miércoles, 30 de octubre de 2013

lectio 31 DOrd C

31 DOMINGO ORDINARIO, C.
Texto a meditar y orar del Evangelio de San Lucas  19, 1-10
 
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar,  Jesús levantó los ojos y le dijo: "Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a  murmurar diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: "Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más". Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abrahán, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.
 
Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo? lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones).
            Jesús encabeza la marcha hacia Jerusalén. Al pasar por Jericó se encuentra con Zaqueo, que es jefe de publicanos, recaudador de impuestos y por lo tanto hombre rico. Su profesión era considerada pecaminosa por injusta. Ante esta posición económica, contrasta su situación de crisis religiosa, la cual lo impulsa a buscar y querer ver a Jesús; sin embargo, la gente y su baja estatura se lo impiden, por eso se sube a un árbol para ver al Señor cuando pase por ahí.
            El Señor pasa, mira a Zaqueo y se auto invita; y elige para hospedarse la casa de un hombre tan despreciado, no ya por su riqueza, sino por el modo como la ha amasado;  el publicano baja del árbol, se alegra y lo recibe en su casa;  a lo cual la multitud reacciona en contra de Jesús. Sin negarles la razón que tienen, con su respuesta Jesús da razón de su comportamiento, pues su misión es buscar al extraviado y a salvar a quien se sienta perdido.
Y finalmente, ya en casa, el recaudador de impuestos comunica al Maestro de Nazareth que a partir de este encuentro personal con Jesús su vida ha comenzado a cambiar profundamente. Y Jesús le comunica que con su presencia, la salvación ha llegado hoy a su casa.
 
Meditación: (Meditatio) "…y encontrarás meditando". (Qué te dice a Ti el texto?. Reflexiona y profundiza la Palabra).
            Zaqueo no era un rico cualquiera; era un rico insatisfecho, un pudiente en búsqueda y sabiendo algo sobre el Nazareno, quiere conocer a Jesús. Y por lo mismo Zaqueo no dejó que Jesús pasase de largo porque su vida dejaba mucho que desear y aprovechó la necesidad que sentía de un contacto directo más que de una simple observación externa.
            Jesús se invitó a hospedarse en casa de Zaqueo y permanecer en ella; para el evangelista Lucas, esto indica la comunión entre el huésped y la persona que lo acoge. Y es ahí donde se da la salvación realizada por Jesús. Zaqueo comunica al Maestro que a partir de ese encuentro  su vida ha comenzado a cambiar profundamente y es que a partir de la cercanía  con Jesús , él descubre la injusticia con la que había labrado su fortuna y porque su vida dejaba mucho que desear, Zaqueo aprovecha la oportunidad del momento en que Jesús se encuentra en su casa para manifestarle su cambio de vida y  su conversión a los pobres. Con la llegada de Jesús a casa de Zaqueo, llega la salvación y un rico, insatisfecho de su riqueza,  convierte su corazón.
           
Oración: (Oratio) "Llama orando" (¿Qué le digo yo a Dios?).
             Señor Jesús, tantas veces has caminando entre la gente. El ejemplo de Zaqueo, es modelo para aquel que quiere verte pasar y conocerte en persona. Con tu mirada nos invitas a que te recibamos; y hasta nos llamas por nuestro nombre.
            Señor, que nuestra baja estatura de humano, de pecador, no sea limitación para reconocer tu grandeza y tu gloria. Señor, sigue andando por los caminos, buscando y salvando a los que están perdidos ¿A cuántos encontraste? ¿Y cuántos se han encontrado contigo? Señor, no ceses de caminar para encontrarte con la gente… Está Zaqueo, que vivía una vida de "baja" estatura. En ese encuentro, de él contigo y tú con él, cambió totalmente su vida. Ahora es ya una vida en pie, porque fue capaz de ver por los pobres y de vivir en verdad. Te pido que experimentemos la alegría de tenerte en la propia casa y escuchar aquellas mismas palabras: "Hoy quiero hospedarme en tu casa" y permítenos que te hospedamos en nuestra casa, en nuestra vida.
 
Contemplación (Contemplatio): "…y se te abrirá por la contemplación"  
            Deja que tu corazón y tu mirada se encuentre y busque, se vaya quedando en silencio. Que se quede junto a Jesús, en la intimidad del hogar, en el silencio acogedor de la noche, sintiendo el gozo de estar juntos. Que en tu corazón resuenen las palabras de Jesús: "Hoy tengo que hospedarme en tu casa". "Hoy ha llegado la salvación a esta casa".
 
 
 
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 23 de octubre de 2013

lectio 30 DOrd C

 

30 Domingo Ordinario, C.
Texto a meditar y orar del Evangelio de San Lucas 18, 9-14
 
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás.
"Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba en su interior: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias'.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: 'Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador'.
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo?, lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones). Jesús que dirige su enseñanza a un grupo de gentes. Y Jesús, en la parábola, presenta dos personajes; el fariseo que es presentado como sinónimo de hipocresía, aunque fuera un pío israelita, justo, profundamente religioso que fundamentaba todo su vida sobre Dios y sobre la ley como única preocupación de su existencia; y el publicano, un  rico económicamente que hace del pecado su oficio. El relato hace una comparación de dos personas confrontados en su forma de rezar, de creer y de relacionarse con Dios. El contenido de la oración del fariseo es de agradecimiento dirigido a Dios por ser diverso y mejor que los otros hombres que en general son pecadores; su preocupación es la de distinguirse del publicano (cuyo oficio se consideraba impuro), nace de una exigencia religiosa que obedecía a la necesidad de pureza legal. Su oración es la de un fiel seguro, sin nada que lo inquiete, cuya medida o parámetro de juicio está constituido por las cosas hechas y por hacer. En cambio el publicano en su oración es consciente de sus propias culpas, confiesa su culpabilidad y una exigencia de perdón dirigida al Dios de los pecadores y de los necesitados. Este hombre pone a Dios como el único sujeto que le puede perdonar sus faltas y por lo mismo justificarle de sus delitos.
 
 
Meditación: (Meditatio) "…y encontrarás meditando". (Qué te dice a Ti el texto).  El Evangelio de hoy nos motiva a rezar desde nuestra impotencia y desde nuestras faltas. La parábola nos invita a caer en la cuenta que no deberíamos recordarle a Dios, en la oración,  lo que hemos hecho sino, como el publicano, lo que nos falta aún por hacer. No tendríamos que mencionarle lo malo que son los demás ni decirle lo bueno que hemos sido nosotros. Para sentirnos agraciados con Dios, no hace falta sentirnos mejores que los demás, bastaría con sabernos peores de lo que Dios nos quisiera. El pecador reconoció que su vida no estaba a la altura de lo que Dios quería, le dijo que no era digno de él y que lo sentía de verdad. En cambio el fariseo, su equivocación estuvo  en que se vio bueno por ser mejor que los demás y no por verse como Dios lo veía.
El anuncio del Evangelio se encuentra en afirmar que Dios es justo porque salva al pecador. La justicia de Dios es gratuidad. Este es el rostro de Dios que el fariseo no logra descubrir; su experiencia no es aquella de la existencia donada y salvada por la gratuidad de Dios.

Oración: (Oratio) "Llama orando" (¿Qué le digo yo a Dios).  Líbranos, Señor, de todo falso comportamiento religioso; del error de creernos mejor que los demás; de sentirnos satisfechos de nosotros mismos, de creernos siempre con la razón, de creer que tenemos la verdad y de servirnos de ella para juzgar y condenar; de sentir que estás con nosotros porque somos cumplidores, observantes, trabajadores, y porque nada se escapa del control; ¡ábrenos los ojos a nuestras culpas, Oh, Señor! y no sobre las culpas de los otros. Conscientes de nuestro pecado lo confesaremos humildemente con la seguridad que nos da el saber que Tú nos perdonas. Así podremos gustar la alegría de ser perdonados y justificados por tu grande amor, Señor.

 
Contemplación (Contemplatio): "…y se te abrirá por la contemplación"
Realizo mi oración delante de Dios y delante de Él confieso no ser tan bueno como Él me quiere  pero sentirme y saberme justificado por su presencia y por su amor.
 
 
 
 
La Paz con ustedes.

miércoles, 16 de octubre de 2013

lectio DOMUND

DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES. Ciclo C.
DOMUND.
 
Marcos 16, 15-20.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos".
El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura: (Busca leyendo. Lee y desentraña el texto en sus partes, personajes, acciones, verbos y relaciones principales. Se trata de entender lo que dice el texto en si mismo).
El texto no nos dice el lugar y si que estaban a la mesa y que no creían. Este relato lo situamos cuando Jesús después de su Resurrección se les aparece a los once y les dice: en un primer momento, "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado". Y, el otro momento, después de hablarles subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Nos presenta las últimas palabras de Jesús a los suyos; no son palabras para consolarlos, sino para confiarles la misión: el anuncio del Evangelio. Finalmente nos dice que ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes; y el Señor actuaba y confirmaba su predicación.
 
Meditación: (Y encontrarás meditando. Ahora busca lo que dice Dios a tu vida desde el mensaje del texto). Nos hace meditar como el Señor Jesús les da el mandato: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado". Siendo estas las últimas Palabras que Jesús dijo, contienen la misión apostólica y la urgencia de esta misión. Nos habla, también, que existe una condición para obtener los beneficios del Evangelio de la Salvación: el creer y el bautizarse. Y, nos hace meditar lo que sucederá al que no quiere creer: será condenado; porque salvarse es aceptar a Jesús, e igualmente, es el aceptar el testimonio de sus apóstoles. Nos hace reflexionar, también, cuando Jesús después de haberse dirigido a sus once discípulos sube a los cielos, les da indicaciones y medios concretos.
 
Oración: (Llama orando. Desde el texto y su aplicación a mi vida le hablo al Señor). Gracias, Señor, porque te mostraste resucitado a los once, y te mostraste de tal manera, que aunque titubeaban, les encomendaste tu Evangelio y tu Misión. Desde entonces les enviaste para que fueran a misionar y llevaran la salvación al creer en Ti. Señor que al celebrar la jornada misionera este Domingo, te pedimos que aumentes la confianza en tu presencia constante en tu Iglesia; haz que vivamos con entusiasmo y fidelidad la vocación misionera que nos has dado desde nuestro bautismo, en la Iglesia; que nos sintamos alegres de ser enviados y de anunciar a las gentes de nuestro tiempo tu Evangelio. Además te pedimos que haya muchas vocaciones misioneras, es decir, gentes, muchachos y muchachas, a esta vocación de alto riesgo, por causa de tu nombre.
 
Contemplación: Alaba, bendice y da gracias a Dios porque conoces el Evangelio. Recuerda que sólo una tercera parte de la humanidad acepta a Cristo y esto nos impulse a dar testimonio de sabernos felices por ser Iglesia misionera como Jesús.
"La fe es un don precioso de Dios que abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar. El anuncio del Evangelio es parte de ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia". SS Francisco.
 
 
La Paz con ustedes.

jueves, 10 de octubre de 2013

lectio 28 DOrd C

 
 
28 DOMINGO ORDINARIO, C.
Texto a meditar y orar del Evangelio de San Lucas 17, 11-19
 
 
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!"
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones. El evangelio presenta a Jesús caminando hacia Jerusalén. Y nos presenta esa actitud misericordiosa para con los más necesitados. Como los leprosos no se pueden acercar a Él, debido a la prescripción de la Ley , pues se les alejaba de la comunidad, debido a su enfermedad: la lepra; vemos que es Jesús quien da el primer paso. Con la llegada del Mesías, el Pueblo de Israel tenía confianza que desaparecería la lepra, considerada una enfermedad que separaba de la comunión de los demás; y hacía a los enfermos intocables. Así se presentan los 10 leprosos pidiendo la curación a Jesús. Jesús no hace nada, solamente les invita a dirigirse a los sacerdotes, que según la Ley , eran los que dictaminaban si realmente la lepra había desaparecido y por lo tanto si podían ser admitidos nuevamente a la vida social. Los envía sin que se haya producido aún la curación. Uno de ellos cuando - ve - que ha quedado sano, - regresa - a Jesús. Ver, indica un abrir los ojos a la acción salvadora de Dios: y entonces - regresa - se convierte y reconoce a Jesús como salvador, por eso le da gracias y se postra a sus pies. El relato es más impactante cuando se sabe que el único leproso que ha regresado y reconocido a Jesús como Salvador es una extranjero, un samaritano y es el único que ha dado un paso más adelante que es el de la fe. Solamente uno reconoce a Jesús.
 
 
Meditación: (Meditatio) "…y encontrarás meditando". (Qué te dice a Ti el texto).  Jesús curó a los leprosos no sólo porque tuvo compasión de su miseria, sino también porque ellos obedecieron a su palabra. La obediencia los liberó de su enfermedad. El relato nos pone el ejemplo del camino de fe que sólo un hombre supo recorrer hasta el final, el samaritano, un extraño. Eran diez y sólo uno regresa para agradecer la curación y así solamente es él quien es curado en su interior; los demás no supieron mostrarle agradecimiento. La necesidad compartida les hizo encontrarse con Jesús y siguiendo sus instrucciones recibieron idéntica curación. Que sólo uno, el extranjero volviera a dar las gracias, le hizo digno de una curación mayor. Jesús devolvió, juntamente con la salud, también la convivencia con la comunidad. Y, aquellos, por no haber sido capaces de hacer lo que era obvio, perdieron lo más importante. El reconocimiento público de los dones recibidos de Dios es la forma de creer que Dios salva el corazón, no sólo la lepra de la piel de las gentes. Si la curación recibida gratuitamente no les hizo (a los nueve leprosos), personas agradecidas; mucho menos les concedió el ser creyentes sanados, a excepción de uno, el extranjero aquel de quien menos se hubiera esperado. Las palabras finales muestran el objeto del relato: el contraste entre el agradecimiento y la ingratitud, entre judío (pueblo de Dios) y samaritanos (extranjeros, herejes), y entre la curación y la fe.
Oración: (Oratio) "Llama orando" (¿Qué le digo yo a Dios). Señor Jesús que fuiste caminando para entregar tu vida por los demás en Jerusalén y que te has encontrado con los enfermos y les has invitado para que obedeciendo a tu palabra se pusieran también en camino hacia su curación y hacia su salvación; te agradecemos por haberte cruzado en nuestros caminos y ahora, con tu Palabra, por invitarnos a seguirte. Y es que, Señor, cuando nos vemos caminando por la vida, nos descubrimos necesitados de Ti, de tu ayuda, de tu compasión, y como los leprosos, nos sentimos llenos de debilidades, "de lepras" y nos experimentamos enfermos. Ayúdanos a poner nuestra confianza en Ti, a descubrir que tu Palabra nos invita a ponernos en camino hacia la vida, hacia la curación y regresar contigo para que seamos ser agradecidos y te adoremos, por las maravillas que día con día has ido haciendo en nuestras vidas cuando nos experimentamos amados y salvados por Ti. Amén.
Contemplación (Contemplatio): "…y se te abrirá por la contemplación"  Te invito a que contemples lo que Dios ha hecho en la historia y en tu historia personal y a que postrándote en oración le agradezcas y después celebres con emoción, en la Eucaristía  a Dios como fuente amorosa de la vida.
                                                                          
Octubre. Misiones: todos los cristianos anunciadores de la Palabra de Dios
 
 
 
La Paz con ustedes.


miércoles, 9 de octubre de 2013

lectio 28 DOrd C

 
28 DOMINGO ORDINARIO, C.
Texto a meditar y orar del Evangelio de San Lucas 17, 11-19
 
 
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!"
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones. El evangelio presenta a Jesús caminando hacia Jerusalén. Y nos presenta esa actitud misericordiosa para con los más necesitados. Como los leprosos no se pueden acercar a Él, debido a la prescripción de la Ley, pues se les alejaba de la comunidad, debido a su enfermedad: la lepra; vemos que es Jesús quien da el primer paso. Con la llegada del Mesías, el Pueblo de Israel tenía confianza que desaparecería la lepra, considerada una enfermedad que separaba de la comunión de los demás; y hacía a los enfermos intocables. Así se presentan los 10 leprosos pidiendo la curación a Jesús. Jesús no hace nada, solamente les invita a dirigirse a los sacerdotes, que según la Ley, eran los que dictaminaban si realmente la lepra había desaparecido y por lo tanto si podían ser admitidos nuevamente a la vida social. Los envía sin que se haya producido aún la curación. Uno de ellos cuando - ve - que ha quedado sano, - regresa - a Jesús. Ver, indica un abrir los ojos a la acción salvadora de Dios: y entonces - regresa - se convierte y reconoce a Jesús como salvador, por eso le da gracias y se postra a sus pies. El relato es más impactante cuando se sabe que el único leproso que ha regresado y reconocido a Jesús como Salvador es una extranjero, un samaritano y es el único que ha dado un paso más adelante que es el de la fe. Solamente uno reconoce a Jesús.
 
 
Meditación: (Meditatio) "…y encontrarás meditando". (Qué te dice a Ti el texto).  Jesús curó a los leprosos no sólo porque tuvo compasión de su miseria, sino también porque ellos obedecieron a su palabra. La obediencia los liberó de su enfermedad. El relato nos pone el ejemplo del camino de fe que sólo un hombre supo recorrer hasta el final, el samaritano, un extraño. Eran diez y sólo uno regresa para agradecer la curación y así solamente es él quien es curado en su interior; los demás no supieron mostrarle agradecimiento. La necesidad compartida les hizo encontrarse con Jesús y siguiendo sus instrucciones recibieron idéntica curación. Que sólo uno, el extranjero volviera a dar las gracias, le hizo digno de una curación mayor. Jesús devolvió, juntamente con la salud, también la convivencia con la comunidad. Y, aquellos, por no haber sido capaces de hacer lo que era obvio, perdieron lo más importante. El reconocimiento público de los dones recibidos de Dios es la forma de creer que Dios salva el corazón, no sólo la lepra de la piel de las gentes. Si la curación recibida gratuitamente no les hizo (a los nueve leprosos), personas agradecidas; mucho menos les concedió el ser creyentes sanados, a excepción de uno, el extranjero aquel de quien menos se hubiera esperado. Las palabras finales muestran el objeto del relato: el contraste entre el agradecimiento y la ingratitud, entre judío (pueblo de Dios) y samaritanos (extranjeros, herejes), y entre la curación y la fe.
Oración: (Oratio) "Llama orando" (¿Qué le digo yo a Dios). Señor Jesús que fuiste caminando para entregar tu vida por los demás en Jerusalén y que te has encontrado con los enfermos y les has invitado para que obedeciendo a tu palabra se pusieran también en camino hacia su curación y hacia su salvación; te agradecemos por haberte cruzado en nuestros caminos y ahora, con tu Palabra, por invitarnos a seguirte. Y es que, Señor, cuando nos vemos caminando por la vida, nos descubrimos necesitados de Ti, de tu ayuda, de tu compasión, y como los leprosos, nos sentimos llenos de debilidades, "de lepras" y nos experimentamos enfermos. Ayúdanos a poner nuestra confianza en Ti, a descubrir que tu Palabra nos invita a ponernos en camino hacia la vida, hacia la curación y regresar contigo para que seamos ser agradecidos y te adoremos, por las maravillas que día con día has ido haciendo en nuestras vidas cuando nos experimentamos amados y salvados por Ti. Amén.
Contemplación (Contemplatio): "…y se te abrirá por la contemplación"  Te invito a que contemples lo que Dios ha hecho en la historia y en tu historia personal y a que postrándote en oración le agradezcas y después celebres con emoción, en la Eucaristía  a Dios como fuente amorosa de la vida.
                                                                          
Octubre. Misiones: todos los cristianos anunciadores de la Palabra de Dios
 
 
 
La Paz con ustedes.