sábado, 30 de octubre de 2010

31º domingo ordinario, C (31 octubre 2010)

Texto a meditar y orar:  
Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa.
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo. “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes, actitudes y relaciones.
Jesús encabeza la marcha hacia Jerusalén. Al pasar por Jericó se encuentra con Zaqueo, que es jefe de publicanos, recaudador de impuestos y por lo tanto hombre rico. Su profesión era considerada pecaminosa por injusta. Ante esta posición económica, contrasta su situación de crisis religiosa, la cual lo impulsa a buscar y querer ver a Jesús; sin embargo, la gente y su baja estatura se lo impiden, por eso se sube a un árbol para ver al Señor cuando pase por ahí.
El Señor pasa, mira a Zaqueo y Él mismo se invita; y elige para hospedarse la casa de un hombre tan despreciado, no ya por su riqueza, sino por el modo como la ha conseguido; el publicano baja del árbol, se alegra y lo recibe en su casa; a lo cual la multitud reacciona en contra de Jesús. Sin negarles la razón que tienen, con su respuesta Jesús da razón de su comportamiento, pues su misión es buscar al extraviado y a salvar a quien se sienta perdido.
Y finalmente, ya en casa, el recaudador de impuestos comunica al Maestro de Nazaret que a partir de este encuentro personal con Jesús su vida ha comenzado a cambiar profundamente. Y Jesús le comunica que con su presencia, la salvación ha llegado hoy a su casa.

Meditación: (Meditatio) “…y encontrarás meditando”. (Qué te dice a Ti el texto). Reflexiona y profundiza la Palabra.
Zaqueo no era un rico cualquiera; era un rico insatisfecho, un pudiente en búsqueda y sabiendo algo sobre el Nazareno, quiere conocer a Jesús. Y por lo mismo Zaqueo no dejó que Jesús pasase de largo porque su vida dejaba mucho que desear y aprovechó la necesidad que sentía de un contacto directo más que de una simple observación externa. Zaqueo era de baja estatura, como para hacer notar que lo era física y sobretodo moralmente.
Jesús se invitó a hospedarse en casa de Zaqueo y permanecer en ella; para el evangelista Lucas, esto indica la comunión entre el huésped y la persona que lo acoge. Y es ahí donde se da la salvación realizada por Jesús. Zaqueo comunica al Maestro que a partir de ese encuentro su vida ha comenzado a cambiar profundamente y es que a partir de la cercanía con Jesús, él descubre la injusticia con la que había labrado su fortuna y porque su vida dejaba mucho que desear, Zaqueo aprovecha la oportunidad del momento en que Jesús se encuentra en su casa para manifestarle su cambio de vida y su conversión a los pobres. Con la llegada de Jesús a casa de Zaqueo, llega la salvación y un rico, insatisfecho de su riqueza, convierte su corazón.

Oración: (Oratio) “Llama orando” (¿Qué le digo yo a Dios).
Señor Jesús, tantas veces has andado caminando entre la gente y cuántas veces hemos querido subirnos, como Zaqueo, a un árbol para verte pasar y conocerte en persona.
Con tu mirada nos invitas a que te hospedemos; nos llamas por nuestro nombre como lo hiciste con tantos amigos tuyos.
Señor, que nuestra baja estatura humana no sea una limitación para reconocer tu grandeza y tu gloria; permítenos que te hospedemos en nuestra casa y que ahí, en la intimidad del encuentro contigo, experimentemos la salvación a la que nos invitas y que ahí, también, te descubramos lo que ha sido nuestro pasado y lo que somos ahora.
Hoy nos ilusionamos mucho al oír tu voz y saber que quieres estar con nosotros, en nuestra casa y te agradecemos por hacernos saber que nadie, aún siendo un pecador, es indigno para tenerte en su casa y estar contigo.

Contemplación (Contemplatio): “…y se te abrirá por la contemplación”
Deja que tu corazón se vaya quedando en silencio. Que se quede junto a Jesús, en la intimidad del hogar, en el silencio acogedor de la noche, sintiendo el gozo de estar juntos. Que en tu corazón resuenen las palabras de Jesús: “Hoy tengo que hospedarme en tu casa”. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”.

Un saludo. P. Cleo sdb


La Paz con ustedes.

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