólo a vivir. Nuestra generación permanecerá porque está marcada por la Palabra de Dios. El destino de la humanidad – en el cual la Palabra se hizo carne – va más allá de la tierra y del cielo: nuestro destino es Dios.

ORATIO … llama orando...
Oremos con el salmo 138: Señor, tú me sondeas y me conoces.
5Me estrechas por detrás y por delante, apoyas sobre mí tu palma. 6Tanto saber me sobrepasa, es sublime y no lo alcanzo.
     7 ¿Adónde me alejaré de tu aliento?, ¿adónde huiré de tu presencia? 8Si subiera al cielo, allí estás tú; si me acostara en el abismo, allí estás; 9si me remontara con las alas de la aurora para instalarme en el confín del mar, 10aun allí me guiaría tu izquierda y tu derecha me aferraría. 11Si dijera: Que me encubra la tiniebla y la luz se haga noche en torno a mí, 12ni la tiniebla es tenebrosa para ti, aun la noche es luminosa como el día: la tiniebla es como la luz del día.
      17¡Qué insondable me resultan tus pensamientos, oh Dios, qué incalculable su suma! 18Si los cuento, son más que granos de arena; y aunque terminara aún me quedarías tú. 
Amén.

CONTEMPLATIO … y se te abrirá por la contemplación!
     ¿Cuáles son mis tribulaciones? ¿Dónde pongo mi confianza, en quién? ¿Verdaderamente me abro a la venida del Señor, o aún gestiono mi vida según "mis tiempos y mis criterios"? ¿Qué lugar tiene la Palabra de Dios en mi vida? Al leer los signos de los tiempos que veo en las noticias, ¿me lleno de temor, o refuerzo mi esperanza? ¿Cómo hacer operante esta esperanza?

viernes, 6 de noviembre de 2015

32 domingo ordinario, B

8 de noviembre 2015

Versión en PDF (disponible hasta el 12.11.2015)
https://dl.dropboxusercontent.com/u/63327868/Scirpsi/2015_11_08_32ordB.pdf 

1er Lectura: 1 Re 17, 10-16
2a Lectura: Hb 9, 24-28
Salmo: 145, 7.8-9a.9bc-10. Alaba, alma mía al Señor

Evangelio: Mc 12, 38-44

38Y en su enseñanza decía: "Guárdense de los escribas que están deseando pasear en largas túnicas, los saludos en las plazas, 39los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes, 40los que devoran las casas de las viudas, a pretexto de largas oraciones. Éstos recibirán una condena abundante.
41Y sentándose en frente de la caja de las ofrendas, veía como la multitud echa dinero en la caja de ofrendas. Muchos ricos echaban mucho, 42pero venida una viuda pobra echó dos monedillas de cobre lo que es un cuadrante. 43Entonces, llamando a sus discípulos les dijo: "En verdad les digo que esta viuda pobre ha echado mucho más que todos los que echan a la caja de ofrendas. 44Pues todos de su abundancia echaban, mas esta de su pobreza echó todo lo que tenía, su completo sustento".
¡Gloria a ti, Señor, Jesús!

LECTIO  Busca leyendo…
Este pasare inicia con la "enseñanza" de Jesús, mostrándolo como un maestro. Esta palabra aparece pocas veces en los evangelios, siendo Marcos quien más la utiliza para mostrar la eminencia y poder del mensaje de Jesús (cf. Mc 1,22.27; 4,2; 11,18). En esta enseñanza no habla de alguna teoría, sino de una advertencia. 
     En el texto podemos encontrar dos escenas, una esta enseñanza, y otra la experiencia del cepo del templo, en ambos momentos aparecen verbos relacionados con el ver ("guárdense", "viendo").
     Son presentados dos grupos de poder, en la primer parte los escribas, en la segunda los ricos. Los primeros son acusados de ostentaciones vanales, tanto en el ámbito civil (plazas, banquetes) como en el religioso (sinagogas, largas oraciones). No se habla de su enseñanza, sino de su acción. Los ricos, no son acusados de hacer algo malo, pero son superados por la generosidad de una viuda en su promesa. Los dos grupos están marcados por la "abundancia", los escribas en la condena que recibirán, los ricos en la abundancia de la que dan una parte de limosna. 
     En ambas escenas aparece la figura de la viuda – un tipo importante en la Biblia para hablar de la misericordia, dada su situación de desamparo en una sociedad patriarcal – en la primera parte como víctimas teóricas de la avaricia de los escribas; en la segunda, con el gesto concreto de generosidad que desencadena la reflexión de Jesús. 
     Esta limosna al templo parece ser una ofrenda a mano alzada, más que una tasación determinada como el impuesto o el diezmo, dada la espontaneidad de los gestos representados. Podría tratarse de una ofrenda a mano alzada, destinada para la manutención del culto.
 
MEDITATIO … y encontrarás meditando...
Jesús, presentado como un maestro, no se trata de aquel que enseña desde una silla o con teorías rebuscadas, es el maestro que sabe ver, que reflexionando de la experiencia, llega a desenmascarar incluso las actitudes de aquellos que tienen por la mano la ley.  Con su capacidad de observación, no pasan desapercibidos los pequeños grandes gestos de amor como el de aquella viuda. Mas no sólo ve, comunica lo que ve, la enseñanza que de la experiencia puede ayudar a los discípulos a comprender, a ver con los ojos de Dios.
     De los escribas no se ataca su enseñanza – que por demás no podría ser suya, pues la palabra era intocable – sino sus actitudes, al ser ensalzados en medio de la comunidad civil y religiosa, se han puesto ellos mismos en el centro y no la palabra. En otro momento, Jesús invitará a hacer lo que ellos dicen, mas no imitar sus obras. ¡Cuántas veces podemos presumir de estar "cerca de Dios", pero tener nuestro corazón vacío de él! La condena para ellos será abundante, especialmente porque han atentado contra el patrimonio de las viudas, que quedando indefensas en vez de recibir ayuda se les quitaban sus bienes, esto es inadmisible en el pensamiento de Dios. 
     A los ricos no se les condena, pero se les evidencia como superados en la generosidad por la viuda. También ellos están marcados por la abundancia, mientras que la viuda por la completez de su don. La mujer da más que todos porque ha dado todo. No hay medida para la generosidad, porque no hay medida para el amor, que significa la donación total. La viuda que aparece en el relato evangélico, que bien podría ser objeto de caridad, se hace sujeto de ella, rompiendo la lógica de nuestra limosna – tantas veces asistencialista – que no logra ver más allá. Jesús logró descubrir que era todo su sustento, y aún así lo confía, se confía en el Señor. Recordamos ese lema usado por la Cáritas: "Nadie es tan pobre que no pueda dar, ni tan rico que no pueda recibir". 

ORATIO … llama orando...
Señor, tantas veces me siento satisfecho con lo que tengo, 
otras tantas deseoso de tener más.
Mas no es el mucho tener, ni el mucho carecer donde se encuentra la felicidad,
porque Tú amas sin condición.
Tantas veces me siento importante y centro de atención; 
otras tantas, marginado y menospreciado.
Pero no son los reflectores los que te hacen importante,
porque tú me observas, hasta en lo más pequeño que hago.
Por ello, que no me asuste el hacer poco, el rezar poco, el lograr poco,
y que ante esto no ceje en mi esfuerzo de hacerlo todo, y todo por amor,
porque tú no quieres "mucho", tú me quieres "todo". ¡Aquí estoy!
Amén.

CONTEMPLATIO … y se te abrirá por la contemplación!
     ¿Qué sentimientos nacen de mi encuentro con esta palabra, y con las situaciones entre las que hoy vivo mi fe? ¿Me siento una persona capaz de observar a fondo, o me dejo llevar por el qué dirán, o lo que dicen los medios de comunicación?
     ¿Cómo he usado mis bienes – tanto materiales como personales – en relación con Dios? ¿Baso mi confianza en él o más en mis propias capacidades y/o posición social?
     ¿Cómo viviré – concretamente con alguna acción sencilla – mi fe como donación? ¿Cómo escucharé la voz de Dios, observando las situaciones de mi vida y las necesidades de mis hermanos?