miércoles, 11 de septiembre de 2013

lectio 24 DOrd C

24 DOMINGO ORDINARIO, C.
Texto a meditar y orar del Evangelio de San Lucas  15, 1-32
 
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Este recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.
¿Y qué mujer hay que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido', Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".
También les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos ole dijo a su padre: 'Padre, dame la parte que me toca de la herencia' Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mando a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: '¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'.
Pero el padre les dijo a sus criados: '¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo, y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo encontrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogo que entrara; pero él replicó: '¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos' Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo´.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto  a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado.
Palabra del Señor.
Gloria ti, Señor.
 
Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo. Lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones).
            Jesús en el evangelio de hoy nos presenta tres parábolas muy importantes que son llamadas las parábolas de la misericordia, del perdón, porque nos revelan cuál es la actitud de amor de Dios con nosotros. Hoy vemos que Jesús rompe barreras religiosas y se reúne con pecadores, con gente de no muy buena reputación, busca a los perdidos y eso lo hace ser blanco de la crítica de la gente que se considera "buena". En las parábolas hay que reflexionar sobre varios puntitos importantes como: - la actitud del pastor cuando se le pierde una oveja o de la mujer cuando se le pierde una moneda; o bien la del Padre cuando se le va el Hijo menor; - después, la alegría que experimentan cuando encuentran lo que habían perdido los tres; - todavía más significativo es el deseo de hacer fiesta porque encontraron lo que más querían y habían perdido. Es en la parábola del hijo pródigo donde se revela con más fuerza la actitud de Dios en el padre que acoge al hijo perdido y le expresa que le quiere y que le da gusto que regrese a casa, tanto que decide hacer una fiesta porque lo ha recuperado.
 
Meditación: (Meditatio) "…y encontrarás meditando". (Qué te dice a Ti el texto. Reflexiona y profundiza la Palabra).
            El evangelio señala que el comportamiento de Jesús es una copia del comportamiento de Dios. Jesús convive con quienes Él quiere, los pecadores, los extraviados, los perdidos; y frecuenta a los que Dios quisiera acercarse, a los que han tomado caminos torcidos, equivocados; y por lo mismo esperará hasta que los encuentre, hasta que regresen, y se alegrará de haberlos encontrado y estar conviviendo con ellos. Eso le hace alegrarse y hacer fiesta. La alegría de Dios es recuperar al pecador; volver a tenerlo conviviendo con Él. Jesús nos dice que la conversión del pecador es la ilusión más grande que puede tener Dios, y se alegra y hace fiesta. Cuando el hijo pródigo volvió a casa se encontró con el amor de su padre y con el empeño de su padre de celebrar un banquete, una fiesta.
            No hay pecado lo suficientemente grave ni falta demasiado vergonzosa que nos pueda impedir volver a Dios para devolverle al alegría, si regresando a Dios, cualquiera que haya sido la causa de nuestro abandono, le regresamos a Dios el júbilo.
 
Oración: (Oratio) "Llama orando" (¿Qué le digo yo a Dios).
            Gracias, Padre Bueno, porque en tu hijo Jesús nos has comunicado que nos quieres como tus hijos que somos, y quieres que estemos reunidos contigo compartiendo la fiesta de la vida. Porque  nos perdonas cuando decidimos alejarnos de Ti y de tu casa, y hacer de nuestra vida lo que se nos antoje; porque todos los días nos esperas a que regresemos a tu hogar y porque cuando volvemos no nos condenas, sino que más bien nos perdonas y te alegras, nos abrazas y hasta quieres hacer fiesta por habernos encontrado y recuperado.
            Gracias, porque nos has revelado que nos amas y ese es el regalo más grande que tenemos y que nos hace sentirnos muy felices; saber que nos sentimos queridos por Ti y que podemos corresponderte participando en la fiesta, en el banquete, preparado por Ti..
 
Contemplación (Contemplatio): "…y se te abrirá por la contemplación"  
Dedícale un tiempo en silencio y adora, alaba a Dios, déjate consolar e iluminar por Él; experimenta lo mismo que sintió el hijo pródigo cuando se descubrió "amado y querido" por su Padre y avergonzado de su pecado, pero feliz de estar nuevamente en la casa paterna.
Y toma un propósito, en relación con éste Evangelio, Viviendo el Evangelio ¿Cómo transformaremos nuestro México?
 
 
 
La Paz con ustedes.

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