miércoles, 18 de diciembre de 2013

lectio 4 Adv A

4 Domingo de Adviento, A.
Texto a meditar y a orar del Evangelio de San Mateo 1, 18-24.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Lectura (Lectio): (lee atentamente el texto las veces que sea necesario, entresaca los personajes, los verbos, las relaciones y la estructura fundamental para ver lo que dice en si mismo).
De modo muy escueto San Mateo nos presenta el modo en que Jesús vino al mundo. Comienza dando   a conocer la situación en que se encuentran María y José y el modo en que Dios, que los metió en esos problemas, les ilumina para resolver la situación.
El evangelista presenta todo como cumplimiento de las profecías de Isaías certificando con ello la autenticidad de lo que habiendo sido prometido ahora tiene pleno cumplimiento.
En este trozo evangélico encontramos a cuatro personajes con acciones diversas cada uno. Primero María, la prometida de José, quien antes de contraer matrimonio estaba   embarazada por obra del Espíritu Santo y lleva en su seno a Jesús, el salvador. El segundo personaje es José, el novio comprometido con María, varón justo que al conocer la situación de María, queriéndola tanto y para que no fuera castigada, decide dejarla en secreto en lugar de denunciarla. Sin embargo, después de la revelación tenida en sueños la acepta como su esposa y se hace cargo de Jesús. El tercer personaje es el ángel, quien por su presencia y comentarios hace ver que todo viene de Dios y que el niño que nacerá como alguien ordinario es ciertamente extraordinario. Finalmente está el Espíritu Santo, a quien se debe el embarazo de María, sin ninguna intervención humana y con pleno amor de Dios en su voluntad de salvar. Sin más el centro del relato está en aquel que nacerá del vientre de María. Isaías lo llama el Emmanuel, Dios con nosotros, y el Ángel lo llama Jesús, salvador de los hombres. El que nacerá de una Virgen   es el que había sido anunciado y prometido por los profetas.
 
Meditación (Meditatio): El misterio de la encarnación en el presente relato toca lo más hondo del amor de Dios, de su iniciativa, y de la realidad humana que responde desde la libertad.   Cuando el ser humano, representando en María y José, se confía en Dios, la historia tiene su verdadero sentido y se llama historia de salvación. Dios anuncia el nacimiento de su Hijo y pide primero el consentimiento de María y luego el de José, respetando al máximo la disponibilidad y libertad humanas. Ambos personajes tienen su propia anunciación y ambos responden positivamente entrando con funciones distintas y complementarias en la historia de la salvación. Dios se confía en ellos y luego ellos en Él. La llegada del "Dios con nosotros", no se puede realizar sin nosotros, sin el SI de la humanidad concentrada en María y José. El hecho continúa en la historia porque la voluntad de salvar de Dios sigue vigente, no se agota, y porque seguramente hay muchas mujeres y muchos hombres que como María y José seguirán creyendo en la palabra de Dios, estarán disponibles a lo que les pida y abrirán libremente sus vidas para encarnar al Emmanuel   y testimoniar que su primera venida es una realidad que culminará cuando venga glorioso. Por eso le decimos con toda la Iglesia: ¡Ven, Señor Jesús!.
 
 
Oración (Oratio): (respóndele a Dios y a su Palabra desde tu vida y con tu palabra).
Dios, Padre bueno, jamás nos ha llegado una noticia tan hermosa, tan llena de esperanza, como la del nacimiento de tu hijo hecho hombre como nosotros. 
Bendito seas por tu amor que se desborda incontenible por nosotros.   
Bendito seas por confiar en el ser humano representado en María y en José. 
Bendito seas porque has inventado la navidad con el nacimiento de Jesús. 
Bendito seas por tanta generosidad al darnos lo mejor y más hermoso de ti mismo: tu Hijo, el Salvador.   
Bendito seas por ese regalo que llena los deseos de cualquiera y colma los deseos de Dios. Bendito seas porque nos has dado todo de ti.
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio, alaba y bendice a Dios, que en su amor, te da al Salvador. Saca algún propósito para ser testigo del "Dios con nosotros" durante esta época navideña.
 
Saludos, abrazos y bendiciones para todos. Que el nacimiento de Jesús, el Salvador, llene de alegría, gratitud y esperanza sus vidas... ¡FELIZ   NAVIDAD!
 
 
 
La Paz con ustedes.

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