sábado, 30 de marzo de 2013

lectio PASCUA DE RESURRECIÓN

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, C.
 
La reflexión sobre la liturgia de este Domingo, el primero de los Domingos, la Fiesta por excelencia, supone la comprensión y la vivencia de la semana santa y sobretodo del Triduo Pascual.
Por eso captar la riqueza de la Fiesta de las Fiestas, no basta "ir a Misa" en el Domingo de Pascua; es necesario haber vivido el "Triduo Pascual": quiere decir, contemplar el Señor Crucificado a partir de la celebración de la Pasión y de la Cruz en el Viernes Santo, contemplar el Señor Sepultado en el Sábado Santo, y la expectativa y espera de la Resurrección del Señor a través de la Vigilia pascual en la noche más santa de todas las noches, donde renovamos las promesas de nuestra dignidad de hijos de Dios. Y contemplar el Señor Resucitado en la Misa festiva del Domingo, "en el día que hizo el Señor", continuamos a vivir la alegría de la Iglesia al recordar y celebrar el Triunfo de Cristo Resucitado, Cristo Vivo.
 
Texto del Evangelio de San  Juan 20, 1-9 (Léelo serena y tranquilamente una o varias veces hasta desentrañar parte de su estructura, personajes y organización)
 
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
 
Lectura (Lectura de lo que dice el texto en si mismo para entenderlo mejor): En este relato nos presenta los siguientes personajes: María Magdalena, Simón Pedro y el otro discípulo: Juan. María Magdalena fue al sepulcro el primer día después del sábado, estando todavía oscuro y al ver removida la piedra, echó a correr y fue a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, y les dijo: "se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo habrán puesto". Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Corrieron, pero el otro discípulo llegó primero, vio y no entró (dejaba así la preeminencia a Pedro). Después llegó Simón Pedro, contempló los lienzos y el sudario. Entró después el otro discípulo que vio y creyó, que Jesús debía resucitar de entre los muertos. Es importante "ver" y creer.
 
Meditación (Reflexión personal y profundización sobre la palabra, lo que  a mí me dice ahora en mi familia, vida y circunstancias): Este relato nos presenta lo que sucedía en el corazón de María Magdalena, Simón Pedro y en el otro discípulo: Juan. Solamente después de haber visto el sepulcro vacío y los lienzos y el sudario comenzaron a entender las escrituras "según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos". Buscaban un cadáver María, Pedro y Juan, y al ver los lienzos, el sudario y el sepulcro vacío comprendieron que Jesús ya no era el muerto de los días anteriores; el Señor se les irá apareciendo, a los discípulos, vivo en diferentes ocasiones (11) para ayudarles a creer y entender que había Resucitado. Fue a partir de aquel día, después del sábado, que es llamado el Día del Señor, Domingo, porque el Cristo está resucitado, está presente, Vivo.
 
Oración (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que me habla en su evangelio. Le respondo): Señor Jesús, desde tu resurrección el primer día de la semana es tu día: el Día del Señor. Ahora creo en el testimonio de quienes vieron el sepulcro vacío y de quienes te vieron luego de tu resurrección. Igual que ellos corro para encontrar el sentido pleno de una tumba vacía porque el que yacía en ella ya no esta muerto. ¡Está Vivo! Gracias, Señor, porque con tu muerte y resurrección nos salvaste, porque nos amas.
 
Contemplación (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria personal, familiar, social, laboral, escolar…)
 
Saludos y Bendiciones. Feliz Pascua de Resurrección, la grande Fiesta de cincuenta días. En este Año de la Fe somos invitados a creer. Nacho, SDB.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La Paz con ustedes.


miércoles, 27 de marzo de 2013

lectio PASCUA DE RESURRECIÓN

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, C.
 
La reflexión sobre la liturgia de este Domingo, el primero de los Domingos, la Fiesta por excelencia, supone la comprensión y la vivencia de la semana santa y sobretodo del Triduo Pascual.
Por eso captar la riqueza de la Fiesta de las Fiestas, no basta "ir a Misa" en el Domingo de Pascua; es necesario haber vivido el "Triduo Pascual": quiere decir, contemplar el Señor Crucificado a partir de la celebración de la Pasión y de la Cruz en el Viernes Santo, contemplar el Señor Sepultado en el Sábado Santo, y la expectativa y espera de la Resurrección del Señor a través de la Vigilia pascual en la noche más santa de todas las noches, donde renovamos las promesas de nuestra dignidad de hijos de Dios. Y contemplar el Señor Resucitado en la Misa festiva del Domingo, "en el día que hizo el Señor", continuamos a vivir la alegría de la Iglesia al recordar y celebrar el Triunfo de Cristo Resucitado, Cristo Vivo.
 
Texto del Evangelio de San  Juan 20, 1-9 (Léelo serena y tranquilamente una o varias veces hasta desentrañar parte de su estructura, personajes y organización)
 
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
 
Lectura (Lectura de lo que dice el texto en si mismo para entenderlo mejor): En este relato nos presenta los siguientes personajes: María Magdalena, Simón Pedro y el otro discípulo: Juan. María Magdalena fue al sepulcro el primer día después del sábado, estando todavía oscuro y al ver removida la piedra, echó a correr y fue a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, y les dijo: "se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo habrán puesto". Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Corrieron, pero el otro discípulo llegó primero, vio y no entró (dejaba así la preeminencia a Pedro). Después llegó Simón Pedro, contempló los lienzos y el sudario. Entró después el otro discípulo que vio y creyó, que Jesús debía resucitar de entre los muertos. Es importante "ver" y creer.
 
Meditación (Reflexión personal y profundización sobre la palabra, lo que  a mí me dice ahora en mi familia, vida y circunstancias): Este relato nos presenta lo que sucedía en el corazón de María Magdalena, Simón Pedro y en el otro discípulo: Juan. Solamente después de haber visto el sepulcro vacío y los lienzos y el sudario comenzaron a entender las escrituras "según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos". Buscaban un cadáver María, Pedro y Juan, y al ver los lienzos, el sudario y el sepulcro vacío comprendieron que Jesús ya no era el muerto de los días anteriores; el Señor se les irá apareciendo, a los discípulos, vivo en diferentes ocasiones (11) para ayudarles a creer y entender que había Resucitado. Fue a partir de aquel día, después del sábado, que es llamado el Día del Señor, Domingo, porque el Cristo está resucitado, está presente, Vivo.
 
Oración (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que me habla en su evangelio. Le respondo): Señor Jesús, desde tu resurrección el primer día de la semana es tu día: el Día del Señor. Ahora creo en el testimonio de quienes vieron el sepulcro vacío y de quienes te vieron luego de tu resurrección. Igual que ellos corro para encontrar el sentido pleno de una tumba vacía porque el que yacía en ella ya no esta muerto. ¡Está Vivo! Gracias, Señor, porque con tu muerte y resurrección nos salvaste, porque nos amas.
 
Contemplación (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria personal, familiar, social, laboral, escolar…)
 
Saludos y Bendiciones. Feliz Pascua de Resurrección, la grande Fiesta de cincuenta días. En este Año de la Fe somos invitados a creer. Nacho, SDB.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

jueves, 21 de marzo de 2013

Rv: lectio DOMINGO DE RAMOS

Domingo de Ramos, C. 
Evangelio de san Lucas 22, 14-23,56
 
LECTURA
            En su narración de la pasión, Lucas da la impresión de buscar precisión histórica y evitar descripciones demasiado dramáticas. Tal vez con la intención de acomodarse mejor a la sensibilidad de sus lectores. Su relato más objetivo, está dominado por tres ideas: Jesús es presentado como el mártir inocente, cuya extrema obediencia a Dios hace ver el amor misericordioso que tiene a los hombres. No murió por lo que hizo, tuvo que morir porque tal era la voluntad de Dios.
            El siervo fiel sufre porque Dios ama: su sacrificio personal en la cruz es la manifestación definitiva de la misericordia extrema de Dios.
            El texto litúrgico de  la pasión inicia con la narración de la institución eucarística seguido por el "discurso de despedida". Así, Lucas, pone en estrecha relación el relato de la institución de la Eucaristía (realizada durante la celebración de la cena pascual judía) con el relato de la pasión "Con ansia he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer".
            Los cuatro evangelistas presentan la pasión de Jesús en tres actos: el primero narra lo sucedido en el huerto de Getsemaní; el segundo describe los dos procesos seguidos a Jesús (el proceso religioso delante del Sanedrín y el proceso civil ante Pilatos); y el tercero se refiere a la crucifixión y muerte de Jesús sobre el Calvario.
            A) Lo sucedido en Getsemaní está concentrado en dos episodios: la oración de Jesús en su agonía y su arresto bajo Judas. El primero expresado en una oración intensa donde se revela el deseo de Jesús de moverse enteramente en el ámbito de la voluntad del Padre, no obstante la gravedad de los acontecimientos; y en donde la oración es el acto que cubre la entera existencia del creyente, ya que siempre será un tiempo de tentación y la oración teniendo un valor absoluto y válido para toda circunstancia, ya que para Jesús, el discípulo vive en el tiempo de la "tentación escatológica"; y el segundo mostrando la dignidad de Jesús, el dominio de sí mismo y de las situaciones.
            B) El proceso religioso ante el Sanedrín: a diferencia de los otros evangelistas en
Lucas se da de mañana y tiene la finalidad de presentar ante los miembros del sanedrín las pruebas de la culpabilidad de Jesús para presentarlo ante el tribunal del procurador Romano, el único capaz de emitir sentencia. Jesús revela su identidad y se proclama Mesías e Hijo de Dios ante el Sanedrín.
            B) El proceso civil ante Pilatos: Para Lucas, el proceso religioso termina ante Pilatos, quien es que dicta sentencia. Y así, Jesús viene acusado ante Pilatos, por las autoridades judías de amotinar al pueblo en contra de la autoridad romana impidiendo pagar el tributo al César. El procurador no ve las suficientes pruebas en el orden social y político y lo deja en manos de las autoridades judías. Para Lucas, Pilatos aparece como un testigo más de la inocencia de Jesús, a pesar de que después de la tercera ocasión de no encontrar las pruebas suficientes, dicta sentencia. La insistencia sobre la inocencia de Jesús, encuentra su más álgida expresión en la declaración del centurión romano inmediatamente después de la muerte de Jesús en la cruz cuando dice: "verdaderamente éste hombre era justo".
            C) El relato de la crucifixión y muerte de Jesús. En él, Lucas presenta tres expresiones del Salvador originales con un interés y valor del todo particular.
1.- La palabra de perdón para los agresores y asesinos; pasa a ser, Jesús, norma y ejemplo viviente de cuanto había enseñado a sus discípulos.  Además, el tema de la ignorancia de los hebreos sobre lo que hacían y refiriéndose a la crucifixión de Jesús; es un tema que Lucas resalta mucho en los discursos de los Hechos de los Apóstoles.
2.- La promesa del paraíso al ladrón arrepentido. No sólo le promete el paraíso al ladrón, sino que se lo asegura inmediatamente después de la muerte. En contra de la idea que existía en el judaísmo de que era necesario esperar el juicio final para resurgir de la muerte  a recibir la recompensa por el bien obrado en la vida.
3.- La oración de Jesús agonizante. La oración de Jesús moribundo, no manifiesta solamente su abandono confiado al momento de la muerte, sino también su plena aceptación y conformarse al plano de salvación querido por el Padre; de tal forma que Jesús muere como el perfecto justo que se pone en las manos del Padre. Lucas, el evangelista de la oración, expresa que Jesús muere con la oración en los labios.
 
MEDITACIÓN
            Ser conscientes de la tragedia que padeció Jesús muriendo en la cruz nos hace sentirnos queridos por Dios. Semejante muerte fue la prueba más dura que tuvo que soportar. Jesús, se confió plenamente en su Padre, se puso en sus manos, pero eso no le impidió el silencio de Dios que tuvo suponerle la prueba de la muerte. Y tuvo que morir gritando su abandono. De la oración desgarrada, casi blasfema, se pasa a expresar conformidad con la voluntad de Dios.
            El Dios sordo al dolor de Jesús e insensible frente a la injusticia de su muerte da lugar al Padre obedecido sin resistencias. Este es el momento de la fidelidad suprema de Jesús. La obediencia a su Dios le cuesta la vida, afrontará su muerte sin renunciar a su Dios.
            Caigo en la cuenta de que se puede intentar fidelidad a Dios que parece haberme abandonado, que merece la vida morir por quien, en apariencia sólo nos ha dejado.
            Haberle hablado tantas veces puede dar lugar a su silencio mantenido. Quien sigue a su Señor día y noche puede acabar sus días sin un amigo a su lado y desencantado de su Dios. Con todo, bien sabemos que Dios no demora mucho su intervención en favor de los suyos. Con un retraso de, a lo sumo, tres días, se hace vivo de forma tan inesperada como imponente.
            La muerte puede ser afrontada sin temor de perderse, cuando uno deja la vida por no abandonarle.
            El siervo fiel sufre porque Dios ama; su  sacrificio personal en la cruz es la manifestación definitiva de la misericordia extrema de Dios. Un Dios amante necesita de siervos dolientes. Hacer personal el camino de su Señor, el camino de la cruz, es empezar a ser discípulo fiel. Su adhesión pasa por la permanencia con él en la tentación y en la cruz. Quien no asume la cruz no se sabe amado por su Dios ni siente la eficacia de la cruz de Cristo.
 
ORACIÓN
            Dios y Padre, Bueno:
            Gracias por manifestarnos tu amor enviando a tu Hijo Jesús en medio de nosotros y porque ha sido tu voluntad salvarnos del poder del pecado y de la muerte.
            Tu Palabra nos revela hasta donde ha llegado la grandeza de tu amor al considerar que era necesario entregar a tu Hijo por el camino de la cruz y por el momento de la muerte para así mostrarnos que nos quieres tanto como para redimirnos así, en esa forma del poder del dominio del pecado y de la muerte.
            Gracias Padre, Bueno, porque así te ha parecido bien y porque en tu Hijo Jesús descubro una plena obediencia a tu santa Voluntad; ha sido el Hijo Obediente a lo que el Padre le pedía; ha sido el hombre de oración que en ella y en la intimidad del encuentro contigo llega a descubrir el "de donde viene" y el "para donde va" y le encuentra el sentido profundo a su muerte; es él quien ha asumido su muerte como salvadora de los hombres y en ningún momento se ha sentido llevado por los acontecimientos y limitado en su libertad; es Él, Jesús, quien me muestra que el único camino de realización de tu voluntad y el único modo de seguimiento para alcanzar la vida es el camino de la cruz y de la entrega decidida a la voluntad del Padre.
            Señor, enséñame a rezar, a tener experiencia de Ti y a descubrir en la intimidad contigo y bajo la acción de tu Santo Espíritu, descubrir tu santa voluntad; descubrir para qué me quieres cuando he salido de tus manos y he sido objeto de todos tus favores, de tus cuidados y atenciones. Enséñame a aceptar en el fondo tu santa voluntad, a saber discernirla en medio de los acontecimientos y a saber orientar mi vida según tus criterios y los que Cristo me ha presentado.
            Hoy descubro la grandeza de tu amor y tu infinita misericordia, tanto que empiezo a entender que el sufrimiento, el dolor y la muerte son manifestaciones de que Tú me amas y que sales victorioso y eres el rey de la Nueva Vida que vence el mal con la resurrección
            Gracias, Señor, Jesús, porque con ansias has querido entrar en contacto con tus discípulos y manifestarles la grandeza de tu acción salvadora, ahí, en la intimidad de los que podrían entender el acto y en el momento más importante de la revelación a la comunidad, tendrían que entender y experimentar que el Padre así lo quería y que  tu Cuerpo y tu Sangre pasaban a ser ahora los elementos de ofrenda al Padre y el alimento que satisface al discípulo hasta la vida eterna.
            Gracias, Padre, Bueno por tu Hijo, gracias, por el perdón, por tu misericordia, gracias por la promesa del paraíso que nos haces a cada uno de los que contigo y sintiéndonos pecadores arrepentidos, vamos detrás de Ti tomando nuestra cruz hasta llegar al Calvario a la entrega de la propia vida. Gracias por revelarnos en la entrega de tu Hijo la máxima expresión de tu voluntad de Salvación para cada uno de nosotros los  hombres y también la máxima oración de alabanza en los labios de Jesús para Ti.
           
CONTEMPLACIÓN
Me experimento agradecido por la forma en que Dios me ama, entregando a su Hijo a la muerte por mí. ¿Qué más gozo puedo experimentar cuando Dios ha dado lo mejor que tiene para que yo me salve?
Ser discípulo del Señor Jesús, es aprender a discernir la voluntad del Padre en la oración; descubrir que el único camino de crecimiento y seguimiento de ésa voluntad del Padre es seguir a Jesús por el camino de la cruz y de la entrega asumida de la propia vida en el cumplimiento de la misión que el Padre me pide. Así seré discípulos, misionero de Jesús en este Año de la Fe.
                                                             
 
 
La Paz con ustedes.


miércoles, 20 de marzo de 2013

lectio DOMINGO DE RAMOS

Domingo de Ramos, C. 
Evangelio de san Lucas 22, 14-23,56
 
LECTURA
            En su narración de la pasión, Lucas da la impresión de buscar precisión histórica y evitar descripciones demasiado dramáticas. Tal vez con la intención de acomodarse mejor a la sensibilidad de sus lectores. Su relato más objetivo, está dominado por tres ideas: Jesús es presentado como el mártir inocente, cuya extrema obediencia a Dios hace ver el amor misericordioso que tiene a los hombres. No murió por lo que hizo, tuvo que morir porque tal era la voluntad de Dios.
            El siervo fiel sufre porque Dios ama: su sacrificio personal en la cruz es la manifestación definitiva de la misericordia extrema de Dios.
            El texto litúrgico de  la pasión inicia con la narración de la institución eucarística seguido por el "discurso de despedida". Así, Lucas, pone en estrecha relación el relato de la institución de la Eucaristía (realizada durante la celebración de la cena pascual judía) con el relato de la pasión "Con ansia he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer".
            Los cuatro evangelistas presentan la pasión de Jesús en tres actos: el primero narra lo sucedido en el huerto de Getsemaní; el segundo describe los dos procesos seguidos a Jesús (el proceso religioso delante del Sanedrín y el proceso civil ante Pilatos); y el tercero se refiere a la crucifixión y muerte de Jesús sobre el Calvario.
            A) Lo sucedido en Getsemaní está concentrado en dos episodios: la oración de Jesús en su agonía y su arresto bajo Judas. El primero expresado en una oración intensa donde se revela el deseo de Jesús de moverse enteramente en el ámbito de la voluntad del Padre, no obstante la gravedad de los acontecimientos; y en donde la oración es el acto que cubre la entera existencia del creyente, ya que siempre será un tiempo de tentación y la oración teniendo un valor absoluto y válido para toda circunstancia, ya que para Jesús, el discípulo vive en el tiempo de la "tentación escatológica"; y el segundo mostrando la dignidad de Jesús, el dominio de sí mismo y de las situaciones.
            B) El proceso religioso ante el Sanedrín: a diferencia de los otros evangelistas en
Lucas se da de mañana y tiene la finalidad de presentar ante los miembros del sanedrín las pruebas de la culpabilidad de Jesús para presentarlo ante el tribunal del procurador Romano, el único capaz de emitir sentencia. Jesús revela su identidad y se proclama Mesías e Hijo de Dios ante el Sanedrín.
            B) El proceso civil ante Pilatos: Para Lucas, el proceso religioso termina ante Pilatos, quien es que dicta sentencia. Y así, Jesús viene acusado ante Pilatos, por las autoridades judías de amotinar al pueblo en contra de la autoridad romana impidiendo pagar el tributo al César. El procurador no ve las suficientes pruebas en el orden social y político y lo deja en manos de las autoridades judías. Para Lucas, Pilatos aparece como un testigo más de la inocencia de Jesús, a pesar de que después de la tercera ocasión de no encontrar las pruebas suficientes, dicta sentencia. La insistencia sobre la inocencia de Jesús, encuentra su más álgida expresión en la declaración del centurión romano inmediatamente después de la muerte de Jesús en la cruz cuando dice: "verdaderamente éste hombre era justo".
            C) El relato de la crucifixión y muerte de Jesús. En él, Lucas presenta tres expresiones del Salvador originales con un interés y valor del todo particular.
1.- La palabra de perdón para los agresores y asesinos; pasa a ser, Jesús, norma y ejemplo viviente de cuanto había enseñado a sus discípulos.  Además, el tema de la ignorancia de los hebreos sobre lo que hacían y refiriéndose a la crucifixión de Jesús; es un tema que Lucas resalta mucho en los discursos de los Hechos de los Apóstoles.
2.- La promesa del paraíso al ladrón arrepentido. No sólo le promete el paraíso al ladrón, sino que se lo asegura inmediatamente después de la muerte. En contra de la idea que existía en el judaísmo de que era necesario esperar el juicio final para resurgir de la muerte  a recibir la recompensa por el bien obrado en la vida.
3.- La oración de Jesús agonizante. La oración de Jesús moribundo, no manifiesta solamente su abandono confiado al momento de la muerte, sino también su plena aceptación y conformarse al plano de salvación querido por el Padre; de tal forma que Jesús muere como el perfecto justo que se pone en las manos del Padre. Lucas, el evangelista de la oración, expresa que Jesús muere con la oración en los labios.
 
MEDITACIÓN
            Ser conscientes de la tragedia que padeció Jesús muriendo en la cruz nos hace sentirnos queridos por Dios. Semejante muerte fue la prueba más dura que tuvo que soportar. Jesús, se confió plenamente en su Padre, se puso en sus manos, pero eso no le impidió el silencio de Dios que tuvo suponerle la prueba de la muerte. Y tuvo que morir gritando su abandono. De la oración desgarrada, casi blasfema, se pasa a expresar conformidad con la voluntad de Dios.
            El Dios sordo al dolor de Jesús e insensible frente a la injusticia de su muerte da lugar al Padre obedecido sin resistencias. Este es el momento de la fidelidad suprema de Jesús. La obediencia a su Dios le cuesta la vida, afrontará su muerte sin renunciar a su Dios.
            Caigo en la cuenta de que se puede intentar fidelidad a Dios que parece haberme abandonado, que merece la vida morir por quien, en apariencia sólo nos ha dejado.
            Haberle hablado tantas veces puede dar lugar a su silencio mantenido. Quien sigue a su Señor día y noche puede acabar sus días sin un amigo a su lado y desencantado de su Dios. Con todo, bien sabemos que Dios no demora mucho su intervención en favor de los suyos. Con un retraso de, a lo sumo, tres días, se hace vivo de forma tan inesperada como imponente.
            La muerte puede ser afrontada sin temor de perderse, cuando uno deja la vida por no abandonarle.
            El siervo fiel sufre porque Dios ama; su  sacrificio personal en la cruz es la manifestación definitiva de la misericordia extrema de Dios. Un Dios amante necesita de siervos dolientes. Hacer personal el camino de su Señor, el camino de la cruz, es empezar a ser discípulo fiel. Su adhesión pasa por la permanencia con él en la tentación y en la cruz. Quien no asume la cruz no se sabe amado por su Dios ni siente la eficacia de la cruz de Cristo.
 
ORACIÓN
            Dios y Padre, Bueno:
            Gracias por manifestarnos tu amor enviando a tu Hijo Jesús en medio de nosotros y porque ha sido tu voluntad salvarnos del poder del pecado y de la muerte.
            Tu Palabra nos revela hasta donde ha llegado la grandeza de tu amor al considerar que era necesario entregar a tu Hijo por el camino de la cruz y por el momento de la muerte para así mostrarnos que nos quieres tanto como para redimirnos así, en esa forma del poder del dominio del pecado y de la muerte.
            Gracias Padre, Bueno, porque así te ha parecido bien y porque en tu Hijo Jesús descubro una plena obediencia a tu santa Voluntad; ha sido el Hijo Obediente a lo que el Padre le pedía; ha sido el hombre de oración que en ella y en la intimidad del encuentro contigo llega a descubrir el "de donde viene" y el "para donde va" y le encuentra el sentido profundo a su muerte; es él quien ha asumido su muerte como salvadora de los hombres y en ningún momento se ha sentido llevado por los acontecimientos y limitado en su libertad; es Él, Jesús, quien me muestra que el único camino de realización de tu voluntad y el único modo de seguimiento para alcanzar la vida es el camino de la cruz y de la entrega decidida a la voluntad del Padre.
            Señor, enséñame a rezar, a tener experiencia de Ti y a descubrir en la intimidad contigo y bajo la acción de tu Santo Espíritu, descubrir tu santa voluntad; descubrir para qué me quieres cuando he salido de tus manos y he sido objeto de todos tus favores, de tus cuidados y atenciones. Enséñame a aceptar en el fondo tu santa voluntad, a saber discernirla en medio de los acontecimientos y a saber orientar mi vida según tus criterios y los que Cristo me ha presentado.
            Hoy descubro la grandeza de tu amor y tu infinita misericordia, tanto que empiezo a entender que el sufrimiento, el dolor y la muerte son manifestaciones de que Tú me amas y que sales victorioso y eres el rey de la Nueva Vida que vence el mal con la resurrección
            Gracias, Señor, Jesús, porque con ansias has querido entrar en contacto con tus discípulos y manifestarles la grandeza de tu acción salvadora, ahí, en la intimidad de los que podrían entender el acto y en el momento más importante de la revelación a la comunidad, tendrían que entender y experimentar que el Padre así lo quería y que  tu Cuerpo y tu Sangre pasaban a ser ahora los elementos de ofrenda al Padre y el alimento que satisface al discípulo hasta la vida eterna.
            Gracias, Padre, Bueno por tu Hijo, gracias, por el perdón, por tu misericordia, gracias por la promesa del paraíso que nos haces a cada uno de los que contigo y sintiéndonos pecadores arrepentidos, vamos detrás de Ti tomando nuestra cruz hasta llegar al Calvario a la entrega de la propia vida. Gracias por revelarnos en la entrega de tu Hijo la máxima expresión de tu voluntad de Salvación para cada uno de nosotros los  hombres y también la máxima oración de alabanza en los labios de Jesús para Ti.
           
CONTEMPLACIÓN
Me experimento agradecido por la forma en que Dios me ama, entregando a su Hijo a la muerte por mí. ¿Qué más gozo puedo experimentar cuando Dios ha dado lo mejor que tiene para que yo me salve?
Ser discípulo del Señor Jesús, es aprender a discernir la voluntad del Padre en la oración; descubrir que el único camino de crecimiento y seguimiento de ésa voluntad del Padre es seguir a Jesús por el camino de la cruz y de la entrega asumida de la propia vida en el cumplimiento de la misión que el Padre me pide. Así seré discípulos, misionero de Jesús en este Año de la Fe.
                                                             
 
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 13 de marzo de 2013

lectio 5 Domingo de Cuaresma C

Texto a meditar y orar:
Del Evangelio según San Juan 8, 1-11

Lectio: Jesús se encuentra en la ciudad santa, Jerusalén. Es su penúltima visita a la ciudad, antes de la visita definitiva que estará marcada por su pasión, muerte y resurrección. Se nos habla de que Jesús sube al monte de los Olivos a orar, una costumbre que conservará incluso en su último día. La oración nocturna de Jesús antecede siempre sus acciones más importantes, nos indica la unión que tiene con Dios Padre, la sintonía que él logra con su voluntad para realizar su misión entre los hombres.

A Jesús se le presenta una mujer sorprendida en adulterio, según la ley mosáica debe morir lapidada - ella y el hombre con quien pecó (Lv 20, 10; Dt 22, 22-24) - bastaba para afirmar la acusación como verdadera que hubiera dos o tres testigos (Dt 17, 7). Hay anormalidades en el proceso: el hombre con quién la mujer pecó no está presente, la intención de los acusadores no es mantener la pureza del pueblo, sino poner a prueba a Jesús.

Jesús no desconoce la ley de Moisés, los testigos tendrán que ser los primeros en lanzar las piedras, su respuesta es clara: "Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra". Jesús es testigo de la verdad (Jn 18, 37), y pide verdad para vivir la ley. Se alejan los viejos primeros, ¿los que han pecado más? En la antigüedad, los ancianos eran venerables, Jesús no califica la experiencia de los testigos - como hizo el profeta Daniel con Susana (Dn 13, 44-49)- sino que actúa según la voluntad de su Padre.

¿Qué escribe Jesús en el suelo? No lo sabemos. La escritura nos puede recordar la ley, ¿Jesús escribe la ley?, ¿la actualiza?; que la escriba en el polvo del suelo del templo, ¿nos indica la transitoriedad del delito frente a la eterna misericordia de Dios? No lo sabemos. Jesús, el hijo de Dios, el sin pecado, tampoco condena a la mujer; pero le dice: "no vuelvas a pecar". Jesús no aprueba el pecado, no está en contra de la ley; pero valora la vida del pecador (Ez 33, 11).

Meditatio: Jesús mantiene un contacto directo con Dios su Padre, ¿qué tanto dejo hablar a Dios en mi oración?, ¿le escucho?, ¿la Palabra de Dios es criterio en mi vida, me transforma; o yo la uso para fundamentar mis juicios, proyectos y hasta condenas?

Jesús denuncia la falsedad de intención de los testigos que acusan a la mujer, ¿busco yo la verdad de las demás personas?, ¿es recta mi intención al juzgar? Jesús va más allá de los actos, logra conocer el corazón de los hombres, porque ha sintonizado su corazón con el de su Padre. ¿Aprecio a los demás con los ojos de Dios, o juzgo desde mis conceptos e intereses? Más aún, ¿me aprecio de acuerdo al plan de salvación que Dios me ofrece, me juzgo como hijo de Dios o sólo me juzgo por mis acciones? No pongamos a prueba a Jesús queriéndolo hacer responsable de nuestros juicios.

Jesús es testigo de la Verdad, ¿qué tan verdadero soy conmigo mismo? Si los acusadores - nombre con que se designa a satanás en Ap 12, 10 - son vencidos por la verdad de la misericordia del Padre, ¿dejo triunfar el amor de Dios en mi vida?, ¿o acuso y me acuso? Acusar es buscar culpables, y quien busca culpables no ama y la verdad no habita en él.

Jesús no disuelve la ley, no aprueba el pecado, pero él garantiza la vida de la mujer pecadora "yo tampoco te acuso", de acuerdo a la voluntad del Padre. Jesús es la ley viviente, la Palabra de Dios: valoremos la fidelidad de Jesús que llegó hasta el ofrecer la propia vida. Dentro de unos días celebraremos el sacrificio de Jesús en la cruz, es paradójico: Dios no quiere la muerte del pecador, pero ofrece a su propio Hijo a la muerte para testimoniar la verdadera justicia. ¡Qué maravilloso es el amor de nuestro Dios!, no nos "acusa" como asesinos de su Hijo, sino que al resucitarlo, nos ofrece vida nueva. La voluntad de Dios rompe las lógicas humanas, y nos exige una respuesta más audaz: el "no vuelvas a pecar" no se encierra en el temor a un castigo, sino en la correspondencia al Amor que nos ha perdonado primero.

Oración: Padre misericordioso que nos has enviado a tu Hijo para que diera testimonio auténtico de tu Amor, danos la gracia de amarte, respetarte y conocerte en nuestros hermanos; que no juzguemos con un corazón soberbio, sino con un corazón que vibre junto con el tuyo; que podamos levantar la cabeza confiados en tu misericordia y al verte a los ojos, nos comprometamos en luchar contra el pecado, no por miedo, sino por amor. Danos la sabiduría de tu Espíritu para descubrir tu ley escrita por tu mano en nuestro interior, para reconocer tu voluntad de salvación y para fortalecer nuestra libertad; sólo así tendremos el valor de soltar las piedras con las que pretendemos esconder nuestros corazones heridos por el pecado, buscando hermanos y hermanas "más culpables" que nosotros, porque así nunca saborearemos las delicias de tu misericordia. ¡Sánanos con tus palabras! "Yo tampoco te condeno, vete y no vuelvas a pecar". Amén.
Contemplatio: Date tiempo para hacer un examen de conciencia delante de Dios: no delante de una ley de miedo, sino delante de Jesús, la Ley viva. Descubre la misericordia que él tiene contigo y piensa en la manera en cómo debieras juzgar y juzgarte. ¡Cuántos miedos queremos ocultar con nuestras acusaciones! Llénate de confianza en quien se ha presentado como la Verdad y la Vida, y disponte a celebrar esta Pascua como la oportunidad de ser un hombre nuevo, una mujer nueva; libre de acusaciones y con apertura al perdón.
 
 
La Paz con ustedes.




martes, 12 de marzo de 2013

5º domingo cuaresma, C 

Texto a meditar y orar:
Del Evangelio según San Juan 8, 1-11

Lectio: Jesús se encuentra en la ciudad santa, Jerusalén. Es su penúltima visita a la ciudad, antes de la visita definitiva que estará marcada por su pasión, muerte y resurrección. Se nos habla de que Jesús sube al monte de los Olivos a orar, una costumbre que conservará incluso en su último día. La oración nocturna de Jesús antecede siempre sus acciones más importantes, nos indica la unión que tiene con Dios Padre, la sintonía que él logra con su voluntad para realizar su misión entre los hombres.

A Jesús se le presenta una mujer sorprendida en adulterio, según la ley mosáica debe morir lapidada - ella y el hombre con quien pecó (Lv 20, 10; Dt 22, 22-24) - bastaba para afirmar la acusación como verdadera que hubiera dos o tres testigos (Dt 17, 7). Hay anormalidades en el proceso: el hombre con quién la mujer pecó no está presente, la intención de los acusadores no es mantener la pureza del pueblo, sino poner a prueba a Jesús.

Jesús no desconoce la ley de Moisés, los testigos tendrán que ser los primeros en lanzar las piedras, su respuesta es clara: "Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra". Jesús es testigo de la verdad (Jn 18, 37), y pide verdad para vivir la ley. Se alejan los viejos primeros, ¿los que han pecado más? En la antigüedad, los ancianos eran venerables, Jesús no califica la experiencia de los testigos - como hizo el profeta Daniel con Susana (Dn 13, 44-49)- sino que actúa según la voluntad de su Padre.

¿Qué escribe Jesús en el suelo? No lo sabemos. La escritura nos puede recordar la ley, ¿Jesús escribe la ley?, ¿la actualiza?; que la escriba en el polvo del suelo del templo, ¿nos indica la transitoriedad del delito frente a la eterna misericordia de Dios? No lo sabemos. Jesús, el hijo de Dios, el sin pecado, tampoco condena a la mujer; pero le dice: "no vuelvas a pecar". Jesús no aprueba el pecado, no está en contra de la ley; pero valora la vida del pecador (Ez 33, 11).

Meditatio: Jesús mantiene un contacto directo con Dios su Padre, ¿qué tanto dejo hablar a Dios en mi oración?, ¿le escucho?, ¿la Palabra de Dios es criterio en mi vida, me transforma; o yo la uso para fundamentar mis juicios, proyectos y hasta condenas?

Jesús denuncia la falsedad de intención de los testigos que acusan a la mujer, ¿busco yo la verdad de las demás personas?, ¿es recta mi intención al juzgar? Jesús va más allá de los actos, logra conocer el corazón de los hombres, porque ha sintonizado su corazón con el de su Padre. ¿Aprecio a los demás con los ojos de Dios, o juzgo desde mis conceptos e intereses? Más aún, ¿me aprecio de acuerdo al plan de salvación que Dios me ofrece, me juzgo como hijo de Dios o sólo me juzgo por mis acciones? No pongamos a prueba a Jesús queriéndolo hacer responsable de nuestros juicios.

Jesús es testigo de la Verdad, ¿qué tan verdadero soy conmigo mismo? Si los acusadores - nombre con que se designa a satanás en Ap 12, 10 - son vencidos por la verdad de la misericordia del Padre, ¿dejo triunfar el amor de Dios en mi vida?, ¿o acuso y me acuso? Acusar es buscar culpables, y quien busca culpables no ama y la verdad no habita en él.

Jesús no disuelve la ley, no aprueba el pecado, pero él garantiza la vida de la mujer pecadora "yo tampoco te acuso", de acuerdo a la voluntad del Padre. Jesús es la ley viviente, la Palabra de Dios: valoremos la fidelidad de Jesús que llegó hasta el ofrecer la propia vida. Dentro de unos días celebraremos el sacrificio de Jesús en la cruz, es paradójico: Dios no quiere la muerte del pecador, pero ofrece a su propio Hijo a la muerte para testimoniar la verdadera justicia. ¡Qué maravilloso es el amor de nuestro Dios!, no nos "acusa" como asesinos de su Hijo, sino que al resucitarlo, nos ofrece vida nueva. La voluntad de Dios rompe las lógicas humanas, y nos exige una respuesta más audaz: el "no vuelvas a pecar" no se encierra en el temor a un castigo, sino en la correspondencia al Amor que nos ha perdonado primero.

Oración: Padre misericordioso que nos has enviado a tu Hijo para que diera testimonio auténtico de tu Amor, danos la gracia de amarte, respetarte y conocerte en nuestros hermanos; que no juzguemos con un corazón soberbio, sino con un corazón que vibre junto con el tuyo; que podamos levantar la cabeza confiados en tu misericordia y al verte a los ojos, nos comprometamos en luchar contra el pecado, no por miedo, sino por amor. Danos la sabiduría de tu Espíritu para descubrir tu ley escrita por tu mano en nuestro interior, para reconocer tu voluntad de salvación y para fortalecer nuestra libertad; sólo así tendremos el valor de soltar las piedras con las que pretendemos esconder nuestros corazones heridos por el pecado, buscando hermanos y hermanas "más culpables" que nosotros, porque así nunca saborearemos las delicias de tu misericordia. ¡Sánanos con tus palabras! "Yo tampoco te condeno, vete y no vuelvas a pecar". Amén.
Contemplatio: Date tiempo para hacer un examen de conciencia delante de Dios: no delante de una ley de miedo, sino delante de Jesús, la Ley viva. Descubre la misericordia que él tiene contigo y piensa en la manera en cómo debieras juzgar y juzgarte. ¡Cuántos miedos queremos ocultar con nuestras acusaciones! Llénate de confianza en quien se ha presentado como la Verdad y la Vida, y disponte a celebrar esta Pascua como la oportunidad de ser un hombre nuevo, una mujer nueva; libre de acusaciones y con apertura al perdón.
 
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 6 de marzo de 2013

lectio 4 DCuar C

4º Domingo de Cuaresma "C"
 
La increíble misericordia de un Padre con su hijo que vuelve a casa
(Consulta tu Biblia)
Texto a meditar y orar del Evangelio de San Lucas 15, 1-3, 11-32
 
Lectura (Lectio): lee serenamente y las veces que sea necesario el texto hasta distinguir sus personajes, las acciones, la ubicación y la relación de todos ellos. Extrae sólo lo que dice el texto evangélico.
Hoy, cuarto domingo de cuaresma, se nos ofrece la parábola conocida con el título del Hijo pródigo, que sería mejor llamarla del Padre Bueno. Algunos elementos nos ayudarán a entenderla mejor. En este capítulo 15 San Lucas presenta la misma introducción para tres parábolas con el mismo tema y el mismo final, aunque con sujetos distintos: una moneda, una oveja y un hijo, los tres perdidos y los tres reencontrados con gran júbilo. Entonces la clave de lectura de la parábola nos la da la introducción: "a Jesús se le acercaban los publicanos y los pecadores, mientras que los fariseos y maestros de la ley lo criticaban por recibirlos y festejar con ellos". San Lucas dice que Jesús les dirigió a éstos últimos las parábolas. La parábola que hoy nos ocupa tiene como protagonista al papá que ama intensamente a sus dos hijos, ambos muy distintos en su modo de ser y actuar. El papá representa a Dios. El hijo mayor representa a los fariseos y el menor a todo hombre pecador. El hijo menor se aleja del padre de una manera grosera e ingrata y cuando lejos de él toca fondo en la soledad, el vacío y la desesperación decide volver porque se da cuenta de que no hay otro lugar mejor que la casa de su padre, ni otro amor más auténtico y tierno que el de su padre. El Padre nunca ha dejado de amarlo ni de esperarlo y a su regreso corre a su encuentro, lo abraza, le pone vestidos, anillo y calzado y le ofrece una grande fiesta para manifestarle que sigue siendo su hijo. El hijo y hermano mayor se molesta con su padre y se escandaliza por el modo en que trata a su hermano que lo había desobedecido y abandonado, mostrando con esto su legalismo y lo lejano que estaba de los sentimientos de su padre, aunque viviera en su casa. El padre, lleno de ternura para con ambos justifica su proceder: "tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo, pero había que hacer fiesta y alegrarse porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado".
 
Meditación (Meditatio): ahora trata de buscar lo que a ti te dice la palabra de Dios en tus circunstancias ordinarias, en este momento de tu vida.
Para algunos esta parábola junto con las de la moneda y la oveja perdida son el centro , el corazón, del evangelio de Lucas. En realidad al primero que Jesús nos presenta en esta parábola es a Dios. Nos muestra su corazón y sus entrañas de Padre inigualable, siempre bondadoso. Después nos presenta al ser humano. Muchas personas, al igual que el hijo y hermano menor, nos cansamos de Dios y de su casa, nos sentimos aburridos y oprimidos y buscamos liberarnos de su presencia para caer como esclavos de nuestras pasiones, nuestros vicios y caprichos hasta llegar a lo más bajo, andar cuidando cerdos, y tocar fondo. Él siempre espera amorosa y pacientemente nuestro arrepentimiento y nuestro regreso. Sin reclamos ni reproches nos sale al encuentro, nos abraza, nos hace fiesta y nos vuelve a decir con ternura: "qué bueno que volviste, hijo". Otras personas, al igual que el hijo y hermano mayor, somos trabajadores y cumplidores, hacemos lo que se nos manda, cumplimos legalmente pero sin amar y caemos en la soledad, los egoísmos y resentimientos creando vacíos de alegría que nos hacen vivir en una prolongada tristeza. No somos capaces de compartir los sentimientos de nuestro Padre, vivimos en su casa sin acercarnos a él y sin entrar en su corazón. De parte del Padre, en cambio, hay un amor incondicional para ambos: a unos nos espera y nos acepta siempre que volvemos arrepentidos a sus brazos. A otros nos invita a gozar de su presencia en su casa perdonando y aceptando al hermano que vuelve. Los dos hermanos hemos de aprender a ser hijos de ese Padre tan bueno y misericordioso. Vivir como hijos de Dios es vivir en la fiesta de su amor y de nuestro arrepentimiento.
 
Oración (Oratio): háblale a Dios, dile desde tu vida e iluminado por su palabra lo que sientes y quieres.
Bendito seas, Señor Jesús, por mostrarnos con tu presencia y tu palabra al verdadero Dios: un Dios Padre siempre bueno, misericordioso, comprensivo y lleno de ternura para con todos sus hijos.
De nuestra parte, Dios Padre, te pedimos perdón por las veces que te hemos despreciado alejándonos de ti, de tu casa y de tu amor; nos olvidamos de que somos tus hijos y tus hijas; nos arrepentimos de haberte olvidado y ofendido; déjanos sentir tu abrazo y gozar la fiesta que haces cuando volvemos a ti.
Dios Padre, te pedimos perdón por las veces que cumplimos sólo legalmente lo que nos pides; no sabemos gozar de tu presencia y no compartimos tus mismos sentimientos para con los que se equivocan y se arrepienten. Ayúdanos a no juzgar, ni despreciar, ni excluir a nadie. Queremos, en cambio, sentir como tú sientes: amor, perdón, misericordia y alegría por los que vuelven y por los que ya están contigo.
Dios Padre, gracias por querernos, esperarnos, abrazarnos y aceptarnos de nuevo como tus hijos y tus hijas.
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio, adora y bendice a Dios en tu corazón, goza su presencia y su palabra, y toma un propósito de cambio en tu vida personal, familiar, escolar, laboral, eclesial, social...
 
Que continúes junto con tu familia viviendo esta cuaresma en preparación para la Pascua, en este Año de la Fe.
SEDE VACANTE. ¿Quieres participar en la elección del nuevo Papa? ¡Pues, puedes hacerlo! La elección del nuevo Papa, no es sólo asunto de los Cardenales en la Sixtina, sino de toda la Comunidad cristiana. Invoquemos el auxilio del Espíritu Santo, por el nuevo Papa. Dedica algunos minutos al día a rezar… junto con toda la Iglesia.
Video realizado para tal ocasión: http://youtu.be/rHXkBEVcrwY
 
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

sábado, 2 de marzo de 2013

rito matrimonio