miércoles, 10 de diciembre de 2014

lectio 3 DAdv B

3 Domingo de Adviento, B.
 
Lectura Orante de la Palabra de Dios del Evangelio de San Juan 1, 6-8.19-28.
 
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.
Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a uno sacerdotes y levitas para preguntarle: "¿Quién eres tú?"
Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: "Yo no soy el Mesías". De nuevo le preguntaron: "¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?" Él les respondió: "No lo soy", ¿Eres el Profeta?" Respondió: "No". Le dijeron: "Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?" Juan les contestó: "Yo soy la voz que grita en el desierto: 'Enderecen el camino del Señor', como anunció el profeta Isaías".
Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: "Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?" Juan les respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias".
Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
(lee este texto, serena y tranquilamente una o varias veces hasta desentrañar parte de su estructura, personajes y organización)
 
Lectura: (Lectura de lo que dice el texto en si mismo para entenderlo mejor): Este hecho sucede en Betania. Los dirigentes del pueblo judío envían a Juan, sacerdotes y levitas, para preguntarle a título de qué está haciendo un nuevo rito de abluciones. ¿Quién eres tú? Y Juan declara que no es el Mesías; sino por el contrario, dirige la discusión sobre la personalidad de Cristo, mucho más importante que la suya pero desconocida. Aparece como aquel que se esfuerza para despertar a la gente y orientarla hacia la manifestación inmediata del Mesías. Juan se describe a sí mismo como "La voz que grita en el desierto" citando el texto del profeta Isaías. Él no era la luz sino testigo de la Luz.
 
Meditación: (Reflexión personal y profundización sobre la Palabra, lo que a mí me dice ahora en mi familia, vida y circunstancias): Podemos meditar en lo siguiente: que en medio de nosotros está Alguien a quien corremos el riesgo de no reconocer. La atención se dirige no sobre Juan el bautista sino sobre Jesús: "alguien que viene detrás de mí". Así entendemos las respuestas que da Juan a los enviados de los judíos, con las que quiere apartar de sí la atención, para dirigirla únicamente en aquel que "viene detrás" y que está "en medio de ellos", aún sin que ellos lo conozcan. Esa es precisamente su misión y por ello se alegra plenamente: de que la gente se interese por el Mesías, y Juan deba disminuir y desaparecer de la escena. Juan siempre señala al que es importante, y nunca quiere ocupar un lugar que no le corresponde. Este tiempo nos invita a toda la Iglesia a saber señalar a Aquel que viene, difundir con claridad que El, Jesús, es el verdaderamente importante. Para eso es necesario que "Enderecen el camino el Señor", es la llamada serena y exigente para recibir la presencia del Dios que se hace presente para salvarnos: Dios que salva, Jesús el Señor.
 
Oración: (Lo que le digo, desde mi vida, al Dios que me habla en su Evangelio. Le respondo): Señor, nos invitas en este Domingo hacer nacer ya la alegría y se nos anima a la espera. Es tu venida Señor Jesús: "que vendrá para los pobres y los humildes, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón y la libertad a los prisioneros y a anunciar el año de gracia del Señor", ya lo decía Isaías. Juan el bautista es el testigo del Mesías que viene, al que presenta como un desconocido que ya está en medio de nosotros. Ayúdanos a descubrir, el Evangelio, la Buena Nueva del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús. Por eso, viven alegres los cristianos que lo descubren.
 
Contemplación: (Hago silencio, me lleno de gozo, me dejo iluminar, adoro, alabo, y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios en mi vida ordinaria, personal, familiar, laboral, social, escolar…): La Alegría es el aspecto importante de este tercer domingo de Adviento. Y el tema de la alegría es principal en las Escrituras, se encuentra por todas partes en el Antiguo y Nuevo testamento. El mensaje de la Biblia es siempre optimista: Dios quiere la felicidad de las gentes. Y los cristianos deben saber que la Buena Nueva de la salvación es un mensaje de alegría; basada en la victoria de Cristo, con su nacimiento, muerte y resurrección. El mundo no es absurdo ya que Dios le ama, y el principio vital de su éxito se nos ha dado una vez por todas en Jesucristo. La alegría que caracteriza este Domingo es por el siguiente motivo: "El Señor está cerca".
 
Somos todos invitados a celebrar el gran misterio de nuestra salvación, por el Nacimiento de Jesús, con un corazón nuevo y una inmensa alegría.
 
 
 
La Paz con ustedes.

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