sábado, 5 de enero de 2013

lectio Epifanía del Señor

EPIFANIA DEL SEÑOR.
Con mucho gusto seguimos compartiendo contigo este sencillo ejercicio semanal de escucha y meditación del evangelio dominical. Algo ha de ayudar a vivir mejor la eucaristía y a comprender mejor la palabra. Esperamos que el año nuevo que Dios Padre nos da sea tiempo favorable para conocer, amar y seguir más de cerca a Jesucristo su Hijo y de ese modo nos reconozcamos más como hermanos.
 
Fiesta de la Epifanía del Señor
 
A manera de introducción: la fiesta solemne del día de hoy nos recuerda que la salvación de Dios que en Navidad celebramos es para todos los pueblos, para la humanidad entera de ayer, hoy y siempre. Y celebrar esto nos ayuda a desear más y mejor esta salvación. La oración colecta lo expresa muy bien: "diste a conocer en este día, a todos los pueblos el nacimiento de tu Hijo, concede a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar cara a cara, la hermosura de tu inmensa gloria".
 
Texto que vamos a reflexionar: Evangelio de San Mateo 2,1-12
 
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo".
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto las estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
 
Lectio (Lectura: lee detenida y pausadamente el texto las veces que sea necesario para desentrañar su estructura, personajes, acciones y actitudes. Lo que dice el texto en sí mismo sin interpretar, para poder entender bien)
La narración nos sitúa en el tiempo en que aparece la estrella del rey de los judíos. De oriente nace el sol y de oriente viene la estrella, de oriente llegan los magos (los sabios representando a sus pueblos), que buscan al Señor y lo hallan en el niño que acaba de nacer. La señal inquieta tanto a los magos de oriente como al rey local. El centro del relato está en "buscar y encontrar al Mesías (¿Dónde está el rey de los judíos?)". Unos para adorarle y se alegran; y el otro para aniquilarle y siente que tiene un rival que hace tambalear su poder. Quienes lo buscan, encuentran y adoran le ofrecen el oro por ser rey, el incienso por ser Dios y la mirra por haber nacido humano como nosotros.
 
 
Meditatio (Meditación: lo a que a ti en tus circunstancias te dice ahora la palabra del evangelio)
Tu palabra hoy me dice que amas, te manifiestas y das a conocer tu salvación a gente que está más allá de los límites geográficos, culturales y religiosos de tu tierra natal y de tu Iglesia. Me dice que hay gente buena y noble que te busca y te reconoce en signos  que los que te están físicamente cercanos no alcanzan o no alcanzamos a distinguir. Me dice que el poder mal habido y mal utilizado tiembla y se estremece ante el amor, la bondad y la salvación humilde y gratuita que llega contigo. Me dice que todo ser humano, sabio y de buena voluntad, aunque sea extranjero a la fe o a la Iglesia, puede buscarte, encontrarte y adorarte ofreciéndote lo mejor de sí y de su pueblo y cultura. Finalmente tu palabra me dice que eres el Dios de todos y de todo, nacido de una mujer de nombre María, y que sólo a Ti, te he de adorar y reconocer como mi Dios.
 
 
Oratio (Oración: lo que le digo a Dios desde su palabra y desde mi vida. Mi respuesta a su propuesta)
Padre bueno, gracias por darnos el regalo de tu hijo y ofrecernos en Él tu amor y tu salvación, sin hacer distinción de personas.
Señor Jesús, como los sabios de oriente se dejaron guiar por la estrella para encontrarte y adorarte, nosotros también pedimos tus señales porque te buscamos y quisiéramos encontrarte y adorarte. Danos la capacidad de ofrecerte, generosa y alegremente, cada día y para siempre: nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras cualidades, nuestro trabajo y esfuerzo y reconocer con ello que tú eres nuestro rey, nuestro Dios y Señor. Te pedimos por todos aquellos, lejanos y cercanos, que aun no te conocen a causa de su egoísmo, soberbia, odios y apegos a las cosas y no se pueden alegrar por tu venida. Te pedimos por nuestra Iglesia: que todos seamos misioneros, seamos como estrellas que guíen a los demás hacia tu persona para encontrarte, alegrarnos y adorarte.
 
 
Contemplatio (Contemplación: haz silencio y en tu interior adora, goza y bendice al Señor encontrado y hazle un ofrecimiento de cambio personal en tu vida ordinaria para la semana).
 
 
Feliz año nuevo
 
La Paz con ustedes.

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