jueves, 15 de julio de 2010

16º domingo ordinacio, C (18 julio 2010)


Texto a meditar y orar:
Lucas Lc 10, 38-42

Evangelio.
En aquel tiempo entró Jesús en un poblado, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que acercándose a Jesús, le dijo: «Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me haya dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude».
El Señor le respondió: «Marta, Marta: muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará». Palabra del Señor.

Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes, actitudes y relaciones.
Jesús es huésped de dos mujeres, Marta y María, que asumen un rol importante en la narración. El relato rompe con la mentalidad del tiempo, la cual asignaba a la mujer un papel de segundo orden y la excluía de la posibilidad de instruirse, tanto que los mismos apóstoles permanecerán sorprendidos con su maestro cuando más adelante vean que su Maestro se entretenga con una mujer samaritana.
Lucas nos dice que Marta se afanaba en diversos quehaceres y que se lamentaba ante Jesús de María porque la dejaba sola haciendo el quehacer. El verbo “afanarse”, tiene el sentido de una fuerte ocupación, pero también aquella de distracción, es decir, en este caso, de ser distraída de la escucha atenta de Jesús. Este activismo de Marta es expresión de la atención respetuosa que ella tiene hacia Jesús y manifiesta el deseo de darle una digna acogida. Quiere ser por lo tanto una digna discípula del Maestro. Jesús no intenta condenar a Marta que quiere acogerlo tan generosamente. Sino para él existe una jerarquía de valores que deberá ser respetada.
María sentada a los pies de Jesús le escucha. La actitud de María es la misma del discípulo hacia el maestro, es la de escucha atenta.
El evangelista radicaliza los dos comportamientos para hacer de María el modelo de creyente. En la respuesta dada a Marta, que es dirigida a ella con tanta convicción y confianza, Jesús asigna el primer lugar a la “escucha” de su palabra: escucha atenta, continua, sin distracción. “Una sola cosa es necesaria”. La verdadera cosa de la cual hay necesidad es la escucha de la Palabra de Jesús.

Meditación: (Meditatio) “…y encontrarás meditando”. (Qué te dice a Ti el texto). Reflexiona y profundiza la Palabra.
Jesús tuvo que recurrir habitualmente a la hospitalidad de amigos y conocidos y en este relato lo hace en casa de Marta y de María: una le sirve, otra le escucha. Las dos actitudes son lógicas. Ninguna es criticada por Jesús. Pero es quien más se afana la que se siente peor tratada. Parece ser que la atención mejor que puede darse a Jesús que se hospeda en casa es atender a su Palabra y quedarse, prendados, de su enseñanza. Cuando busca hospitalidad entre los hombres, es Dios, y su querer, quien intenta hospedarse en los corazones. Toda fatiga es inútil si olvida las preferencias del huésped: pues quiere ser tenido en cuenta, pero se le escucha y no para que se le sirva. La mejor atención que puede prestarle quien le tiene en casa es atender a cuanto quiera decirle. Ser escuchado, cuando habla de Dios, es preferible a ser alimentado, cuando está en casa ajena. Jesús no alaba a María por no hacer nada, la defiende porque ha hecho de Jesús su única ocupación. No son cosas que se tienen, sino el propio tiempo y el corazón es lo que se le debe prestar; no quiere él dar mayores preocupaciones con su presencia, sino que su presencia ocupe por entero a quienes visita. Marta no es corregida por cuanto hace, sino por lo que deja de hacer. El servicio más preciado que podemos ofrecer a Jesús, quienes estamos dispuestos a recibirle en casa, es de lo más sencillo y el más agradable: gozar de su persona oyendo su palabra.

Oración: (Oratio) “Llama orando” (¿Qué le digo yo a Dios).
Señor, Jesús, Tú que identificaste a tus amigos con aquellos que identificaban tu evangelio y que te hiciste hospedar en casa de los que te sabían escuchar y te dejaste servir por quienes, tras haberte escuchado, ponían sus vidas al servicio de Dios; gracias por hacerme entender que no separaste misión de amistad, vida pública de tu vida privada.
Enséñanos a darle todo el tiempo y el espacio a tu Persona y acoger tu Palabra. Danos, Señor un corazón dócil, y sencillo, apto para gozar tu persona oyendo tu Palabra, dejando nuestras muchas ocupaciones para encontrarnos con la voluntad de Dios cada vez que escuchamos tu Palabra.

Contemplación (Contemplatio): “…y se te abrirá por la contemplación”
En éste fin de semana te invito a que hagas un esfuerzo por dejar todas tus ocupaciones y trabajos; y enciérrate o sal fuera a un lugar solitario y escucha y medita en la Palabra de Dios y la forma como va calando en tu vida

Un saludo. P. Cleo sdb
La Paz con ustedes.

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