lunes, 18 de enero de 2010

3er. domingo Ordinario, C (24 enero 2010)


Texto a meditar y orar
Lc 1,1-4; 4, 14-21


LECTURA. Es un texto programático, Jesús se da a conocer a sus paisanos. El evangelio de hoy presenta a Jesús iniciando su ministerio público, en su pueblo natal, entre conocidos y amigos de la infancia. Participa en una asamblea semanal, donde se leían las Escrituras, aunque ahora es él quien las explica a sus paisanos.
Jesús no es un mito, sino un personaje real que vivió en una época bien precisa de la historia humana y en una región geográficamente bien determinada. Por lo tanto, la fe en Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios vivo, se apoya sobre la validez y la verdad de los hechos narrados.
Después de su bautismo, Jesús comienza su predicación en Galilea y es presentado como una persona que camina bajo el influjo constante del Espíritu Santo, ya que inicia su misión “con la fuerza del Espíritu”. Esta es una característica de todo el evangelio de San Lucas; al final del relato, Cristo es presentado como el personaje mesiánico, anunciado por el profeta, sobre el cual está el Espíritu del Señor.
Al terminar la proclamación del párrafo de Isaías, Jesús declara: “Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy”. Es la presentación de Jesús como centro de la revelación bíblica, ya que en su persona llegan a su cumplimiento definitivo los oráculos del Antiguo Testamento.
En el discurso de Nazaret Jesús se presenta como el Mesías, lleno del Espíritu Santo, consagrado y enviado por Dios a evangelizar a los pobres, encargado de una misión salvífica en favor de su pueblo. Israel se encontraba en un estado de pobreza, de esclavitud y de humillación; pero ahora está por ser liberado con una intervención especial del Señor.
Jesús se aplica a sí mismo este oráculo. “Hoy se cumple esta Escritura”. El es el profeta de los pobres, el Mesías salvador, enviado a liberara los oprimidos y a redimir a la humanidad.

MEDITACION. Lucas va presentando a Jesús como el enviado de Dios y el que camina siempre acompañado de su Espíritu; es decir el hombre-Dios que siempre avanza orientándose por las mociones del Espíritu y así va haciendo siempre la voluntad de su Padre. Es el Espíritu el que va guiando al enviado para evangelizar.
Si Jesús es presentado por Lucas como el realizador de las expectativas del pueblo hebreo, hay que superar la extrañeza y el escándalo de reconocer a Jesús conocido y familiar a nosotros tanto a sí que no lo sintamos necesario como Salvador y realizador de la salvación; de ver que la buena noticia que nos trae deje de ser anuncio de un futuro libre de injusticias, liberado de enfermedades, liberador de opresiones. Lo que Jesús dice al creyente, es algo nuevo y renovador, con capacidad suficiente para hacerle recuperar ilusión y esperanza en su vida.
Hay que darle fe y sentimiento a su persona y a sus palabras.
Siendo poseedores del Espíritu y de sus promesas y comprometidos con el evangelio de Jesús, no basta con creer que Jesús quiere curarnos; es necesario, darle voz, prestarle vida para que su voluntad llegue a todos y para que la esperada liberación se vaya haciendo presente por medio del creyente que se deja guiar, como Jesús, por la acción del Espíritu para llevar adelante la proclamación del Evangelio y poder decir a los demás con su testimonio que “hoy se cumple ésta Palabra que han escuchado”; Dios está en medio de nosotros.

ORACION. Señor, Jesús: Me puede pasar como a tus paisanos, que entre más familiar eres a mi vida y entre más te conozco, menos puedo valorarte, pues te he conocido superficialmente, y hasta puedo llegar a despreciarte y no aprovechar la novedad que me presentas en tus palabras y la salvación que me traes. Aumenta con tu gracia, mi fe y mi asentimiento a tu persona y a tu Palabra; hazme, con la luz de tu Espíritu, ser dócil y pedirte, como un regalo de tu infinito amor y misericordia para el hombre, tu presencia y tu salvación como una gracia en medio de mi vida y en medio de la vida de los hombres. Que el descubrirte como mi salvador me haga dejarme guiar por Tí y bajo las indicaciones de tu Espíritu; que mi vida vaya desflorando de sentido cuando se va expresando como fruto de un amor grande que me tienes y porque me experimento amado por Tí y por tu Padre.
Que mi vida se exprese feliz y llena de Tí, para que sea la forma de testimoniar la alegría de tu presencia, la llegada de tu salvación y por medio de tu Espíritu, la contínua presencia tuya y el restablecimiento de la paz y el amor entre los hombres. Te pido que mi vida sea evangelio de Dios para los demás.
CONTEMPLACIÓN. Invoca al Espíritu Santo y agradécele su presencia y protección en tu vida y pídele el don del discernimiento para descubrir qué es lo que Dios quiere de Ti, de tu vida.

P. Cleo

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