martes, 27 de mayo de 2008

9º DOMINGO ORDINARIO, A (01 junio 2008)



Texto a reflexionar y rezar:
Mateo 7, 21-27.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros? Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, los que han hecho el mal’.El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.
Lectura (Lectio): lee atentamente y cuantas veces sea necesario el texto hasta que logres distinguir claramente sus partes, los personajes y sus acciones y relaciones. Distingue el pensamiento o frase central. Encuentra lo que Dios dice en el texto.
Nos encontramos en el contexto del sermón de la montaña: (capítulos de 5 a 7). Están Jesús y sus discípulos. Y habla del Reino de Dios; es decir, quienes son los que entrarán al reino. Para completar sus palabras. Jesús cuenta la parábola de la construcción de la casa sobre roca firme y de la casa construida sobre arena. La razón que Jesús nos presenta para participar en el Reino es la manera de aceptar o no su Palabra.: “quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica”. Quien hace esto, está firme, aunque venga la lluvia, bajen las crecientes, y se desaten los vientos. Presenta también la situación para aquellos discípulos que aunque hayan dicho: ¡Señor, Señor! o hablado en su nombre, o arrojado demonios o muchos milagros, recibirán en su cara el ¡Nunca los he conocido, Aléjense, ustedes que han hecho el mal! No han hecho la voluntad del Padre. Les dice: “Sólo entrará en el Reino de los cielos quien cumpla la voluntad de mi Padre”. En estos versículos nos habla de los verdaderos discípulos, de aquellos que saben unir la fe con la práctica de la justicia y entonces sabrán cómo construir la vida.
Meditación (Meditatio): busca lo que Dios te dice a ti, en tu vida y circunstancias, desde el texto.

Un tema de meditación: Serán los auténticos discípulos aquellos que cumplen la voluntad del Padre, “los que escuchan estas Palabras mías y las ponen en práctica”, porque son los que construyen sobre roca. Y alejará del Reino de los cielos, a los que a pesar de hablar en su nombre y hasta haber expulsado demonios y hecho milagros, han hecho el mal. Son aquellos que han querido construir en la arena. Otro tema de meditación: Nos dice que para que el Reino de Dios se concrete, los discípulos de Jesús tienen que practicar una justicia más perfecta que la de los escribas y fariseos. Jesús exige una justicia mayor, es decir, el encontrar caminos que estén más acordes con la voluntad de Dios. Un tema de meditación es el cómo poder conocer hoy la voluntad de Dios para nosotros. O sea que la Palabra de Dios edifique nuestras maneras de pensar, de hablar, de hacer y de valorar la existencia. El significado que le damos a la Palabra de Dios para que sea criterio de vida.
Oración (Oratio): respóndele a Dios desde tu vida. Háblale haciendo oración como respuesta a lo que te dice.
Señor, tu Palabra es Palabra de Vida. Una Roca de Vida. La fe debe ser vida de fe, eficaz, concreta, práctica; y estando construida, basada en Dios y en su Palabra, es como Roca firme; la Palabra de Dios es fundamento de la vida cristiana porque Ella orienta a la Iglesia, y al creyente, en el pensar y en el actuar de cada día. Señor corremos el riesgo de construir la vida sobre arena cuando tu Palabra no la orienta. ¡Líbranos, Señor, de todo eso!. Cuando decimos ¡Señor, Señor! signifiquemos que en El encontramos la felicidad, porque estamos cumpliendo sus deseos y su voluntad. Ayúdanos a construir en El y a escoger el Camino de la Vida para llegar a El. ¡Gracias, Oh Padre!, Así Tú construirás mi casa sobre la Roca de tu Hijo

Contemplación (Contemplatio): haz silencio delante de Dios y de ese modo adóralo y contémplalo y, finalmente, saca alguna aplicación o propósito para vivir en conversión a Él durante la semana.

El Señor les bendiga y María, la Madre de Dios, sea su Auxiliadora.

Preparémonos para el próximo Congreso Eucarístico Internacional que tendrá lugar los días 15 al 22, en Québec, Canadá.

Nacho, SDB.

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