martes, 12 de noviembre de 2013

lectio 33 DOrd

33 Domingo Ordinario, "C".
 
Texto a meditar, orar y practicar: Lucas 21, 5-19
 
En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido".
Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que está a punto de suceder?" Él les respondió: "Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".
Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles.
Pero antes de todo esto los perseguirán a ustedes y los apresarán; los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabías, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, no caerá ningún cabello de la cabeza de ustedes. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Consideraciones previas: para poder entender y ubicar mejor el texto de este domingo es necesario tener en cuenta que se trata del último domingo ordinario del año. El domingo que le sigue celebraremos a Cristo Rey. Con esta fiesta se cierra el tiempo ordinario y comienza el tiempo de adviento. Por ese motivo, y de acuerdo al ciclo litúrgico, se nos propone un evangelio que concluye el caminar de Jesús desde el lugar donde comienza su ministerio hasta Jerusalén. Con Él también hemos caminado durante todo el año litúrgico.
Este texto se ubica antes de la pasión de Jesús. El lenguaje y la interpretación misma del texto no son fáciles, se trata de un texto cuyo contenido y expresiones son de carácter escatológico y apocalíptico. Por otra parte la primera lectura de Malaquías está en el mismo tono y habla de la venida y acción del Señor a favor de su pueblo, del "día del Señor".
También es bueno hacer algunas consideraciones sobre el templo, pues desde él y por él nos ofrece Jesús el mensaje de hoy.  Magníficamente restaurado por Herodes, el templo se levantaba en la ciudad de Jerusalén en medio de una explanada de unos 300 por 500 metros. Era el centro religioso y político de Israel, el lugar santo, el lugar de Dios. El acceso a sus partes estaba estrictamente reglamentado. En una habitación central cerrada sólo podía entrar una vez al año el sumo sacerdote y allí estaba antiguamente el arca de la alianza que contenía las tablas de la ley. Ese sitio era llamado "Santo de los Santos". Después venía otro lugar más amplio llamado "El Santo", posteriormente el altar que medía 25 metros de lado y 7.5 de alto donde se inmolaban todos los días por la mañana y por la tarde corderos, además de innumerables sacrificios privados, allí iban y venían los sacerdotes y levitas durante las fiestas sin darse abasto en el trabajo. A este sitio le seguían el patio de los sacerdotes, luego el patio de "Israel" (sólo para los hombres), después el patio de las mujeres y, finalmente, el patio de los gentiles o paganos separado por una balaustrada que ninguno de ellos podía pasar bajo pena de muerte. Los votos y ofrendas de los peregrinos eran variados y se iban acumulando con el tiempo estando a la vista de todos. Aquel conjunto era grandioso, lleno de vida y devoción y entusiasmaba a cualquiera. De ahí que arrancase a los peregrinos enfervorizados continuas expresiones de admiración. Había cuatro fiestas principales que atraían peregrinos de todas partes y se calcula que para una de ellas, la de pascua que duraba ocho días, acudían unos 200,000 peregrinos, requiriendo de la vigilancia especial de la autoridad romana para prevenir motines y sublevaciones, por eso subía el procurador romano de Cesarea, lugar de su residencia, a la capital: Jerusalén. Téngase en cuenta que este templo y la misma ciudad fueron destruidas por Tito en el año 70 después de Cristo, antes de que Lucas redactara de forma definitiva su evangelio y cuando las nacientes comunidades cristianas comenzaban a consolidarse y ya eran perseguidas ( E. Charpentier).
 
LECTURA (Lectio): observa lo que dice el texto en sí mismo, mira su estructura y relaciones, sus personajes y verbos principales.
A partir de las expresiones de admiración de los peregrinos respecto a los hermosos adornos, la grande construcción con magníficas piedras y las ofrendas que había en el templo de Jerusalén, Jesús pronuncia una afirmación profética y tajante: "de todo esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra, todo será destruido".  No se hace esperar la pregunta a dicha afirmación: "Maestro, ¿Cuándo sucederá esto? Y ¿Cuál será la señal de que todas estas cosas están por ocurrir?" Después de dicha pregunta parecería que Jesús cambia el discurso centrándolo en su persona. Jesús previene y alerta contra gente que usurpará su nombre y su misión para atemorizar y confundir a las jóvenes comunidades cristianas y a cada uno de sus seguidores: "cuando oigan decir yo soy y el tiempo está cerca, no les hagan caso". Además elimina las tendencias alarmistas que aterran "a la gente normal" por el hecho de que se den situaciones de conflicto, que según los falsos mesías y los miopes profetas, hablarían de un final inminente (Guerras, pestes, catástrofes y revoluciones). Luego dirige Jesús el discurso de lo general a lo particular diciendo a sus seguidores: "les van a echar mano y les van a perseguir y les van a encarcelar por ser mis discípulos". Con este cambio de discurso Jesús invita ahora a dar testimonio de Él tanto delante de autoridades como de familiares, con la certeza de que serán asistidos por la sabiduría de su Espíritu. Jesús concluye su discurso invitando a la confianza y a la perseverancia hasta dar la vida por Él: "No perecerá ni un cabello de su cabeza. Por su perseverancia serán salvados".
 
MEDITACIÒN (Meditatio): ve lo que Dios te dice a ti desde el texto, en tus circunstancias particulares, familiares y sociales.
Lo primero que podemos sacar del texto como aplicación a nuestras vidas es poner la confianza en Dios Padre más que en los templos del saber, del poder, del placer o en cualquier tipo de construcción social, de institución política, ritual o devocional, dado que éstos son sólo medios. Poner, igualmente, la confianza en Jesús como el único salvador y no en los falsos mesías y falsos profetas que todos los días y por todos los medios se presentan como salvadores y sabedores de todo, que te hacen cualquier tipo de ofertas con tal de hacerte sentir a gusto, seguro y hasta feliz. Del mismo modo poner nuestra confianza en el Espíritu Santo y en su sabiduría que en ningún momento ni circunstancia nos dejará solos, pues así sabremos responder a cuestionamientos implícitos y explícitos, directos e indirectos de personas, grupos y movimientos sobre el sentido de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra existencia.
Lo segundo es aprender a vivir perseverantes dando testimonio de Cristo en medio de todo tipo de situaciones individuales, familiares, eclesiales y sociales, teniendo como referente, como punto de partida y de llegada a nuestro Señor Jesucristo, su evangelio, su segunda venida. La confianza perseverante en Él, como adhesión de toda nuestra vida a Él, el encuentro y continua relación con Él, nos salvará.
 
ORACIÒN (Oratio): respóndele a Dios desde el texto aplicado a tu vida, conviértelo en oración.
Señor, Jesús, tu invitación a mantenernos fieles, para conseguir la vida, llena de esperanza. Cuando todo esté llegando a su fin y delante de estas señales, que tu invitación siga resonando en nuestros corazones. Si somos perseguidos por causa de Ti, tus palabras nos conforten para permanecer fieles.
Señor Jesús, tenemos que darnos cuenta de que si no creemos en Ti, estaremos yendo a creer en cualquier cosa que brille, que apantalle, que dé buena imagen. Debemos darnos cuenta de que muchos de nuestras gentes se han dejado llevar por los horóscopos, adivinos, chamanes y brujos. Muchas veces desconfiamos y nos quejamos de Ti y volvemos nuestros rostros y nuestra mirada a seguridades que provocan momentáneas euforias y luego decepciones y hondas tristezas. Muchos al anunciar catástrofes se gozan viendo realizados sus deseos enfermizos, otros se sumen en un hoyo negro, porque según ellos, ese es el color de la realidad.
Señor, todo está en tus manos; y un día, todo lo que no lleve a Dios será reducido a la nada, como 'paja', como en un horno ardiente. Felices los que se encuentren dispuestos a recibir tal purificación. Señor Jesús, te pedimos que nos des tu Espíritu, para que los males y dificultades propios de la vida no nos hagan pesimistas,  ni las adversidades derrotistas…; y nos fortalezcas para que, seamos capaces de dar testimonio alegre y sereno de tu presencia, de tu venida, porque llegando a Ti es el principio de todo… ¡Amén!
 
CONTEMPLACIÒN (Contemplatio): haz silencio y en tu interior adora, alaba, bendice y da gracias a Dios. Toma decisiones para  tu vida personal, familiar, laboral, escolar y social, y puedas acercarte más a Jesús y a tu prójimo.
 
Feliz término del AÑO DE LA FE y del AÑO LITÚRGICO. Demos gracias a Dios.
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

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