sábado, 6 de febrero de 2010

5º domingo ordinario, C (7 febrero 2010)


Texto a meditar y orar:
Lucas 5:1-11

Y aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara de tierra un poco; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, dijo: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque tú lo pides, echaré las redes. Y cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían; entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador! Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la redada de peces que habían hecho; y lo mismo les sucedió también a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron. Palabra del Señor.

LECTIO (busca leyendo)
Lucas presenta un relato de vocación de los apóstoles un poco diferente a la tradición presentada en los evangelios de Marcos y de Mateo. La llamada no se hace a la orilla del lago y sin un previo conocimiento, Jesús ya ha entrado en casa de Simón y ha curado a la suegra de éste; y en este relato, ha realizado un milagro que le revela a Pedro el señorío de Cristo.
La pesca muestra a un Pedro, que una vez vistos los milagros hechos por Jesús, confía en su palabra y lanza de nueva cuenta las redes. La pesca es tan grande que se tiene que llamar a otros: Santiago y Juan que van en otra barca para que les ayuden (Andrés no es mencionado, pero se da por supuesto que iba en al barca con su hermano Pedro).
Pedro tiembla ante el poderío de Jesús y le reconoce como Dios, recordando que en la mentalidad judía, nadie puede ver el rostro de Dios y permanecer con vida - como lo muestra la primer lectura del día de hoy (Is 6, 1-8); o los episodios de Elías (1Re 19, 9ss) y Moisés (Ex 33, 18ss) -, sin embargo, la respuesta de Jesús no es de condena, sino de valor: "No temas" para asumir un nuevo mandato: "serás pescador de hombres". Después del episodio, los 4 primeros apóstoles, dejándolo todo le siguieron.

MEDITATIO (y encontrarás meditando)
Pedro confió en las palabras de Jesús y lanzó de nuevo las redes al mar, ¿con qué facilidad nos dejamos llevar por el desánimo y el fracaso?, ¿somos valientes para poder intentar una y otra vez el hacer lo que Dios nos pide?
Las obras de Dios superan a las de los hombres, Simón y Andrés tuvieron que llamar a otros, ¿qué tanto sé pedir ayuda a los demás y me dejo ayudar para construir el Reino?, ¿me siento solo(a) o acompañado(a) en mi vocación cristiana?
Jesús no llama a gente perfecta para construir el Reino, llama a pecadores como tú y cómo yo, ¿podemos reconocernos pecadores ante Dios?, ¿nos sabemos enviados a pesar de ello?

ORATIO (llama orando)
Señor Jesús, reconozco delante de ti mi pequeñez y mi pecado. Soy limitado, pero también en varios momentos actúo contrariamente a tu plan de amor; y a pesar de ello, me sigues llamando y diciendo: "No temas".
¡Señor, que grande es tu confianza en mí!, confías más en mí que yo mismo. Dame la fuerza de tu Espíritu para recobrar la paz de mi corazón y abrazado a tu Palabra de ánimo, pueda levantarme y seguirte fielmente por el camino.
Hazme saber y sentir que no estoy solo, que soy parte de una comunidad y que juntos, siguiendo tu Palabra, haremos maravillas; que sea dócil para dejarme ayudar, que sea valiente para pedir ayuda, que todos creamos en ti, que todos te amemos, que juntos vivamos tu salvación.

CONTEMPLATIO (y se te abrirá por la contemplación)
Saborea durante toda la semana este bello mensaje, hasta que el temor de tus pecados desaparezca ante la mirada amorosa de tu Señor. Contémplate amado(a) y llamado(a) a construir el Reino, comenzando por tu corazón y abriéndolo a quienes te rodean. ¡Que tu pesca sea abundante! Dios te bendiga.

Francisco José

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