martes, 5 de febrero de 2008

1er. Domingo Cuaresma A (10 febrero 2008)


Texto a leer, meditar y orar:
Mateo 4, 1-11

Evangelio
En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo servirás”.
Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle.
Palabra del Señor.

LECTURA (Lectio): lo que dice la Palabra de Dios
El relato nos presenta a Jesús, al Espíritu, al Demonio (con diferentes nombres: Demonio, Tentador, Diablo (3), y Satanás) y los Ángeles. Jesús es conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el Demonio, el cual tiene el mismo rostro de la serpiente tentadora, presentándolo como manipulador de la Escritura y esperanza humana, hábil y sutilísimo engañador al que Jesús solamente es capaz de vencer y desenmascarar. Jesús pasó 40 días y 40 noches sin comer, y al final tuvo hambre. Después, en tres momentos nos presenta como Jesús es tentado por el Tentador, porque Jesús está siendo puesto a prueba. Y Jesús le responde con la Palabra de Dios. Finalmente lo dejó el Diablo y se acercaron los Ángeles para servirle.

MEDITACION (Meditatio): lo que dice a mi vida la Palabra de Dios.
Meditamos cómo el Espíritu permitió que Jesús fuera tentado por el Demonio. Esto fue algo real. Por el contexto de las tentaciones fue un ataque por parte del Demonio para saber si era el Hijo de Dios, el Mesías, a fin de desviarlo de su misión. Estas tentaciones Jesús las fue teniendo a lo largo de su vida: “Manda que estas piedras se conviertan en panes” para hacerle caer en un tipo de mesianismo triunfalista, famoso; “échate para abajo, así mandará a sus Ángeles para que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos” tener un mesías haciendo cosas extraordinarias ‘milagrero’; y al llevarlo a lo alto del monte y ver la grandeza de los reinos le dice: “te daré todo esto, si te postras y me adoras” la tentación de un mesías que prescinde de Dios, de hacerlo a un lado, el signo del poder. Jesús responde a las tentaciones con la Palabra de Dios, la Confianza en Dios y el servir y adorar sólo a Dios.

ORACIÓN (Oratio): lo que digo a Dios inspirado por su Palabra y desde mi vida.
Señor, toda tu vida es dedicada al Padre y a proclamar su Reino; y toda tu vida es ejemplo para nosotros. Tú experimentaste, también, la tentación que te quería apartar del querer del Padre, la tentación de ser un mesías a la medida de los deseos humanos, totalmente alejado de Dios. Señor, que en toda tentación que quiera apartarnos de Dios y de su querer, sigamos tu ejemplo, apoyados en la Palabra de Dios, en la confianza al Padre para que sirvamos y adoremos sólo a Dios.

Contemplación (Contemplatio): hago silencio, alabo y adoro al Señor que se me ha mostrado en su Palabra. Decido algún propósito en lo personal, lo familiar, laboral, escolar y social.

Todo tiempo es tiempo de conversión; pero, la Cuaresma es tiempo fuerte, un tiempo privilegiado, ofrecido a la comunidad y a las personas a través del camino penitencial, en auténtica conversión. Estamos llamados a reencontrarnos a nosotros mismos, de retomar la propia existencia a la luz y con el poder de la Palabra de Dios, dejándonos modelar con Jesucristo, aquel que nos muestra lo que somos y lo que debemos ser, el cómo somos y cómo debemos ser. Que en esta Cuaresma como comunidad cristiana nos acerquemos y volvamos más a Dios y a su querer.


Dios les bendiga, Nacho, SDB.

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