Evangelio de san Lucas 22, 14-23,56
LECTURA
En su narración de la pasión, Lucas da la impresión de buscar precisión histórica y evitar descripciones demasiado dramáticas. Tal vez con la intención de acomodarse mejor a la sensibilidad de sus lectores. Su relato más objetivo, está dominado por tres ideas: Jesús es presentado como el mártir inocente, cuya extrema obediencia a Dios hace ver el amor misericordioso que tiene a los hombres. No murió por lo que hizo, tuvo que morir porque tal era la voluntad de Dios.
El siervo fiel sufre porque Dios ama: su sacrificio personal en la cruz es la manifestación definitiva de la misericordia extrema de Dios.
El texto litúrgico de la pasión inicia con la narración de la institución eucarística seguido por el "discurso de despedida". Así, Lucas, pone en estrecha relación el relato de la institución de la Eucaristía (realizada durante la celebración de la cena pascual judía) con el relato de la pasión "Con ansia he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer".
Los cuatro evangelistas presentan la pasión de Jesús en tres actos: el primero narra lo sucedido en el huerto de Getsemaní; el segundo describe los dos procesos seguidos a Jesús (el proceso religioso delante del Sanedrín y el proceso civil ante Pilatos); y el tercero se refiere a la crucifixión y muerte de Jesús sobre el Calvario.
A) Lo sucedido en Getsemaní está concentrado en dos episodios: la oración de Jesús en su agonía y su arresto bajo Judas. El primero expresado en una oración intensa donde se revela el deseo de Jesús de moverse enteramente en el ámbito de la voluntad del Padre, no obstante la gravedad de los acontecimientos; y en donde la oración es el acto que cubre la entera existencia del creyente, ya que siempre será un tiempo de tentación y la oración teniendo un valor absoluto y válido para toda circunstancia, ya que para Jesús, el discípulo vive en el tiempo de la "tentación escatológica"; y el segundo mostrando la dignidad de Jesús, el dominio de sí mismo y de las situaciones.
B) El proceso religioso ante el Sanedrín: a diferencia de los otros evangelistas en
Lucas se da de mañana y tiene la finalidad de presentar ante los miembros del sanedrín las pruebas de la culpabilidad de Jesús para presentarlo ante el tribunal del procurador Romano, el único capaz de emitir sentencia. Jesús revela su identidad y se proclama Mesías e Hijo de Dios ante el Sanedrín.
B) El proceso civil ante Pilatos: Para Lucas, el proceso religioso termina ante Pilatos, quien es que dicta sentencia. Y así, Jesús viene acusado ante Pilatos, por las autoridades judías de amotinar al pueblo en contra de la autoridad romana impidiendo pagar el tributo al César. El procurador no ve las suficientes pruebas en el orden social y político y lo deja en manos de las autoridades judías. Para Lucas, Pilatos aparece como un testigo más de la inocencia de Jesús, a pesar de que después de la tercera ocasión de no encontrar las pruebas suficientes, dicta sentencia. La insistencia sobre la inocencia de Jesús, encuentra su más álgida expresión en la declaración del centurión romano inmediatamente después de la muerte de Jesús en la cruz cuando dice: "verdaderamente éste hombre era justo".
C) El relato de la crucifixión y muerte de Jesús. En él, Lucas presenta tres expresiones del Salvador originales con un interés y valor del todo particular.
1.- La palabra de perdón para los agresores y asesinos; pasa a ser, Jesús, norma y ejemplo viviente de cuanto había enseñado a sus discípulos. Además, el tema de la ignorancia de los hebreos sobre lo que hacían y refiriéndose a la crucifixión de Jesús; es un tema que Lucas resalta mucho en los discursos de los Hechos de los Apóstoles.
2.- La promesa del paraíso al ladrón arrepentido. No sólo le promete el paraíso al ladrón, sino que se lo asegura inmediatamente después de la muerte. En contra de la idea que existía en el judaísmo de que era necesario esperar el juicio final para resurgir de la muerte a recibir la recompensa por el bien obrado en la vida.
3.- La oración de Jesús agonizante. La oración de Jesús moribundo, no manifiesta solamente su abandono confiado al momento de la muerte, sino también su plena aceptación y conformarse al plano de salvación querido por el Padre; de tal forma que Jesús muere como el perfecto justo que se pone en las manos del Padre. Lucas, el evangelista de la oración, expresa que Jesús muere con la oración en los labios.
MEDITACIÓN
Ser conscientes de la tragedia que padeció Jesús muriendo en la cruz nos hace sentirnos queridos por Dios. Semejante muerte fue la prueba más dura que tuvo que soportar. Jesús, se confió plenamente en su Padre, se puso en sus manos, pero eso no le impidió el silencio de Dios que tuvo suponerle la prueba de la muerte. Y tuvo que morir gritando su abandono. De la oración desgarrada, casi blasfema, se pasa a expresar conformidad con la voluntad de Dios.
El Dios sordo al dolor de Jesús e insensible frente a la injusticia de su muerte da lugar al Padre obedecido sin resistencias. Este es el momento de la fidelidad suprema de Jesús. La obediencia a su Dios le cuesta la vida, afrontará su muerte sin renunciar a su Dios.
Caigo en la cuenta de que se puede intentar fidelidad a Dios que parece haberme abandonado, que merece la vida morir por quien, en apariencia sólo nos ha dejado.
Haberle hablado tantas veces puede dar lugar a su silencio mantenido. Quien sigue a su Señor día y noche puede acabar sus días sin un amigo a su lado y desencantado de su Dios. Con todo, bien sabemos que Dios no demora mucho su intervención en favor de los suyos. Con un retraso de, a lo sumo, tres días, se hace vivo de forma tan inesperada como imponente.
La muerte puede ser afrontada sin temor de perderse, cuando uno deja la vida por no abandonarle.
El siervo fiel sufre porque Dios ama; su sacrificio personal en la cruz es la manifestación definitiva de la misericordia extrema de Dios. Un Dios amante necesita de siervos dolientes. Hacer personal el camino de su Señor, el camino de la cruz, es empezar a ser discípulo fiel. Su adhesión pasa por la permanencia con él en la tentación y en la cruz. Quien no asume la cruz no se sabe amado por su Dios ni siente la eficacia de la cruz de Cristo.
ORACIÓN
Dios y Padre, Bueno:
Gracias por manifestarnos tu amor enviando a tu Hijo Jesús en medio de nosotros y porque ha sido tu voluntad salvarnos del poder del pecado y de la muerte.
Tu Palabra nos revela hasta donde ha llegado la grandeza de tu amor al considerar que era necesario entregar a tu Hijo por el camino de la cruz y por el momento de la muerte para así mostrarnos que nos quieres tanto como para redimirnos así, en esa forma del poder del dominio del pecado y de la muerte.
Gracias Padre, Bueno, porque así te ha parecido bien y porque en tu Hijo Jesús descubro una plena obediencia a tu santa Voluntad; ha sido el Hijo Obediente a lo que el Padre le pedía; ha sido el hombre de oración que en ella y en la intimidad del encuentro contigo llega a descubrir el "de donde viene" y el "para donde va" y le encuentra el sentido profundo a su muerte; es él quien ha asumido su muerte como salvadora de los hombres y en ningún momento se ha sentido llevado por los acontecimientos y limitado en su libertad; es Él, Jesús, quien me muestra que el único camino de realización de tu voluntad y el único modo de seguimiento para alcanzar la vida es el camino de la cruz y de la entrega decidida a la voluntad del Padre.
Señor, enséñame a rezar, a tener experiencia de Ti y a descubrir en la intimidad contigo y bajo la acción de tu Santo Espíritu, descubrir tu santa voluntad; descubrir para qué me quieres cuando he salido de tus manos y he sido objeto de todos tus favores, de tus cuidados y atenciones. Enséñame a aceptar en el fondo tu santa voluntad, a saber discernirla en medio de los acontecimientos y a saber orientar mi vida según tus criterios y los que Cristo me ha presentado.
Hoy descubro la grandeza de tu amor y tu infinita misericordia, tanto que empiezo a entender que el sufrimiento, el dolor y la muerte son manifestaciones de que Tú me amas y que sales victorioso y eres el rey de la Nueva Vida que vence el mal con la resurrección
Gracias, Señor, Jesús, porque con ansias has querido entrar en contacto con tus discípulos y manifestarles la grandeza de tu acción salvadora, ahí, en la intimidad de los que podrían entender el acto y en el momento más importante de la revelación a la comunidad, tendrían que entender y experimentar que el Padre así lo quería y que tu Cuerpo y tu Sangre pasaban a ser ahora los elementos de ofrenda al Padre y el alimento que satisface al discípulo hasta la vida eterna.
Gracias, Padre, Bueno por tu Hijo, gracias, por el perdón, por tu misericordia, gracias por la promesa del paraíso que nos haces a cada uno de los que contigo y sintiéndonos pecadores arrepentidos, vamos detrás de Ti tomando nuestra cruz hasta llegar al Calvario a la entrega de la propia vida. Gracias por revelarnos en la entrega de tu Hijo la máxima expresión de tu voluntad de Salvación para cada uno de nosotros los hombres y también la máxima oración de alabanza en los labios de Jesús para Ti.
CONTEMPLACIÓN
Me experimento agradecido por la forma en que Dios me ama, entregando a su Hijo a la muerte por mí. ¿Qué más gozo puedo experimentar cuando Dios ha dado lo mejor que tiene para que yo me salve?
Ser discípulo del Señor Jesús, es aprender a discernir la voluntad del Padre en la oración; descubrir que el único camino de crecimiento y seguimiento de ésa voluntad del Padre es seguir a Jesús por el camino de la cruz y de la entrega asumida de la propia vida en el cumplimiento de la misión que el Padre me pide. Así seré discípulos, misionero de Jesús en este Año de la Fe.
La Paz con ustedes.