Lectio Divina del Texto
de
Marcos 13, 33-37
En aquel tiempo, Jesús
dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará
el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a
cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también
velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al
anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a
suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes,
lo digo para todos: permanezcan alerta”.
LECTIO: Estamos iniciando el
calendario “litúrgico” con el tiempo de Adviento y el motivo fuerte y profundo se refiere a la “pronta
venida de Cristo”. En el contexto de ésta venida, el cristiano vive su propio
camino. Las lecturas bíblicas de este tiempo proponen los lineamientos del
camino del cristiano que espera encontrarse con su Señor.
El evangelio de este domingo es una pequeña
parábola que habla de la venida del dueño de la casa. Por lo mismo, el “dueño”
(“dueño” = “Señor”), viene al encuentro de sus siervos mientras ellos están
ocupados a su servicio y en un tiempo que se señala durante la “noche”. Hay un
mandato que es el de “vigilar” y viene motivado por Jesús así: “No sabéis a qué
hora será el momento preciso”, es decir, “el día y la hora”, del regreso de su
Señor. Estas palabras parecen unir la necesidad de la vigilancia con la
ignorancia del tiempo en el cual el Señor vendrá al encuentro de sus siervos.
Tal motivación se confirma con la imagen del ladrón, lo imprevisible y lo
clandestino. El dueño de la casa motiva a los siervos en la necesidad de una
vigilancia continua, ininterrumpida, incansable. Para los siervos que se
mantienen despiertos, el Señor no llega inesperadamente porque “lo están
esperando”, siempre están atentos para abrirle la puerta mientras llega y toca.
Estos tales, son declarados “Bienaventurados”, justamente porque están “despiertos” y
“prontos”.
MEDITATIO: Vigilar es sobre todo, estar atento y en tensión para captar “al
que está por llegar”, para sentir casi en anticipo sus pasos, para anticipar el
abrazo y el “apretarse a él”, cuando su rostro se aclara y no se esconde más.
“Vigilar” será entonces una actitud orientada hacia el encuentro esperado.
Todavía más, es estar esperando lo inesperado, no se sabe en qué hora llegue ni
cuál es la forma en que llegue. Existe por lo tanto el riesgo de la rutina de
una administración cansada de lo que se nos ha dejado administrar. Es necesario
recuperar la dimensión de la espera tan viva y fuerte en los profetas y en los
apóstoles; y tan pérdida en nuestro tiempo. El mejor medio para conocer a Dios
es buscarle e ir a su encuentro; es aquel de no tenerlo, sino desearlo con
ardiente sed, andar buscándolo, hurgando en los signos y en los sonidos su
voz e “ir a su
encuentro”.
ORATIO: Padre
Bueno, que nos invitas a estar en espera, al acecho de tu venida y en actitud de
vigilancia. Porque nos has llamado a cuidar y administrar tus bienes y nos has
comprometido en el trabajo que Tú quieres que hagamos mientras Tú regresas.
Te suplicamos que nos enseñes a administrar
lo que es tuyo; pero más importante que nos enseñes a vivir con actitud creativa
la vigilancia y con sed ardiente tu espera, porque vas a llegar en el momento
más inesperado y nos quieres disponibles y rindiéndote cuentas de lo que te pertenece.
Hoy nos señalas que lo importante es vivir
en vigilancia; es decir, en espera de tu persona; que nuestros pensamientos y
acciones sean expresiones de atención a la menor indicación de que el Señor está
por llegar; que nuestros pensamientos estén completamente marcado por Ti y por
tu pronta venida; que todo nuestro ser, gire en torno a ésta venida y a este
acontecimiento. Te pedimos, Señor, que enseñándonos a esperar al Esperado, que
eres Tú y que nuestra vida no caiga en la rutina de una administración de tus
bienes sin sentido.
CONTEMPLATIO: Piensa y reflexiona en qué forma puedes poner en práctica esta
Palabra de Dios en tu vida, en un hecho concreto de tu vida. ¿Con qué actitud
esperarías Tú a Dios en tu vida?
En medio de tantas
insinuaciones comerciales permanezcamos atentos y vigilantes en el
Señor.
- “En esta Navidad,
Cristo puede tener un lugar en nuestra casa".
¿Podrá contar con un
lugar en nuestro corazón?
¿Estamos
dispuestos a remover todo lo que roba espacio para Él?
¿Qué impide nuestro camino
hacia Dios?
La Paz con ustedes.