lunes, 24 de octubre de 2011

DOMUND, A (23 octubre 2011)

Texto del Evangelio de San Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. 

Lectura: (Busca leyendo. Lee y desentraña el texto en sus partes, personajes, acciones, verbos y relaciones principales. Se trata de entender lo que dice el texto en si mismo). 
El texto no nos dice el lugar. No sólo se trata del último capítulo del evangelio, sino del epílogo del mismo. Se ubica dentro del tiempo de Pascua y de las apariciones del resucitado, siendo ésta la última. Todo esto le da un relieve muy especial al texto y su contenido. Este relato lo situamos cuando Jesús después de su Resurrección se les aparece a los once y les dice: en un primer momento, “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado”. Y, el otro momento, después de hablarles subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Nos presenta las últimas palabras de Jesús a los suyos; no son palabras para consolarlos, sino para confiarles la misión: el anuncio del Evangelio. Esas mismas señales que acompañarán a los futuros creyentes son las señales que han acompañado ya a los apóstoles durante la vida de Jesús e inmediatamente después de su resurrección. Finalmente nos dice que ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes; y el Señor actuaba y confirmaba su predicación. 

Meditación: (Y encontrarás meditando. Ahora busca lo que dice Dios a tu vida desde el mensaje del texto). 
Nos hace meditar como el Señor Jesús da el mandato: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado”. Sin embargo este nuevo mandato como resucitado es definitivo y tiene un carácter universal en cuanto que abarca al mundo actual, a todos los seres humanos y a toda criatura. Queda claro que el evangelio no se impone, sino que se propone y se confirma con ciertas señales, pero el que crea y se bautice ya habrá elegido la salvación, como regalo de Dios, y el que se resista habrá rechazado ese regalo traído en Jesucristo. Ahora bien, todos los que somos creyentes bautizados, y los que vendrán, asumimos el mandato del resucitado en calidad de nuevos discípulos, de nuevos misioneros, al punto de que la predicación del evangelio y el discipulado terminarán sólo cuando todo lo que exista en este mundo termine. Mientras dure este mundo durará este mandato, este envío misionero: “vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura…”, y es seguro que el Señor estará y actuará con quienes, haciéndonos obedientes, vivamos en la alegría del evangelio, la buena noticia de la salvación 

Oración: (Llama orando. Desde el texto y su aplicación a mi vida le hablo al Señor). 
Gracias, Señor, porque te mostraste resucitado a los once, y te mostraste de tal manera, y les encomendaste tu Evangelio y tu Misión. Desde entonces les enviaste para que fueran a misionar y llevaran la salvación. Señor que al celebrar la jornada misionera este Domingo, te pedimos que aumentes la confianza en tu presencia constante en la Iglesia; haz que vivamos con entusiasmo y fidelidad la vocación misionera que nos has dado desde nuestro bautismo en la Iglesia; que nos sintamos alegres de ser enviados y de anunciar el Evangelio a las gentes de nuestro tiempo. Además te pedimos que haya muchas vocaciones misioneras, es decir, muchachos y muchachas, mucha gente a esta vocación de alto riesgo, por causa de tu nombre. Amén. 

Contemplación: Alaba, bendice y da gracias a Dios porque conoces el Evangelio. Recuerda que sólo una tercera parte de la humanidad acepta a Cristo y esto nos impulse a dar testimonio de sabernos felices por ser Iglesia misionera como Jesús. 

Feliz Domingo. La Paz con ustedes.

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