jueves, 30 de octubre de 2014

lectio FIELES DIFUNTOS






Conmemoración de los Fieles Difuntos



LOS FIELES DIFUNTOS, El culto de los muertos es uno de los más antiguos. Los cristianos primitivamente recordaban en sus hogares a sus familiares fallecidos. Después, poco a poco, esto se fue transformando en un aniversario general.
El abad de Cluny, san Odilón, en el año 998 estableció esta conmemoración solemne en la orden benedictina, principalmente para rogar por aquellos que todavía se hallaban en el purgatorio, fijando para tal fin el día 2 de noviembre. Roma la aceptó en el siglo XIV y se extendió a toda la cristiandad.
En los oficios divinos se recuerda a los fieles difuntos. Una parte expresa el júbilo y la fe en la resurrección de los cuerpos; la otra pone su atención en el pecado, en las almas que todavía están en el purgatorio esperando la liberación. Sobre la oración por los difuntos se han expresados los concilios. Sin duda es una tradición que ha venido de los mismos apóstoles que fueron nuestros autorizados maestros.
Para el cristiano, la muerte es el tránsito de la vida terrena a la celestial. La cruz que se yergue sobre la sepultura anuncia que yace allí el cuerpo de un cristiano que vivió lleno de esperanza y aguarda el día de la resurrección general.
En este Domingo hay varias opciones de Evangelio. La Lectio o Lectura Orante de la Palabra de Dios,  propuesta es de:
San Mateo 25, 31-46.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?  ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'.  Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de los más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 LECTURA:
Encontramos a Jesús y sus discípulos en el largo discurso, sobre el juicio final, que es exclusivo de san Mateo. Describe ese juicio de manera gráfica y popular; como rey y juez rodeado de gloria, acompañado de todos sus ángeles para dictar sentencia; y es el pastor que separa las ovejas de los cabritos. Es en ese momento del juicio, que se tiene una separación radical entre buenos y malos, entre los que entran y los apartados y puestos fuera, que se encontraban a la derecha o a la izquierda. Es necesario tener en cuenta el criterio de que se sirve el juez para pronunciar sentencia: la preocupación efectiva de cada persona por los pobres y necesitados. El texto nos presenta e identifica a los necesitados con el mismo Señor Jesús. Y nos presenta ejemplos concretos en dónde se han encontrado a Jesús: en el hambriento, sediento, forastero, migrante, desnudo, enfermo y encarcelado, porque le dieron de comer, le dieron de beber, lo hospedaron, lo vistieron, lo visitaron o lo fueron a ver. "Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo". Termina diciendo: "Entonces irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".

MEDITACION
:
Este relato, el del Juicio Final, nos ayuda a meditar en el Señor Jesús, quien aparece como Rey, juzgando. Y nos hace reflexionar en ese momento. Cómo y qué se hizo en el Reino, durante la propia existencia. Donde seremos juzgados sobre el Amor hacia el prójimo. Nos hace reflexionar en la Vida Eterna y en el Castigo Eterno. En el "vengan benditos de mi Padre, tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo" O en el: "apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles", porque se preocuparon de hacer el bien a los más insignificantes o por lo que dejaron de hacer a los más insignificantes.
ORACION:
Señor nos has hablado con tu Palabra y nos dices que serán dichosos para siempre aquellos o aquellas que han hecho el bien, a los más insignificantes, aún sin saber que te lo hacían a Ti, porque se encontrarán con un Juez que los hará entrar a la Vida Eterna. Haz comprender tu palabra exigente pero verdadera, que nos dices cuál es el significado profundo de la vida, no es confesarte de palabra, sino practicar el amor concreto a los pobres. Porque aunque suene dura tu Palabra, sabemos que lo que no hicimos a los más insignificantes, te lo hemos dejamos de hacer a Ti, Señor. Te pedimos que nos concedas la gracia de ser siempre sensible al hermano o a la hermana que tiene necesidad. Porque Tú, Señor te identificaste con los perseguidos, con los pobres, con los débiles. Tú nos has dado ejemplo claro de vida. El signo más claro de la llegada de tu reino a este mundo se encuentra en el hecho de que en Ti el amor concreto de Dios alcanza a los pobres y a los marginados, no porque se lo merezcan, sino en razón misma de su condición de excluidos, de oprimidos, porque Tú eres Dios y porque éstos que son considerados los últimos son los primeros "clientes" tuyos y de tu Padre.
CONTEMPLACION:
Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria personal, familiar, social, del trabajo, de la escuela…
 

Creo en Dios, Padre bueno, creador de un mundo no terminado en el que todos podemos participar porque es nuestra casa. Creo en Dios, Padre fiel y misericordioso, que nos ha hecho hijos suyos y quiere que seamos libres y fraternales, iguales en nuestra dignidad, y no pobres y ricos, amos y esclavos,  
superiores e inferiores.

Creo en Jesucristo, que vio la situación de este mundo y tomó partido ante ella, comprometiéndose hasta dar la vida por el Reino de Dios. Creo en Jesucristo, que resucitó para el triunfo de la vida, para que nos liberemos de los prejuicios, de la avaricia y de la presunción, del miedo y del odio; para que transformemos el mundo en signo y primicia de su Reino.

Creo en el Espíritu, memoria viva y presente de Jesús, que nos despierta, acuna y renueva. Él nos hace ver, en nuestro caminar, con cuánta precaución nos tenemos que organizar, hasta qué punto nuestra inteligencia está atrofiada, nuestra imaginación empobrecida y nuestros esfuerzos equivocados. Creo en el Espíritu,
dador de vida y alegría, de inteligencia y sabiduría, de paz y solidaridad.

Creo en la fraternidad de todos los pueblos, y en nuestra responsabilidad para hacer de esta tierra un valle de miseria, hambre y violencia, o el paraíso por el que tantos han dado su vida. Creo en los hombres y mujeres de buena voluntad, en la fuerza histórica de los pobres, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en la buena noticia del Evangelio. Creo en el don de una vida llena de sentido para todas las personas a las que Él tanto ama, y en el futuro nuestro y de este mundo en Dios.
AMÉN
Ulibarri Fl
 
 
 
La Paz con ustedes.


miércoles, 29 de octubre de 2014

lectio FIELES DIFUNTOS

Conmemoración de los Fieles Difuntos



LOS FIELES DIFUNTOS, El culto de los muertos es uno de los más antiguos. Los cristianos primitivamente recordaban en sus hogares a sus familiares fallecidos. Después, poco a poco, esto se fue transformando en un aniversario general.
El abad de Cluny, san Odilón, en el año 998 estableció esta conmemoración solemne en la orden benedictina, principalmente para rogar por aquellos que todavía se hallaban en el purgatorio, fijando para tal fin el día 2 de noviembre. Roma la aceptó en el siglo XIV y se extendió a toda la cristiandad.
En los oficios divinos se recuerda a los fieles difuntos. Una parte expresa el júbilo y la fe en la resurrección de los cuerpos; la otra pone su atención en el pecado, en las almas que todavía están en el purgatorio esperando la liberación. Sobre la oración por los difuntos se han expresados los concilios. Sin duda es una tradición que ha venido de los mismos apóstoles que fueron nuestros autorizados maestros.
Para el cristiano, la muerte es el tránsito de la vida terrena a la celestial. La cruz que se yergue sobre la sepultura anuncia que yace allí el cuerpo de un cristiano que vivió lleno de esperanza y aguarda el día de la resurrección general.
En este Domingo hay varias opciones de Evangelio. La Lectio o Lectura Orante de la Palabra de Dios,  propuesta es de:
San Mateo 25, 31-46.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?  ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?'. Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?'.  Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de los más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 LECTURA:
Encontramos a Jesús y sus discípulos en el largo discurso, sobre el juicio final, que es exclusivo de san Mateo. Describe ese juicio de manera gráfica y popular; como rey y juez rodeado de gloria, acompañado de todos sus ángeles para dictar sentencia; y es el pastor que separa las ovejas de los cabritos. Es en ese momento del juicio, que se tiene una separación radical entre buenos y malos, entre los que entran y los apartados y puestos fuera, que se encontraban a la derecha o a la izquierda. Es necesario tener en cuenta el criterio de que se sirve el juez para pronunciar sentencia: la preocupación efectiva de cada persona por los pobres y necesitados. El texto nos presenta e identifica a los necesitados con el mismo Señor Jesús. Y nos presenta ejemplos concretos en dónde se han encontrado a Jesús: en el hambriento, sediento, forastero, migrante, desnudo, enfermo y encarcelado, porque le dieron de comer, le dieron de beber, lo hospedaron, lo vistieron, lo visitaron o lo fueron a ver. "Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo". Termina diciendo: "Entonces irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".

MEDITACION
:
Este relato, el del Juicio Final, nos ayuda a meditar en el Señor Jesús, quien aparece como Rey, juzgando. Y nos hace reflexionar en ese momento. Cómo y qué se hizo en el Reino, durante la propia existencia. Donde seremos juzgados sobre el Amor hacia el prójimo. Nos hace reflexionar en la Vida Eterna y en el Castigo Eterno. En el "vengan benditos de mi Padre, tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo" O en el: "apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles", porque se preocuparon de hacer el bien a los más insignificantes o por lo que dejaron de hacer a los más insignificantes.
ORACION:
Señor nos has hablado con tu Palabra y nos dices que serán dichosos para siempre aquellos o aquellas que han hecho el bien, a los más insignificantes, aún sin saber que te lo hacían a Ti, porque se encontrarán con un Juez que los hará entrar a la Vida Eterna. Haz comprender tu palabra exigente pero verdadera, que nos dices cuál es el significado profundo de la vida, no es confesarte de palabra, sino practicar el amor concreto a los pobres. Porque aunque suene dura tu Palabra, sabemos que lo que no hicimos a los más insignificantes, te lo hemos dejamos de hacer a Ti, Señor. Te pedimos que nos concedas la gracia de ser siempre sensible al hermano o a la hermana que tiene necesidad. Porque Tú, Señor te identificaste con los perseguidos, con los pobres, con los débiles. Tú nos has dado ejemplo claro de vida. El signo más claro de la llegada de tu reino a este mundo se encuentra en el hecho de que en Ti el amor concreto de Dios alcanza a los pobres y a los marginados, no porque se lo merezcan, sino en razón misma de su condición de excluidos, de oprimidos, porque Tú eres Dios y porque éstos que son considerados los últimos son los primeros "clientes" tuyos y de tu Padre.
CONTEMPLACION:
Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro y alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria personal, familiar, social, del trabajo, de la escuela…
 

Creo en Dios, Padre bueno, creador de un mundo no terminado en el que todos podemos participar porque es nuestra casa. Creo en Dios, Padre fiel y misericordioso, que nos ha hecho hijos suyos y quiere que seamos libres y fraternales, iguales en nuestra dignidad, y no pobres y ricos, amos y esclavos,  
superiores e inferiores.

Creo en Jesucristo, que vio la situación de este mundo y tomó partido ante ella, comprometiéndose hasta dar la vida por el Reino de Dios. Creo en Jesucristo, que resucitó para el triunfo de la vida, para que nos liberemos de los prejuicios, de la avaricia y de la presunción, del miedo y del odio; para que transformemos el mundo en signo y primicia de su Reino.

Creo en el Espíritu, memoria viva y presente de Jesús, que nos despierta, acuna y renueva. Él nos hace ver, en nuestro caminar, con cuánta precaución nos tenemos que organizar, hasta qué punto nuestra inteligencia está atrofiada, nuestra imaginación empobrecida y nuestros esfuerzos equivocados. Creo en el Espíritu,
dador de vida y alegría, de inteligencia y sabiduría, de paz y solidaridad.

Creo en la fraternidad de todos los pueblos, y en nuestra responsabilidad para hacer de esta tierra un valle de miseria, hambre y violencia, o el paraíso por el que tantos han dado su vida. Creo en los hombres y mujeres de buena voluntad, en la fuerza histórica de los pobres, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en la buena noticia del Evangelio. Creo en el don de una vida llena de sentido para todas las personas a las que Él tanto ama, y en el futuro nuestro y de este mundo en Dios.
AMÉN
Ulibarri Fl
 
 
 
La Paz con ustedes.

martes, 21 de octubre de 2014

lectio 30 DOrd A

30 Domingo Ordinario, A.
 
Lectura Orante de la Palabra de Dios del Evangelio de San Mateo 22, 34-40
 
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento, más grande de la ley?
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura: (qué dice el texto): lee atentamente el texto las veces que sea necesario hasta que logres distinguir los personajes y sus relaciones, los verbos principales y la situación señalada con su antes y su después.
En este relato están Jesús y los fariseos y, de entre ellos, uno que se acerca a Jesús, era un doctor de la Ley; por lo tanto, uno que la conocía perfectamente. Y Jesús con esta respuesta tan sencilla, Jesús resume lo esencial de la Ley de Moisés, tomando unos textos de la misma Sagrada Escritura: (Deuteronomio 6,5) y (Levítico 19,18.34), da una respuesta tomada del Antiguo Testamento y confirmada por el mismo Cristo: el primero de todos los mandamientos y de todos los deberes que tiene que observar toda persona es el Amor: el de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el ser". Después Jesús añadió: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Con esta respuesta nos presenta lo que es Evangelio, Buena Noticia, y confirma que el amor a Dios no puede separarse del amor al prójimo. Hasta se podría decir que los pone al mismo nivel. Sabemos que Jesús no responde solo con palabras. Su vida y su misión es expresión concreta de su amor a Dios y al Prójimo. Jesús fue plenamente fiel a la voluntad del Padre y a las necesidades del pueblo.
 
Meditación: (lo que te dice Dios desde el texto): desde el texto busca lo que Dios te dice para tu vida ordinaria.
No podemos amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos a nuestros prójimos, nos dice San Juan en una ocasión, puesto que ellos están en nuestra presencia. Sería un engaño y una simulación pretender amar a Dios y, al mismo tiempo, despreocuparnos de nuestros hermanos. Precisamente el amor a Dios se enciende, las más de las veces, cuando el espíritu humano -si es sincero- se encuentra de frente al sufrimiento y las necesidades de los demás. San Agustín tiene un texto admirable que comenta el evangelio de hoy: "El amor de Dios es el primero como mandamiento, pero el amor al prójimo es el primero como actuación práctica. Aquel que te da el mandamiento del amor en estos dos preceptos, no te enseña primero el amor al prójimo, y después el amor a Dios, sino viceversa. Pero como a Dios no lo vemos todavía, amando al prójimo tú adquieres el mérito para verlo; amando al prójimo tú purificas tu ojo para ver a Dios, como lo afirma san Juan: "Si no amas al hermano que ves, ¿cómo podrás amar a Dios a quien no ves? (1 Jn 4, 20). Si sintiendo la exhortación para amar a Dios, tú me dices: "muéstrame a aquel que debo amar", yo no podría responderte sino con las palabras de san Juan: "Ninguno jamás ha visto a Dios" (Jn 1,8). Pero para que tú no te creas excluido totalmente de la posibilidad de ver a Dios, el mismo Juan dice: "Dios es amor. Quien permanece en el amor permanece en Dios" (1 Jn 4, 16). Tú, por lo tanto, ama al prójimo y mirando dentro de ti donde nazca este amor, en cuanto te es posible, verás a Dios" San Agustín. Tratado sobre san Juan Tratt. 17, 7-9. ¡Qué duda cabe que uno de los peligros que más nos asecha en la vivencia del cristianismo es el individualismo! Tratando de vivir la fe de un modo privado relegándola al íntimo de la conciencia y sin tener una expresión en la caridad práctica. Tenemos un modo concreto y a la mano para practicar el mandamiento del amor: las obras de misericordia, porque un día seremos juzgados por el amor, como lo narra el mismo Mateo en el capítulo 25, 31-45.
 
Oración: (lo que tú le dices a Dios): desde tu vida iluminada por el texto háblale a Dios.  Señor, las obras de misericordia espirituales nos invitan a instruir al ignorante, consolar al afligido, aconsejar al que duda, perdonar las injurias, sufrir con paciencia las adversidades. Nos preguntamos sinceramente: ¿practico estas obras espirituales? ¿Soy una persona que sé consolar, que sé salir al paso del ignorante, de ayudarle, de ofrecerle oportunidades de promoción humana? ¿Sé aconsejar a los demás? ¿Me intereso por ellos, me interesan sus sufrimientos? ¿O soy más bien de los que pasan por la vida con indiferencia ante los miles de sufrimientos humanos? Es más, ni siquiera me doy cuenta de ellos. Si pensamos en los hospitales, en el que se tiene la oportunidad de hacer palpable el amor de Dios. Pensemos en la escuela y en la ardua tarea de la formación de los jóvenes. Y si miramos a las obras de misericordia corporales, ¡cuántas oportunidades para hacer el bien! La posibilidad de visitar a los enfermos, de llevarles consuelo, compañía, apoyo espiritual. La posibilidad de dar de comer a los que padecen hambre por medio de la generosidad, por medio del compromiso personal. La posibilidad de vestir al desnudo etc. Las imágenes que a diario vemos en la televisión pueden crear en nuestro espíritu un penoso sentimiento de impotencia y, por ello, de indiferencia. Ayúdanos, Señor, a reaccionar. Ayúdanos a no ser ciegos delante de nuestros hermanos que sufren. Porque de esta manera, somos como ciegos, que no te veremos ni te encontraremos, Señor.
 
Contemplación: haz silencio en lo más íntimo de tu corazón y desde allí agradece, adora, alaba y bendice a Dios; ofrécele cambiar en algo para bien tuyo, de los demás y gloria de Él. 
Que este mes de Octubre, mes misionero, nos haga crecer en el Amor a Dios y en el Amor al prójimo.
La Paz con ustedes.

martes, 14 de octubre de 2014

lectio DOMUND

 
DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES.
 
Lectura Orante de la Palabra de Dios del Evangelio de San Mateo 28, 16-20.
 
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): lee atentamente varias veces el texto de Mateo, hasta que te familiarices con él y puedas reconocer su estructura, personajes, verbos, interacciones y relaciones para que sepas qué es lo que dice el texto en sí mismo.
 
Hoy nos encontramos con el final del evangelio de San Mateo. Podemos dividir en cuatro pequeñas partes el texto. En primer lugar, los apóstoles están todavía  bajo el asombro de la resurrección y se han movido de Jerusalén a la Galilea de los gentiles, allí donde vivió Jesús, donde sus paisanos vieron en Él la luz, el amor y la salvación de Dios. Es en esta Galilea de paganos donde se escucharon las primeras y también las últimas palabras del Resucitado, es como un testamento que de ningún modo se puede desatender.  Aquí mismo se marca tanto la fe como la duda de los discípulos pues se dice que todos, cuando ven a Jesús resucitado, le adoran, sabiendo que sólo se adora a Dios, pero que algunos aún titubean, dudaban.
En segundo lugar está la afirmación de Jesús: "Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra", indicando con ello que ha sido resucitado por Dios y vive en su presencia.
En tercer lugar, y como consecuencia de haber recibido dicha autoridad, manda a los discípulos diciéndoles: "vayan a las gentes de todas las naciones y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles lo que les he mandado".
Finalmente, se concluye con una promesa que da seguridad y garantía del éxito de la misión, del envío que acaba de hacer: "Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".
 
Meditación (Meditatio): lo que esta palabra en sí me dice a mí en mi vida y circunstancias actuales.
La Iglesia celebrando este Domingo el Día de las Misiones, nos recuerda el empeño de cada uno de nosotros tiene en relación a Cristo y a los Hermanos. Todos nosotros somos deudores del Evangelio. Si hoy se constata una "reducción" de la religiosidad, porque hombres y mujeres, en grande número, prefieren seguir otras maneras diferentes de pensar y decidir por ídolos como son el dinero,  el consumismo, el placer, el poder; bien se puede decir que una parte de responsabilidad es también nuestra, dado que ni siempre vivimos el compromiso de nuestra vida cristiana. Son cristianos que se alejan de la vida en comunidad, de la Iglesia.
¿Por qué misioneros?
La raíz de ser misioneros la encontramos en la voluntad misma de Cristo. Es Cristo que al fundar la Iglesia dejó a los Apóstoles y a los demás discípulos el mandato de evangelizar todas las naciones y pueblos. "Vayan... enseñen a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
Cada uno recibimos el mandato misionero en el Bautismo. Ese mandato recibe después plenitud en el sacramento de la Confirmación, porque hace más fuertes los dones recibidos en el Bautismo y nos hace hábiles, para que seamos misioneros y testimonios de Cristo.
El sentido del Día Misionero, en el fondo, es este: que no nos acomodemos a nuestro pequeño mundo ya conseguido para Cristo, ni nos sintamos satisfechos con lo que hicimos en nuestro apostolado, y ni siquiera  juzguemos que los demás  hagan lo que nos corresponde, haciéndonos a un lado de las propias responsabilidades; sino el de multiplicar nuestros empeños para que Cristo sea de hecho conocido y aceptado como el Redentor de la humanidad, el Centro del Universo y de la Historia.
"La celebración de la jornada Misionera Mundial, nos impulsa a tomar renovada conciencia de la dimensión misionera de la Iglesia y nos recuerda la vigencia de la misión, que "atañe a todas las diócesis y parroquias, a las instituciones y asociaciones eclesiales" (RM,2).
Que, "ningún creyente, ninguna institución de la Iglesia se puede sustraer al supremo deber de anunciar a Cristo a todos los pueblos" (RM,3). Algunos datos:
Población mundial: más de 6 848 550 000 billones.
Cristianos: casi 1billón
No cristianos: más de 4 billones.
Católicos: 1 195 671 000. El 17.46 % de la población mundial;
(p. ejemplo: Sacerdotes en el mundo: 412 236. Un sacerdote por 2900 católicos).
Estos datos nos presentan la urgencia del anuncio del Evangelio y el hecho de vivir el Evangelio.
 
Oración (Oratio): lo que yo le respondo y le digo al Señor desde mi vida después de escuchar su palabra.
Señor, te reconocemos y te adoramos porque eres nuestro Dios y Salvador, el Hijo del Padre. Aparta de nosotros toda duda. Te bendecimos y te alabamos porque a través de tu Iglesia misionera, a través de personas que escucharon tu llamado misionero hemos sido bautizados y te hemos conocido y tú nos has hecho tuyos y te pertenecemos junto con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Te damos gracias por confiar en nosotros, limitados, para continuar en nuestra vida ordinaria tu obra y tu misión de evangelización. Te pedimos que a todos los bautizados nos hagas ver y entender lo importante que somos para ti en la evangelización y extensión del Reino de tu Padre allí donde estamos, vivimos y trabajamos. Te pedimos por todos los misioneros que se encuentran en lugares difíciles. Y que nosotros no nos sintamos incapaces de hacerlo porque tú siempre estás con nosotros, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. ¡Amén!
 
El Papa Francisco en el mensaje para este año, nos dice así: "El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota de un corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada" (EG n.2) Por lo tanto la humanidad tiene una gran necesidad de aprovechar la salvación que nos ha traído Cristo. Los discípulos son los que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del Evangelio…
La Paz del Señor y oremos por los misioneros y misioneras.
 
La Paz con ustedes.

jueves, 9 de octubre de 2014

como logré que muchos católicos

UN buen artículo
Nacho, SDB. 
La Paz con ustedes.

miércoles, 8 de octubre de 2014

lectio 28 DOrd A

 
28 Domingo Ordinario, A.
 
Lectura Orante de la Palabra de Dios del Evangelio de San Mateo 22, 1-14.
 
En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran. 'Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales ordos; todo está listo. Vengan a la boda'. Pero los invitados no hicieron caso. Uno fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: 'La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren'. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.
Cuando el rey entró a saludar a los convidados vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?' Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: 'Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos".
Palabra del Señor,
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (qué dice el texto): lee atentamente el texto las veces que sea necesario hasta que logres distinguir los personajes y sus relaciones, los verbos principales y la situación señalada con su antes y su después.
Hemos venido escuchando como Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo y esta es la tercera ocasión. Y para esto cuenta una parábola, la del banquete de bodas para el hijo del rey. Y el rey envía a sus criados para llamar a los invitados. El banquete está preparado. Jesús aprovecha la imagen del banquete para comunicarse. El rey que celebra el casamiento de su Hijo es Dios. La invitación a la fiesta es la llamada del Evangelio, y los primeros invitados es el pueblo de Israel que lo rechaza. Con Jesús el Reino de Dios es ofrecido a todos, solamente que, para entrar en el banquete es necesario tener el vestido de la ceremonia. La imagen del grande banquete esta realizado en Cristo en la Última Cena (y es así, para todos, prenda de vida eterna)
 
Meditación (lo que te dice Dios desde el texto): desde el texto busca lo que Dios te dice para tu vida ordinaria.
¿Por qué los habitantes de Jerusalén se comportaron con Jesús como si fuera un desconocido? Y San Mateo buscó la respuesta en las enseñanzas de Jesús: porque Israel es como una planta estéril; porque no escucharon al enviado de Dios; porque no obedecieron a Dios; porque mataron al heredero; porque no acogieron la invitación. En el relato de la parábola queda claro que no interesa al narrador ni la preparación al banquete, ni el desarrollo, ni los sentimientos de aquella persona y ni los comensales que sustituyeron a los invitados. Lo esencial del relato es hacer sobresalir el banquete de bodas del Hijo, y que los invitados al banquete, lo rechazaron y el anfitrión reaccionó con cólera, los excluyó y dio el lugar a otros. Esa situación debe ser colocada en el ambiente de Jesús, en confrontación entre Jesús y sus adversarios, sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, que rechazaban su mensaje. En esta parábola, Mateo, quiere comprometer directamente a todo discípulo. Y la finalidad  es la de llevar a la comunidad de discípulos, aquí estamos incluidos, a reflexionar sobre el 'por qué' Israel fue destruida; y después, sobre la situación de aquellos que sustituyeron a los invitados. Es, pués, toda una reflexión comunitaria.
La parábola habla de otras realidades: de los anunciadores del Evangelio que recorren todos los caminos del mundo e invitan a cuantos encuentran y la sala del banquete se llenó de comensales, de buenos y malos.  El ser llamado para ser comensal significa que se es elegido, faltando llegar a ser salvo. Muchos son de hecho los llamados, pero pocos los escogidos; esto nos habla de cualidad y no de cantidad. El final de la parábola insiste en una respuesta personal que se exige a cada uno: no basta aceptar la invitación, es necesario tener  el traje de bodas; es decir vestir ese traje, porque participar en el seguimiento de Jesús, vale mucho y no es cualquier cosa. O sea, el hecho de ser cristiano vale mucho y no lo podemos rebajar por cualquier cosa. Porque la entrada definitiva en el Reino está señalada en participar en el Banquete.
 
Oración (lo que tú le dices a Dios): desde tu vida iluminada por el texto háblale a Dios. Escribe, en esta ocasión, tu oración.
 
Contemplación: haz silencio en lo más íntimo de tu corazón y desde allí agradece, adora, alaba y bendice a Dios; ofrécele cambiar en algo para bien tuyo, de los demás y gloria de Él.
El evangelio, una vez más, es una invitación  a tomar posición a favor de la justicia del Reino, que es libertad y vida para todos. La comunidad de los que siguen a Jesús será esposa del Cordero cuando vista el traje de la justicia. Nos presenta a Dios que es un Dios que invita, llama, a participar en el banquete de bodas para su Hijo. Y quiere invitar a todos. Es un Dios que llama ansiosamente para que todos participemos, es decir, que nadie se pierda esta Fiesta. Lo único que pide es estar dispuesto, 'vestido' para ese banquete.
Me consuela e ilumina que eres un Dios de fiesta, que invitas siempre a participar en la fiesta del banquete de bodas de tu Hijo. Eres un Dios de alegría, porque invitas a todos, buenos y malos. Nos pides únicamente, saber valorar la grande dignidad que tenemos y no estropearla porque menos importantes, eso es vestir ese traje de fiesta. Así pues, escucharé y aceptaré tu invitación que es lo que importa. Lo viviré y celebraré en el banquete de la Eucaristía y en la Vida.
 
Participemos espiritualmente en el Sínodo de la Familia, juntamente con el Papa, los Obispos y muchas familias del mundo que participan. Octubre mes de las misiones y del Rosario. En esta semana contempla como el Señor quiere que participes en el banquete de su Reino y a procurar su Reino.
 
 
La Paz con ustedes.