viernes, 31 de diciembre de 2010

Epifanía del Señor, A (2 enero 2011)

Texto a meditar y orar:
Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente, llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisarán el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuándo lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron
al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes, actitudes y relaciones.
En el episodio de los magos ve el evangelista un mensaje divino sobre el plan de salvación que abarca a todos los hombres y no solamente al pueblo escogido. Los magos son hombres de buena voluntad. Aceptan los signos de los tiempos cuando van siguiendo una señal que es la estrella y así llegan al conocimiento de la verdad que es Jesús y todo esto en oposición a Herodes y a los escribas que, poseyendo la revelación escrita, (las Escrituras), y sabiendo bien donde iba a nacer el Mesías, no le reconocen. Jesús nace en Belén en tiempos de Herodes; están claras las coordenadas de espacio y tiempo.
El Evangelio que siendo aún niño, Jesús se manifiesta públicamente como el Mesías esperado que cumple las promesas; y sin embargo sólo los lejanos se interesan por él y lo adoran, una vez que lo han identificado. Guiados por una estrella, unos extranjeros buscan al Señor sin saber bien donde encontrarle; en cambio los judíos que tienen las Escrituras y saben donde buscarle, ni lo intentan siquiera. Los magos que no podían encontrarse con ese rey y que ni siquiera era suyo, lo identificaron en el niño junto a María. Sin conocer las promesas ni las Escrituras, buscaron hasta encontrar una señal y no la dejaron hasta encontrarse con él.
En el relato el significado profundo de la estrella, como un signo y una clara señal de orientación y de discernimiento; la interpretación iluminadora de las Escrituras (Palabra de Dios), como criterio de revelación de la voluntad de Dios y el encuentro con Jesús niño en el portal de Belén que se da a través de María que ofrece a su Hijos para la adoración; tienen todos ellos un significado muy especial.

Meditación: (Meditatio) “…y encontrarás meditando”. (Qué te dice a Ti el texto). Reflexiona y profundiza la Palabra.
Al niño Jesús, el Hijo de María, el Salvador esperado, lo encontraron quienes se lanzaron en su búsqueda cargados de dones. Dios se hizo el encontradizo en Belén, de quien acude a Él ilusionado por poder darle algo de cuanto tiene; no es que Dios necesite de lo que podemos darle, es que nosotros, para encontrarlo, necesitamos poner a sus pies cuanto somos y cuanto de valor tenemos. Únicamente los generosos encuentran a Dios; esa es la magia que Dios espera descubrir en la vida del creyente. El Dios de Belén resulta adorable sólo para quien le busca para hacerle presente su amor y su entrega. El Dios de Belén resulta adorable, es decir que suscita la adoración, sólo por quien es capaz de descubrir las señales de su presencia en el mundo y lanzándose en su búsqueda sigue la luz, la estrella.
Y en Belén, Dios se dejó identificar no por quienes más creían saber sobre El sino por unos despistados que nada sabían de las Escrituras y lo único que hicieron fue preguntar en donde podría estar aquel a quien buscaban

Oración: (Oratio) “Llama orando” (¿Qué le digo yo a Dios).
Gracias, Padre Bueno por enviarnos a tu Hijo Jesús como el Salvador del mundo nacido en el portal de Belén. Nos sentimos muy agradecidos cuando descubrimos todas las muestras de amor que has tenido para cada uno de nosotros, especialmente cuando descubrimos que en las personas de los magos te has querido manifestar a todos los pueblos como su Salvador y la invitación que nos haces a adorarte. Queremos ser como esos magos que sepamos buscar la verdad en todas las cosas para poder encontrarte a Ti que eres la Verdad Suprema. Que sepamos ver las señales que Tú nos das en la creación y en la vida para así descubrirte a Ti presente en nuestro mundo; que sepamos como ellos preguntar, buscar y profundizar en la Palabra de Dios para encontrarte y así adorarte ofreciéndote lo que tenemos y somos.

Contemplación (Contemplatio): “…y se te abrirá por la contemplación”
En silencio, adora alaba a Dios, toma un propósito para tu vida personal que sea una pequeña forma de respuesta a la Palabra de Dios.

Celebremos con gratitud a Dios y alegría el fin del año y el inicio del 2011 y esta fiesta de la manifestación del Señor a todos los pueblos – Fiesta de Día de Reyes. Felicidades.


La Paz con ustedes.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Domingo Infraoctava de Navidad - Sagrada Familia, A (26 diciembre 2010)

Lectura Orante de la Palabra de Dios.
Texto de San Mateo 2, 13-15, 19-23.

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi Hijo.
Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño”.
Se levantó José, tomó alniño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído que Arquéalo reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas. Se le llamará nazareno.

LECTURA
El Evangelio nos dice que apenas nacido, Jesús corre peligro y está en peligro su familia. Belén, Egipto, Nazaret son las tres etapas de una infancia amenazada y de una familia perseguida; eran como refugiados políticos: aunque el niño está bajo protección divina, sus papás deben huir y conocer el destierro; el regreso de Egipto lo identificará como hijo de Dios. Contemplamos que tenerle como Hijo no hizo sino complicar la vida de sus papás terrenos. Los personajes que nos presenta el texto son principalmente José, la madre del niño, porque no cita su nombre, el niño, el ángel e dos ocasiones, a los magos, a Herodes, a Arquéalo. Es de notar en tres ocasiones cita en “sueños”. Y en dos ocasiones el cumplimiento de dicho por el Señor a los profetas.

MEDITACION.
Quiso de hecho ser hombre haciéndose familiar de unos hombres; y para hacerse hombre no puso Dios demasiadas condiciones: no nació rico, ni famoso, no fue deseado antes de nacer y fue perseguido apenas comenzó a vivir; pero a una cosa no renunció, a sentirse en familia desde el primer día en que empezó a ser hombre; para familiarizarse con el mundo de los hombre, con sus sentimientos y actuaciones, quiso vivir en familia. En su seno, como todos nosotros, conoció el pan y las lágrimas, el diario sacrificio y el cariño diario, las pocas y siempre cortas alegrías de la vida humana y sus inevitables renuncias: nuestro Dios nació hombre en Belén, de María Virgen, pero se hizo hombre en Nazaret, en el seno de su familia, custodiado por José; si para nacer Dios no necesitó más que de una virgen creyente, para hacerse todo un hombre tuvo que vivir largo tiempo como hijo, en familia.
La encarnación de Dios, su voluntad de hacérsenos semejante, hubiera quedado frustrada, Dios no hubiera sido, por así decirlo, de no haber encontrado una familia donde crecer y aprender, madurar y vivir como hombre; sí, debemos a Dios, y nunca acabaremos de darle gracias por ello, que nos haya querido tanto como hacérsenos un igual en Jesús de Nazaret, debemos a su familia, a María y a José, y tenemos la oportunidad de agradecérselo, que hayan acogido a Dios como un hijo y lo hayan educado a ser un hombre. Sin la familia de Nazaret Dios no hubiera podido llegar a ser Jesús, el Hijo de Dios con nosotros; la familia de Jesús fue hogar y escuela de humanidad para Dios.
Pues bien, no basta con admirar a Dios, que se buscó una familia, ni a esa familia, que supo hacer de Dios todo un hombre; para celebrar nuestra fiesta tendremos que ver también nuestra familia, por ejemplo una pregunta: ¿cómo explicar que nuestras familias cristianas, que celebran la encarnación del Señor todos los años, no se vuelvan más humanas, más entrañables, más cariñosas con sus miembros?
Es verdad: hacer mejor vida familiar y familiarizarse más con nuestro Dios resulta particularmente difícil. Vivimos una sociedad que está jugando a diario, y cada vez con más eficacia, con la familia, con nuestras familias: se hacen héroes de quienes rompen más fácilmente con su vida de familia o se alaba la supuesta madurez de quien se niega a responsabilizarse de las personas que ama; se evita la paternidad cada vez mejor y uno se desentiende cada vez más de los propios hijos (este sería uno de los problemas de la clonación); los padres suelen hoy acusar a los hijos de incomprensión y les pagan con mayores incomprensiones; se desentienden los hijos de sus padres porque no tienen tiempo ya quienes les dieron la vida o sólo porque han llegado a ancianos.

ORACION.
Gracias, Padre, Bueno, porque en tu Hijo Jesús, nos has manifestado que eres un Dios que requiere de cuidados, dado que puede perdérsenos tu Hijo en cualquier momento y lugar. Tu Palabra, me invita a dialogar contigo sobre lo que me lleva a perder de vista a tu Hijo o sobre lo que le lleva a Él a esconderse de mi vida y huir de ella. Me descubro compañero de María en la búsqueda afanosa de Dios y en la angustia por haberlo perdido. Es una sorpresa agradable, y como tal la siento. Y por lo mismo, agradezco a María el haber pasado por esta situación y ser la Maestra en la búsqueda y en el hallazgo de Dios. Me doy cuenta de que quien pierde a Dios no lo recupera idéntico a como lo tenía antes. Doy gracias a Dios por ello: bien valió la pena tu extravío, Señor, tras encontrarte, te recupero como hijo de Dios. Me quedo admirado y agradecido con la forma de proceder del Padre, no siempre comprensible pero siempre estupenda y realizada por amor a nosotros.

CONTEMPLACIÓN.
A María y a José no les fue fácil ser familia de Dios, pero se mantuvieron unidos custodiando a su Hijo y no perdieron nunca a su Dios.
Pongamos hoy en manos de nuestro Dios, hijo de una familia de Nazaret, a los nuestros y pongámonos nosotros a defender lo que más queremos: la familia que Dios nos ha dado. Una familia mejor hace también nuestra Iglesia, una familia de Dios más santa. Es así como se celebra en creyente la Navidad.

Felicidades Papás, Mamás, hijas e hijos.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Natividad del Señor, A (25 diciembre 2010)

Misa de medianoche (de Gallo).
Texto Evangelio de 
Lucas 2, 1-14.

Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y le recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo; hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”.
De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”

Lectura (Lectio): lee varias veces el texto y distingue sus personajes, estructura, verbos y relaciones principales entre ellos para saber qué dice el texto en sí mismo.
Este relato del Evangelio de Lucas nos presenta unos datos históricos y otros datos teológicos. Históricos: el edicto de César Augusto, a Quirino gobernador de Siria y del empadronamiento o censo; teológicos: la ciudad de Belén, de la familia de David, el nacimiento del Señor, el Hoy de ese Nacimiento y los Ángeles. Fueron a su propia ciudad, José, de la familia de David, y María, su esposa que estaba esperando un Hijo; nos dice también, que a María le llegó el tiempo de dar a luz porque no hubo lugar para ellos en la posada; lo tuvo, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre. Otra escena es la anunciación a los pastores a los que se les pareció un ángel del Señor y les anuncia el nacimiento del Mesías, del Salvador, en la ciudad de David, que lo encontrarán envuelto en pañales y recostado en un pesebre: Por último, la escena de la multitud del ejército celestial alabando a Dios, diciendo: ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra Paz a los hombres de buena voluntad!

Meditaciòn (Meditatio): trata de aplicar ahora el texto a tu vida, trata de sacar lo que te dice a ti, a tu familia, a la comunidad eclesial en la actualidad.
La sencillez del relato del nacimiento del Mesías y los muchos signos que rodearon a su Nacimiento. El como Dios se mostraba a través de hechos humanos, y hechos divinos. La Escrituras ya decían que se mostraría en un pesebre y en pañales, así como el lugar donde tenía que nacer el Mesías, Belén, y así se presentaría al Pueblo; Jesús hacía el primer recorrido de Galilea (Nazaret) a Jerusalén (Belén) según s. Lucas. Meditamos la pobreza material del nacimiento de Dios; nos presenta muchos contrastes. Hoy nace el Salvador. Y nace en la medida que encuentra personas dispuestas a recibirlo. Meditamos también, como van todos hacia el Salvador: José y María, los pastores. Meditamos el Reino de un Pobre para los pobres y dentro de esos pobres, los de buena voluntad que aceptan al Salvador.

Oración (Oratio): respóndele al Señor, háblale desde su palabra y desde tu vida.
Señor, en esta noche que vienes a nosotros, porque eres Dios con nosotros, el Emmanuel, hemos escuchado: “Les traigo una Buena Noticia que causará gran alegría a todo el pueblo: Hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. Gracias, Señor, porque viniste a la pequeñez de nuestra nada. Te adoramos, oh Niño, Dios con nosotros. Queremos proclamar que el Señor viene a nosotros, y juntamente con los ángeles de Dios, queremos ser esa gente de buena voluntad, queremos ser esos pastores que fueron a Belén para adorarte y encontrarte envuelto en pañales y recostado en un pesebre, con María y José. Gracias, Señor, que has unido el cielo y la tierra, lo humano con lo divino, la nueva creación. Has llenado de paz nuestra tierra y nuestros mundos. Venimos a adorarte, oh Niño, Hijo de Dios. Gracias porque nos hemos encontrado Salvados.

Contemplación: haz silencio, déjate consolar y amar por el Señor, y toma alguna decisión para ponerlo al centro de tu vida cotidiana. Que tu ser sea un Belén, donde nace Jesús.

Feliz Navidad para toda la Familia.

Nació en Belén que significa “casa de pan”. Fue colocado en el pesebre, lugar donde se colocan los alimentos… Jesús es el alimento de la humanidad. El es el Pan de Vida. Jesús vino para que tuviéramos Vida y Vida en abundancia.

Feliz Navidad. Nacho, SDB.

jueves, 16 de diciembre de 2010

4° domingo Adviento, A (19 diciembre 2010)

Texto a meditar y a orar: 
Mateo 1, 18-24.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.

LECTURA.
El relato está centrado en José por el anuncio del nacimiento de Jesús; narra la perplejidad de José ante la maternidad virginal de su mujer y la aceptación de la intervención de Dios en ella. El evangelista afirma que Jesús procede de Dios a través de la acción misteriosa del Espíritu en María, y que la vinculación de Jesús con Israel es sólo legal, pues acontece a través de la paternidad de José.
La decisión de Dios de entrar en la historia humana interfiere en la vida de los hombres, así lo hizo con José y con María. El anuncio del nacimiento de Jesús fue una sorpresa para quien iba a hacer de Padre, la maternidad de María le puso en un grave aprieto; sin embargo, que Dios le explicara a José la situación y le descubriera el porvenir del niño no le hizo más fácil su aceptación; tuvo que resignarse apadrinar un hijo que él no había engendrado.
Antes de convivir con María, José tuvo que decidir, si aceptando a María ya madre, aceptaba la intromisión de Dios en su vida íntima y la aniquilación de sus proyectos más personales, José tuvo que descubrir y saber que con el nacimiento de Jesús se cumplía la profecía antigua y terminaba la espera del salvador prometido; pero esto no le ahorró tener que sacrificar su sueño mejor; para ser guardián de la familia de Dios, tuvo que renunciar a ser padre; por tener que hacer de padre del hijo de Dios, no pudo hacer de esposo.
José y María fueron, sin duda, quienes más alto precio tuvieron que pagar por hacer posible la encarnación de Dios. Por llevar adelante Dios sus planes, desbarató los planes de esta joven pareja y los invitó a una vida de obediencia.

MEDITACIÓN. 
Próxima la navidad, el motivo de nuestra fiesta y la razón de nuestra alegría es celebrar la decisión de Dios de hacerse uno como nosotros y estar entre nosotros. Esto demuestra lo mucho que Dios nos ha querido. Pero la alegría y la confianza en este Dios no quita ni ahorra el tener que pagar un precio, el de la obediencia a Dios y el cambio de nuestros planes y la aceptación de su voluntad como fue el caso de María y de José. La intervención de Dios en la historia significó la anulación de los planes personales y de los sueños en la vida de José, la intromisión en su vida íntima; José fue secuestrado en vida por Dios, y lo aceptó siendo obediente.
La historia de José, es la historia del creyente en Dios y en sus planes de salvación; cuando Dios se acerca al hombre o a la mujer, nunca llega en vano ni en balde; la encarnación de Dios fue posible no sólo porque Dios quiso ser hombre, sino también porque se encontró con hombres que obedeciéndole le dejaron ser Dios y llevar sus planes y les supusiera la renuncia de los propios proyectos y la forma de vida con la que tanto habían soñado. Prestar la propia vida para que Dios se encarne en el mundo, es la historia de María y José y es la historia del creyente; renunciar a los propios planes y a los propios hijos, a su presente y a su futuro para ponerse totalmente a disposición de Dios esa es la obediencia del creyente como la María y José.

ORACIÓN.
Gracias, Padre Bueno, porque tu voluntad ha sido tan grande y tan amorosa para con nosotros, que has querido estar en medio de nosotros y encarnarte en la persona de tu Hijo Jesús. Sí, esa ha sido desde siempre tu voluntad; nosotros estamos agradecidos contigo, Padre, porque sigues viendo a nuestro mundo con ilusiones y con alegría de salvación a pesar de nuestras cortas y distorsionadas visiones de ella; esto nos hace comprender que tu amor y tu deseo de salvación es lo que le da sentido a la vida y a nuestras vidas.
Gracias, porque has entrado en nuestra historia y te has valido de personas que obedeciendo a tu voluntad y renunciando a sus planes de realización personal, supieron descubrir cuál era tu voluntad y dar su aceptación a tus planes. Así fue en María y en José. Gracias, Padre, porque por ellos y en su obediencia nos has señalado el camino de seguimiento; porque mediante ellos y su libre generosidad, ha sido posible tu intervención en la historia de las personas. Gracias, porque sigues necesitando de personas, hombre, mujeres, jóvenes, niños, para llevar adelante tus planes y sigues pidiendo obediencia a tu voluntad.

CONTEMPLACIÓN.
Te invito para que en estos días, antes de la fiesta de Navidad, tengas unos momentos de silencio y postrándote ante Dios lo adores y después también le agradezcas que haya querido encarnarse y ser nuestro Salvador. Contempla, medita, reflexiona y deja que Dios lleve adelante sus planes en tu persona como lo hizo con María y José.

Feliz Navidad.


La Paz con ustedes.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe (12 diciembre 2010)

Texto a meditar y orar:
Lucas 1, 39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y entrando en casa de Zacarías, saludo a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor” Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”. 

Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones.
Después de haber recibido el anuncio del Ángel Gabriel y después de haber concebido en su seno al Hijo de Dios, María siente la necesidad de ir en ayuda de su parienta. El motivo por el cual María, encinta, visita a su prima Isabel, está dicho en el relato de la Anunciación, cuando el Ángel Gabriel le anuncia que va a ser la Madre de Dios y le señala que el signo en el cual podrá verificar la verdad de su explicación  será que Isabel, la que llamaban estéril, está ya esperando un niño y se encuentra en el sexto mes.  Es por eso que va en busca de su prima y se encuentran María e Isabel; ambas son destinatarias de la no fecundidad, una porque es estéril y grande de edad y la otra porque es virgen;  sin embargo ambas se encuentran encinta, aunque sea por diverso modo – una por el contributo del marido y la otra por la gracia del Espíritu Santo. También María acude a Isabel con Jesús en su vientre: “encarnado en su seno por obra del Espíritu Santo”. Cuando Isabel oye el saludo de María, Ella queda llena del Espíritu Santo también y reconoce y proclama por primera vez que María es la Madre del Señor.
En el diálogo entre las dos mujeres, Isabel reconoce la fe de María y le dice: “Bienaventurada Tú que has creído en las palabras del Señor”. En la fe y confianza de María en Dios, se encuentra su grandeza; fe en la palabra que Dios le ha dirigido; fe en creer que en Dios todo es posible; fe en la certeza de las promesas de Dios. Y cuando descubre lo que Dios ha hecho, proclama y canta, en su humildad, el grande cántico de alabanza: “Mi alma glorifica al Señor porque ha mirado la humildad de su sierva…”

Meditación: (Meditatio) “…y encontrarás meditando”. (Qué te dice a Ti el texto). Reflexiona y profundiza la Palabra.
Cuando supo que esperaba a Dios, se puso en camino de quien la necesitaba; María nos enseña la forma auténtica de esperar a Dios; acercarse de quien necesita ayuda y ponerse a su disposición es el modo mariano de preparar la navidad.
El elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar, en este tiempo de espera, sobre nuestra fe. María está totalmente segura de que Dios quiere y sabe ser fiel  a la palabra dada. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. La fe de María se manifiesta también en el hecho de ir a visitar a Isabel; un viaje inspirado por la premura de su prima que necesita ayuda pero también un viaje para ir  a contemplar lo que Dios está haciendo en los otros. María e Isabel saben dialogar sobre lo que Dios hace en ellas. Ninguna de las dos habla de sí misma, sino de la otra, o de lo que Dios ha hecho.
La fe de María es la fe de los “pobres del Señor”, es decir de las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra.

Oración: (Oratio) “Llama orando” (¿Qué le digo yo a Dios).    
Gracias, Padre bueno, porque preparándonos a la celebración de la venida de tu Hijo Jesús, tu Palabra centra nuestra atención en María, la madre de Jesús
Gracias, Padre porque encontraste en María una persona que se puso a tu servicio y que creyó en lo que le prometías. Porque por la fe, María concibió a Jesús primero en su corazón y después en su vientre. Y así nos ha mostrado cuál es la actitud del creyente delante de Ti.      
Y es que María apenas se descubrió que la llamabas a ser la Madre de tu Hijo, no supo quedarse con los brazos cruzados, esperando su nacimiento, sino que se puso en camino para ponerse al servicio de quien la necesitaba. Preparando así la venida del Salvador, María se puso al servicio de quien tenía más necesidad que ella y parece que esta es la forma auténtica de esperar a Dios en este tiempo de Adviento.
Gracias, Padre, porque la presencia del Espíritu Santo que impulsó a Isabel a proclamar Bienaventurada a María y a descubrir las maravillas que Tú has hecho en nuestra historia es la misma presencia del Espíritu que ahora me hace decir que Jesús, tu Hijo, que viene al mundo “es el Señor”.

Contemplación (Contemplatio): “…y se te abrirá por la contemplación”
En silencio, adora a Dios, alábalo y bendícelo y toma un propósito para tu vida personal y familiar que sea una pequeña forma de respuesta a la Palabra de Dios

Celebremos con alegría esta fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Reina de México y Patrona de toda América. Felicidades.           
P. Cleo sdb

La Paz con ustedes.

jueves, 2 de diciembre de 2010

2° domingo Adviento, A (5 diciembre 2010)

Texto a orar y meditar: 
Mateo 3, 1-12.

En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no de fruto, será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han convertido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no extingue”.

Lectura (Lectio): lee varias veces el texto y distingue sus personajes, estructura, verbos y relaciones principales entre ellos para saber qué dice el texto en sí mismo.
Nos presenta a Juan Bautista, cómo vestía y de qué se alimentaba; que acudían a él de todas partes y les anunciaba que viene alguien que les bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. La escena se desarrolla en el desierto de Judea. Están estos personajes: Juan el bautista, habitantes de Jerusalén, Judea, de la región cercana al Jordán, muchos fariseos y saduceos. Predicaba este mensaje: “conviértanse, porque el reino de los Cielos esta cerca” y acudían a él para confesar sus pecados y él les bautizaba en el río. A los fariseos y saduceos les decía “raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda…” Y les anunciaba que si él bautiza con agua viene alguien que bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Así se cumple lo que decía Isaías: “Una voz que calma en el desierto: preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”

Meditaciòn (Meditatio): trata de aplicar ahora el texto a tu vida, trata de sacar lo que te dice a ti, a tu familia, a la comunidad eclesial en la actualidad.
Meditar en este Domingo sobre Juan el Bautista, tanto sobre su persona, como sobre su mensaje y lo que significa. Juan es aquel que da testimonio de su misión y de su entrega; el cómo vestía y de qué se alimentaba y dónde vivía. Su mensaje es de preparación y conversión porque el Reino de Dios está cerca y es la voz en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. Porque “el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. El separará el trigo de la paja y guardará el trigo y quemará la paja”. Juan Bautista, “es el más grande de los nacidos de mujer” y cumple su misión de ser el “Precursor”, preparando un Pueblo bien dispuesto para su llegada.

Oración (Oratio): respóndele al Señor, háblale desde su palabra y desde tu vida.
Señor, que seamos también parte de ese pueblo bien dispuesto para recibirte; que esta predicación de Juan Bautista disponga nuestro corazón y nuestro ser, enderece nuestros senderos, motive en obras para arrepentimiento, y así, lleguemos a ser trigo y no paja. Señor, ya que hemos sido desde nuestro bautismo, bautizados en el Espíritu Santo y su fuego, que viviendo este tiempo de adviento y al esperar tu venida, nos impulse a anunciar y procurar con todo nuestro ser, el Reino de los Cielos.

Contemplación: haz silencio, déjate consolar y amar por el Señor, y toma alguna decisión para ponerlo al centro de tu vida cotidiana.

Feliz Domingo. En esta semana al celebrar a de la Madre de Dios, como Inmaculada Concepción y Santa María de Guadalupe, nos ayude a preparar la venida del Salvador en Navidad.

El Señor les bendiga: Nacho, SDB.

La Paz con ustedes.