miércoles, 5 de febrero de 2014

lectio 5 DOrd A

5 Domingo Ordinario, A
 
Texto a meditar, orar y vivir del Evangelio de San Mateo 5, 13-16.
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Lectura (Lectio): lee atentamente el texto varias veces hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central.
Siguiendo en el contexto del Sermón de la Montaña, hoy, vemos en este relato, cómo la comunidad debe ser sal y luz. Son dos imágenes que nos presenta: la sal y la luz. Y Dios, Jesús, el discípulo son pues "sal", "luz" del mundo, que se realiza a través del amor. Tiene este sermón otras partes, como: el camino de la perfección, la práctica de la verdadera justicia, es fundamental saber escoger, las actitudes del justo y construir la vida. El texto, para este Domingo, se nos presenta a Jesús diciéndoles a sus discípulos que ellos sean la sal de la tierra y la luz del mundo. Son dos elementos muy usados por las gentes, pero aquí Jesús los utiliza a manera de modelos, símbolos, de algo más. Tampoco, la sal y la luz, sirven para sí mismos sino para aquella vida que deben suscitar, dirigir. Y explica un poco: que si la sal pierde su sabor, no sirve y se debe tirar, y si son luz no es para ocultarla sino para que se ponga en alto y alumbre a todos. Termina diciendo que si los discípulos cumplen su función harán que los demás perciban la presencia divina en el mundo: "den gloria a su Padre que está en los cielos". Por eso todo discípulo sirve no para sí mismo sino para el mundo al que debe santificar y llevar hacia Dios.
 
Meditación (Meditatio): saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad.
La comunidad de los seguidores de Jesús tiene una misión y, al mismo tiempo, descubre que esta misión da sentido al sufrimiento y a la persecución: ellos están llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo. El amor de Dios da existencia a las cosas y en especial al hombre. Nosotros existimos por el amor con el que Dios ha creado el mundo y por el que Cristo nos ha redimido. Cristo es la Luz del Mundo: "quien me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". El discípulo está llamado a ser luz del mundo porque es una persona dirigida por Cristo, iluminada por Cristo. El origen de esta luz es el amor de Dios conocido a través de Jesucristo. Como comunidad, como Iglesia, su tarea es realizar la misión de todo el pueblo de Dios, llamado a ser Luz de la Naciones. Si la Comunidad, los seguidores de Jesús dejan de cumplir su misión en relación al mundo pierden su identidad y la razón de su existencia. A partir de Cristo, los discípulos serán de ahora en adelante modelos para los que los vean, como lo fue Jesús. En un mundo egoísta, en el que cada uno mira por lo suyo, la misión del creyente es salir de sí mismo y ayudar a los demás: es la manera de ser sal y luz, como lo hizo Jesús mismo. La Iglesia, la comunidad cristiana, el discípulo es sal y luz del mundo.
 
Oración (Oratio): desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios.
Señor, tú sabías qué cosa era necesario para tus discípulos, que estaban en medio del mundo, entre la gente, y cómo debían estar con ellos; debiendo ser sal y luz. Eso lo viviste primeramente tú, Señor; comenzaste a dar sabor, sentido a la propia vida y a todo; no fuiste sal insípida, sino con sabor, ya que todos decían: "que bien lo hace todo"; eres Luz, puesto para iluminar el mundo, fuiste colocado sobre el monte, para quitar la oscuridad del mundo y de las gentes. Tu Muerte y Resurrección son testigos de ello.
Señor, viviendo como tú lo hiciste; siguiéndote, caminando tu camino, tus discípulos son esa sal y luz para todos, de manera que todos los que viendo a los seguidores de Jesús, haciendo buenas obras, digan y "den gloria a Dios que está en los cielos".
 
Contemplación (Contemplatio): haz silencio y en lo más hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a cambiar tu vida, a descubrirlo como la Luz que ilumina tu vida y a vivirla con profundidad y sentido.
 
Seamos "sal" y "luz" a través de la amistad y de la atención al enfermo. En esta semana celebramos, el día 11 al enfermo y el 14 la amistad.
 
 
La Paz con ustedes.

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