martes, 11 de noviembre de 2014

lectio 33 DOrd A

 

33 Domingo Ordinario, A  

 
Lectura Orante de la Palabra de Dios del Evangelio de San Mateo 25, 14-30
 
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!" Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes."»
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): fíjate bien en lo que dice el texto, lee atentamente, saca sus personajes, su ubicación, su relación y el mensaje central
 
El Evangelio con el lenguaje de las parábolas habla del Señor que dejando a sus empleados al cuidado de sus bienes partió repartiéndoles sus propiedades en forma de talentos, según las capacidades de cada siervo y después regresando quiso ajustar cuentas sobre la administración y la responsabilidad de lo encomendado.
(El talento era una unidad contable que equivalía a unos cincuenta kilos de plata, y se empleaba para medir grandes cantidades de dinero. Era equivalente a unos seis mil denarios, y un denario aparece en el Evangelio como el jornal de un trabajador del campo)
Aún el siervo que recibió menos bienes (un talento) obtuvo del Señor una cantidad de dinero muy grande.
El relato recorriendo la primera parte narra la repartición de los talentos según sus capacidades y a la responsabilidad personal y en la segunda parte el cómo los aprovecharon; para luego detenerse en el hombre que recibió un denario; y es explícito en describir el procedimiento que utiliza para no perder el denario que se le había encomendado y más su forma de razonamiento que utiliza para llegar a la sentencia final que muestra la dureza del dueño Este siervo escondió el talento que le había sido confiado: Siervo malo y perezoso le llama su Señor. Este siervo no supo esperar a su Señor y no sirvió a su Señor por falta de amor.

Meditación (Meditatio): fíjate en lo que te dice el texto y aplícalo a la vida ordinaria.
La parábola es un homenaje a la responsabilidad activa y a la libertad humana. Una llamada al trabajo, a la creatividad, al riesgo, a la valentía en la vida de cada día. Lo que se exige es siempre poco en comparación con lo que se recibe.
El hombre no es dueño, sino administradores de unos bienes recibidos y encomendados de los que ha de dar cuenta. El Evangelio señala que la vida en la tierra es un tiempo para administrar la herencia del Señor, y así ganar el Cielo. Está muy claro en la parábola: Los siervos somos nosotros; los talentos son las condiciones con que Dios ha dotado a cada uno; el tiempo que dura el viaje del amo es la vida; el regreso inesperado es la muerte; la rendición de cuentas, el juicio; entrar al banquete, el Cielo.
Por lo tanto Dios encomienda a todos una misión, da unos talentos desmedidos y espera una respuesta productiva que exprese la actitud creativa de la persona.
Sin embargo uno de los siervos temeroso de su Señor primero, y llamado malo y perezoso después, esconde el talento que le había sido confiado. Este siervo ofende e indigna a su Señor por su falta de amor. Y es que lo contrario de la pereza es precisamente la diligencia, que significa amar. El amor da alas para servir a la persona amada. El Señor condena al que no desarrolla los dones que Él les dio y los emplea en su propio servicio, en vez de servir a Dios y a sus hermanos los hombres.
Los talentos no son tanto los dones naturales sino de los que Jesús habla para nosotros cristianos de hoy son la Palabra de Dios, la fe, los sacramentos, la construcción del Reino. Nos obliga a preguntarnos: ¿qué uso estamos haciendo de estos talentos? ¿Nos parecemos al siervo que los hace fructificar o al que los entierra? Para algunos el propio bautismo es verdaderamente un talento enterrado. Es compararlo a un paquete "regalo" que uno ha recibido por Navidad y que ha sido olvidado en un rincón, sin haberlo nunca abierto ni gozado. Los frutos de los talentos naturales acaban con nosotros; los frutos de los talentos espirituales nos siguen a la vida eterna y un día nos valdrán la aprobación del Juez divino: "Bien, siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco, te daré autoridad sobre lo mucho: toma parte en el gozo de tu Señor".   
Para Jesús tener miedo equivale a no tener fe. La fe no es algo que se encierra, es vida que se expresa en amor y entrega a los demás.

Oración (Oratio): fíjate ahora en lo que tú le dices a Dios desde la vida iluminada por el texto, después de escuchar a Dios, háblale.
Somos invitados a hacer oración desde una reflexión de Madre Teresa de Calcuta donde nos presenta el modo en que ella hizo fructificar los dones que Dios le dio para hacer presente a Dios y su Reino. "Si las personas son irrazonables, inconsecuentes y egoístas aun así, ámalas de cualquier manera. Si haces el bien, te acusarán de tener oscuros 
motivos egoístas: aun así, haz el bien de cualquier manera. Si tienes éxitos y te ganas falsos  amigos y enemigos verdaderos: aun así, lucha de cualquier manera. El bien que hagas hoy, será olvidado mañana: aun así, haz el bien de cualquier manera. La sinceridad y la franqueza te hacen vulnerable: aun así, sé sincero y franco de cualquier manera. Lo que has tardado años en construir puede ser destruido en una noche: aun así, construye de cualquier manera. Alguien que necesita tu ayuda puede retrasarte si le ayudas: aun así, ayúdale de cualquier manera. Da al mundo lo mejor que tienes y a 
pesar de ello te golpearán: aun así, da al mundo lo mejor que tienes de cualquier 
manera. Dios conoce nuestras debilidades: aun así, nos ama de cualquier manera. El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz".

Contemplación (Contemplatio): haz silencio, adora, alaba y bendice a Dios por haberte hablado, déjate llenar de su paz y lleva su palabra a tu vida con un buen propósito.
Estamos terminando el Año Litúrgico y se nos invita a contemplar y reflexionar y la Palabra nos ilumina sobre lo que el Señor nos ha concedido y qué y cómo lo estamos viviendo. ¿Qué miedos me impiden multiplicar los talentos que he recibido? Examinemos cómo aprovechamos el tiempo, la puntualidad y el orden; si dedicamos la atención debida a los deberes familiares; si procuramos extender el Reino de Cristo en las almas y en la sociedad con los talentos recibidos.


 
 
 
La Paz con ustedes.

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