Jn 10, 11-18
“Yo soy el Buen Pastor”
Lectura. La expresión “Yo soy el Buen Pastor” dice el texto del Evangelio y es una fórmula auto-revelatoria que tiene su raíz en el Antiguo Testamento y que se refiere a las relaciones de Dios con su pueblo con un marcado sentido mesiánico. Este pasaje evangélico es polémico ya que critica a los profetas y a los jefes de Israel que son infieles a su misión. Los Salmos hablan de que el Mesías será quien cuidará el rebaño de Israel y el Nuevo Testamento en Jesús ve al Mesías como un verdadero y auténtico ideal de pastor del nuevo Israel.
Jesús es el pastor verdadero, porque da la vida. Como la puerta, el pastor es auténtico en la medida en que asegura la vida del rebaño; aquí el ejemplo es más personal: el pastor pone la vida por sus ovejas, porque la expone por ellas; al arriesgar la propia vida, se legitima como auténtico pastor, lo contrario del asalariado, que trabaja por interés propio. A la entrega de la vida se añade el conocimiento mutuo entre pastor bueno y rebaño como criterio que identifica el verdadero pastor: el mutuo conocimiento no es más que el reflejo del conocimiento recíproco de Dios y su Revelador; en ella se origina la solidaridad extrema del pastor auténtico con su rebaño.
Su pastoreo es universal y futuro; las ovejas pertenecientes al redil de Jesús no son únicamente aquellas a las que él se dirige sino todas las que le hayan sido confiadas, cuantas le escuchen y reconozcan, quienes bajo él permanezcan unidas. Y es revelador que esta misión por venir y que es universal vaya ligada a su voluntad de entrega. El amor del Padre tiene su causa en esa entrega voluntaria; la muerte de Jesús está vista así no como catástrofe y escándalo sino como acto soberano de libertad y obediencia a Dios. Jesús es dueño de dar su vida y de recobrarla: ése es su quehacer. La voluntad de Jesús responde a la voluntad del Padre; su pastoreo es fruto de dos protagonistas: Dios que ama y su Hijo que es amado.
La finalidad que va de fondo es hacer ver el hecho de la resurrección-vida del pastor (y por lo mismo de su posibilidad de guía eterna de la grey) y de legitimar la misión del “pastor” como acto de obediencia voluntaria al designio del Padre y como acto libre de todo tentativo de coercisión externa enemiga.
Meditación. Jesús tomando una imagen familiar a sus oyentes, se identifica a sí mismo como buen pastor. El conocimiento del rebaño es la razón de su bondad; éste conocimiento es fruto de donación por los demás y de intimidad con el Padre.
La entrega libre de la propia vida y el conocimiento que se logra por convivencia, son los rasgos que caracterizan la bondad de Jesús Pastor. Al presentarse Jesús como pastor, se nos propone como señor y como siervo, como guía y como compañero; se declara dispuesto a relacionarse con quien le quiera como pastor, como lo hace un pastor bueno; conviviendo con quienes apacienta, compartiendo con ellos el cansancio y el reposo, el alimento y la necesidad, el sol y el mal tiempo, el día y las noches.
Todavía más, Jesús se declara dispuesto a perder la vida antes que perder el rebaño; prefiere convivir con su rebaño a vivir sólo él. La voluntad de convivencia le ha llevado a Jesús a entregar su vida por nosotros; nos ha demostrado pagando con su propia vida, su bondad.
Jesús que ha entregado su propia vida, no nos podría dar otra prueba mejor que estar a nuestro favor y entregar hasta la vida por su rebaño.
Cristo ha dado ya la vida libremente por nosotros y Dios le ha hecho, por ello, pastor de nuestras vidas.
Sólo quien está dispuesto a entregar su vida antes que entregar su grey es un pastor digno de confianza, sólo quien prefiere convivir junto a nosotros que vivir sin nosotros merece ser seguido. Si no nos atrevemos a confiarnos totalmente en Cristo, entonces ¿en quién hemos depositado nuestra confianza?
Oración. Gracias Padre Bueno, por darnos en tu Hijo Jesús el Buen Pastor que nuestras vidas necesitan. Porque tu Amor ha sido tan grande, que estás con nosotros, nos conoces y nos quieres; nos quieres para Tí y para que formemos parte de aquellos que logran entrar en intimidad contigo; porque nos has enseñado que la intimidad y la confianza con el Padre, es lo que genera el hacer la Voluntad del Padre. Tanto ha significado para Tí, Señor Jesús el hacer la voluntad de tu Padre, que has entregado tu vida libremente en favor de los que pastoreas y para salvación de ellos.
Tu bondad. Señor Jesús, ha sido tan grande, que estás dispuesto a perder la vida antes que perder el rebaño y la misión que el Padre te ha encomendado.
Enséñanos, Señor Jesús a estar dispuestos a entregar nuestra vida por la grey que nos has confiado.
Contemplación. Te invito a agradecer que en el Señor Jesús tienes Alguien al cual seguir, es el criterio de vida y el Buen Pastor y siguiendo su ejemplo te invita a ejercer el pastoreo que te ha encomendado el Señor, mediante el amor y cuidado a los de tu familia a los de tu comunidad y a los destinatarios que te ha dado como misión.
“Yo soy el Buen Pastor”
Lectura. La expresión “Yo soy el Buen Pastor” dice el texto del Evangelio y es una fórmula auto-revelatoria que tiene su raíz en el Antiguo Testamento y que se refiere a las relaciones de Dios con su pueblo con un marcado sentido mesiánico. Este pasaje evangélico es polémico ya que critica a los profetas y a los jefes de Israel que son infieles a su misión. Los Salmos hablan de que el Mesías será quien cuidará el rebaño de Israel y el Nuevo Testamento en Jesús ve al Mesías como un verdadero y auténtico ideal de pastor del nuevo Israel.
Jesús es el pastor verdadero, porque da la vida. Como la puerta, el pastor es auténtico en la medida en que asegura la vida del rebaño; aquí el ejemplo es más personal: el pastor pone la vida por sus ovejas, porque la expone por ellas; al arriesgar la propia vida, se legitima como auténtico pastor, lo contrario del asalariado, que trabaja por interés propio. A la entrega de la vida se añade el conocimiento mutuo entre pastor bueno y rebaño como criterio que identifica el verdadero pastor: el mutuo conocimiento no es más que el reflejo del conocimiento recíproco de Dios y su Revelador; en ella se origina la solidaridad extrema del pastor auténtico con su rebaño.
Su pastoreo es universal y futuro; las ovejas pertenecientes al redil de Jesús no son únicamente aquellas a las que él se dirige sino todas las que le hayan sido confiadas, cuantas le escuchen y reconozcan, quienes bajo él permanezcan unidas. Y es revelador que esta misión por venir y que es universal vaya ligada a su voluntad de entrega. El amor del Padre tiene su causa en esa entrega voluntaria; la muerte de Jesús está vista así no como catástrofe y escándalo sino como acto soberano de libertad y obediencia a Dios. Jesús es dueño de dar su vida y de recobrarla: ése es su quehacer. La voluntad de Jesús responde a la voluntad del Padre; su pastoreo es fruto de dos protagonistas: Dios que ama y su Hijo que es amado.
La finalidad que va de fondo es hacer ver el hecho de la resurrección-vida del pastor (y por lo mismo de su posibilidad de guía eterna de la grey) y de legitimar la misión del “pastor” como acto de obediencia voluntaria al designio del Padre y como acto libre de todo tentativo de coercisión externa enemiga.
Meditación. Jesús tomando una imagen familiar a sus oyentes, se identifica a sí mismo como buen pastor. El conocimiento del rebaño es la razón de su bondad; éste conocimiento es fruto de donación por los demás y de intimidad con el Padre.
La entrega libre de la propia vida y el conocimiento que se logra por convivencia, son los rasgos que caracterizan la bondad de Jesús Pastor. Al presentarse Jesús como pastor, se nos propone como señor y como siervo, como guía y como compañero; se declara dispuesto a relacionarse con quien le quiera como pastor, como lo hace un pastor bueno; conviviendo con quienes apacienta, compartiendo con ellos el cansancio y el reposo, el alimento y la necesidad, el sol y el mal tiempo, el día y las noches.
Todavía más, Jesús se declara dispuesto a perder la vida antes que perder el rebaño; prefiere convivir con su rebaño a vivir sólo él. La voluntad de convivencia le ha llevado a Jesús a entregar su vida por nosotros; nos ha demostrado pagando con su propia vida, su bondad.
Jesús que ha entregado su propia vida, no nos podría dar otra prueba mejor que estar a nuestro favor y entregar hasta la vida por su rebaño.
Cristo ha dado ya la vida libremente por nosotros y Dios le ha hecho, por ello, pastor de nuestras vidas.
Sólo quien está dispuesto a entregar su vida antes que entregar su grey es un pastor digno de confianza, sólo quien prefiere convivir junto a nosotros que vivir sin nosotros merece ser seguido. Si no nos atrevemos a confiarnos totalmente en Cristo, entonces ¿en quién hemos depositado nuestra confianza?
Oración. Gracias Padre Bueno, por darnos en tu Hijo Jesús el Buen Pastor que nuestras vidas necesitan. Porque tu Amor ha sido tan grande, que estás con nosotros, nos conoces y nos quieres; nos quieres para Tí y para que formemos parte de aquellos que logran entrar en intimidad contigo; porque nos has enseñado que la intimidad y la confianza con el Padre, es lo que genera el hacer la Voluntad del Padre. Tanto ha significado para Tí, Señor Jesús el hacer la voluntad de tu Padre, que has entregado tu vida libremente en favor de los que pastoreas y para salvación de ellos.
Tu bondad. Señor Jesús, ha sido tan grande, que estás dispuesto a perder la vida antes que perder el rebaño y la misión que el Padre te ha encomendado.
Enséñanos, Señor Jesús a estar dispuestos a entregar nuestra vida por la grey que nos has confiado.
Contemplación. Te invito a agradecer que en el Señor Jesús tienes Alguien al cual seguir, es el criterio de vida y el Buen Pastor y siguiendo su ejemplo te invita a ejercer el pastoreo que te ha encomendado el Señor, mediante el amor y cuidado a los de tu familia a los de tu comunidad y a los destinatarios que te ha dado como misión.
Dios te bendiga. P. Cleo sdb.