sábado, 11 de abril de 2009

Domingo de Resurrección (12 abril 2009)

Texto a meditar y orar:
Mc 16, 1-7

Transcurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugda, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el camino se decían unas a otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?" Al llegar, vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: "No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí; ha resucitado. Miren el lugar donde le habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: 'Él irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo' ".
Palabra del Señor


LECTURA: El relato de la resurrección del Señor no nos dice cómo sucedieron las cosas, sólo nos habla del sepulcro vacío (incluso el relato de Mateo que presenta un terremoto y la aparición del ángel que remueve la piedra ante el estupor de los guardias, menciona que el sepulcro ya está vacío). El sepulcro vacío y los lienzos allanados (como comenta Juan) son los signos de la Resurrección del Señor. Así, Jesús no es el fantasma de un muerto, sino que verdaderamente, todo él esta vivo.
El día que hoy llamamos "domingo" (día del Señor) era el primer día de la semana, dedicado al Sol, así como el lunes a la luna, etc. Esto nos trae a la memoria el relato de la Creación, es - como se le ha llamado en la tradición de la Iglesia - el Octavo Día, la Nueva Creación en Cristo Resucitado, donde todo lo creado alcanza su plenitud. La resurrección no es la reanimación de un cuerpo muerto, sino una regeneración (ver: Homilía de Benedicto XVI en la Vigilia Pascual de 2006).
Es interesante que son mujeres las que van al sepulcro y son las primeras en dar testimonio de la resurrección, dada la poca estima en que se tenía a las mujeres como testigos. Esto se evidenciará en el relato de Emaús (Lc 24, 22-23). Tal vez sea una reivindicación de su dignidad, o tal vez porque la mujer es santuario de la vida nueva.
La aparición de un joven vestido de blanco - el evangelista no usa la palabra "ángel" pero el color blanco lo muestra como mensajero de parte de Dios - recalca el hecho de la resurrección sobre el testimonio del sepulcro vacío y recuerda una promesa hecha por Jesús (Mc 14, 28) de reencontrarlos en Galilea, donde todo empezó.

MEDITACIÓN: ¿Qué significa para mí la resurrección? Con relativa facilidad perdemos de vista el horizonte de la resurrección en nuestra vida cotidiana. Vivimos en el inmediatismo, y no calamos hondo en la experiencia pascual que fundamenta toda nuestra fe. El sepulcro de Jesús está vacío, pero en momentos tendemos a recluir su presencia en nuestras vidas al sepulcro del individualismo (donde mi fe no incide en mi vida), al sepulcro de la desesperanza (donde las contrariedades de la vida hacen que se tambalee mi confianza en Dios), al sepulcro del sinsentido (cuando la vida misma queda desligada del proyecto de salvación), entre muchos otros.
¿Quiero vivir la Pascua como una nueva etapa de mi vida? La nueva creación no es mera especulación teológica, sino una revolución existencial. Tiene que tocar todos los ámbitos de mi existencia humana. ¿Qué tanto me dejo transformar por Dios?
La credibilidad en la resurrección no se puede basar más que en el testimonio de los fieles. ¿Qué tanto creo en el testimonio de mi Iglesia -entendida como todo el Pueblo de Dios -, qué tanto puede ella creer a través de mi testimonio?
Jesús me espera en Galilea, eso implica volver a donde todo comenzó, pero no es un regreso al principio, porque ya estoy abierto al horizonte de la resurrección y tengo que ver todo con ojos nuevos, es un buen tiempo para evaluar mi vida de fe.

ORACIÓN: Gracias Padre, porque has roto las ataduras de la muerte y el temor con la resurrección de tu Hijo. En vez de tomar venganza, has dado tu palabra irrevocable sobre el ser humano: nos has destinado a la vida nueva y eterna. Danos la fuerza de tu Espíritu para vivificar nuestras obras muertas y transformar nuestras personas en criaturas nuevas, capaces de dar testimonio de tu nombre ante el mundo. Amén.

CONTEMPLACIÓN: Puedes hacer un recuerdo de alguna experiencia de Dios que te haya marcado y replantearte con esperanza tu existencia cristiana. Disfruta de ese amor de Dios que te abraza y te da la oportunidad de renovarte.


¡¡¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!!!

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