miércoles, 26 de noviembre de 2014

lectio 1 DAdv B

1 Domingo de Adviento, B.
 
Lectura Orante de la Palabra de Dios del Evangelio de San Marcos 13, 33-37
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta".
Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
LECTIO: Estamos iniciando el calendario "litúrgico", el ciclo "B", con el tiempo de Adviento y el motivo fuerte y profundo se refiere a la "pronta venida de Cristo". En el contexto de ésta venida, el cristiano vive su propio camino. Las lecturas bíblicas de este tiempo proponen los lineamientos del camino del cristiano que espera encontrarse con su Señor.
El evangelio de este domingo es una pequeña parábola que habla de la venida del dueño de la casa. Por lo mismo, el "dueño" ("dueño" = "Señor"), viene al encuentro de sus siervos mientras ellos están ocupados a su servicio y en un tiempo que se señala durante la "noche". Hay un mandato que es el de "vigilar" y viene motivado por Jesús así: "No sabéis a qué hora será el momento preciso", es decir, "el día y la hora", del regreso de su Señor. Estas palabras parecen unir la necesidad de la vigilancia con la ignorancia del tiempo en el cual el Señor vendrá al encuentro de sus siervos. Tal motivación se confirma con la imagen del ladrón, lo imprevisible y lo clandestino. El dueño de la casa motiva a los siervos en la necesidad de una vigilancia continua, ininterrumpida, incansable. Para los siervos que se mantienen despiertos, el Señor no llega inesperadamente porque "lo están esperando", siempre están atentos para abrirle la puerta mientras llega y toca. Estos tales, son declarados "Bienaventurados", justamente porque están "despiertos" y "prontos".
 
MEDITATIO: Vigilar es sobre todo, estar atento y en tensión para captar "al que está por llegar", para sentir casi en anticipo sus pasos, para anticipar el abrazo y el "apretarse a él", cuando su rostro se aclara y no se esconde más. "Vigilar" será entonces una actitud orientada hacia el encuentro esperado. Todavía más, es estar esperando lo inesperado, no se sabe en qué hora llegue ni cuál es la forma en que llegue. Existe por lo tanto el riesgo de la rutina de una administración cansada de lo que se nos ha dejado administrar. Es necesario recuperar la dimensión de la espera tan viva y fuerte en los profetas y en los apóstoles; y tan pérdida en nuestro tiempo. El mejor medio para conocer a Dios es buscarle e ir a su encuentro; es aquel de no tenerlo, sino desearlo con ardiente sed, andar buscándolo, hurgando en los signos y en los sonidos su voz  e "ir a su encuentro".
 
ORATIO: Padre Bueno, que nos invitas a estar en espera, al acecho de tu venida y en actitud de vigilancia. Porque nos has llamado a cuidar y administrar tus bienes y nos has comprometido en el trabajo que Tú quieres que hagamos mientras Tú regresas.
Te suplicamos que nos enseñes a administrar lo que es tuyo; pero más importante que nos enseñes a vivir con actitud creativa la vigilancia y con sed ardiente tu espera, porque vas a llegar en el momento más inesperado y nos quieres disponibles y rindiéndote cuentas de lo  que te pertenece.
Te pedimos, Señor, que enseñándonos a esperar al Esperado.
           
CONTEMPLATIO: Piensa y reflexiona en qué forma puedes poner en práctica esta Palabra de Dios en tu vida, en un hecho concreto de tu vida. ¿Con qué actitud esperarías Tú a Dios en tu vida?  
En medio de tantas insinuaciones comerciales, permanezcamos atentos y vigilantes en el Señor.
- "En esta Navidad, Cristo puede tener un lugar en nuestra familia, en nuestra casa".
¿Podrá contar con un lugar en nuestro corazón?
¿Estamos dispuestos a remover todo lo que no deja espacio para Él?
¿Qué está impidiendo nuestro camino hacia Dios que viene?
                                                    
 
 
 
La Paz con ustedes.

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