jueves, 9 de diciembre de 2010

Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe (12 diciembre 2010)

Texto a meditar y orar:
Lucas 1, 39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y entrando en casa de Zacarías, saludo a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor” Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”. 

Lectura (Lectio): Busca leyendo (¿Qué te dice el texto en sí mismo) lee atentamente varias veces el texto evangélico y descubre todos los detalles, personajes,  actitudes y relaciones.
Después de haber recibido el anuncio del Ángel Gabriel y después de haber concebido en su seno al Hijo de Dios, María siente la necesidad de ir en ayuda de su parienta. El motivo por el cual María, encinta, visita a su prima Isabel, está dicho en el relato de la Anunciación, cuando el Ángel Gabriel le anuncia que va a ser la Madre de Dios y le señala que el signo en el cual podrá verificar la verdad de su explicación  será que Isabel, la que llamaban estéril, está ya esperando un niño y se encuentra en el sexto mes.  Es por eso que va en busca de su prima y se encuentran María e Isabel; ambas son destinatarias de la no fecundidad, una porque es estéril y grande de edad y la otra porque es virgen;  sin embargo ambas se encuentran encinta, aunque sea por diverso modo – una por el contributo del marido y la otra por la gracia del Espíritu Santo. También María acude a Isabel con Jesús en su vientre: “encarnado en su seno por obra del Espíritu Santo”. Cuando Isabel oye el saludo de María, Ella queda llena del Espíritu Santo también y reconoce y proclama por primera vez que María es la Madre del Señor.
En el diálogo entre las dos mujeres, Isabel reconoce la fe de María y le dice: “Bienaventurada Tú que has creído en las palabras del Señor”. En la fe y confianza de María en Dios, se encuentra su grandeza; fe en la palabra que Dios le ha dirigido; fe en creer que en Dios todo es posible; fe en la certeza de las promesas de Dios. Y cuando descubre lo que Dios ha hecho, proclama y canta, en su humildad, el grande cántico de alabanza: “Mi alma glorifica al Señor porque ha mirado la humildad de su sierva…”

Meditación: (Meditatio) “…y encontrarás meditando”. (Qué te dice a Ti el texto). Reflexiona y profundiza la Palabra.
Cuando supo que esperaba a Dios, se puso en camino de quien la necesitaba; María nos enseña la forma auténtica de esperar a Dios; acercarse de quien necesita ayuda y ponerse a su disposición es el modo mariano de preparar la navidad.
El elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar, en este tiempo de espera, sobre nuestra fe. María está totalmente segura de que Dios quiere y sabe ser fiel  a la palabra dada. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. La fe de María se manifiesta también en el hecho de ir a visitar a Isabel; un viaje inspirado por la premura de su prima que necesita ayuda pero también un viaje para ir  a contemplar lo que Dios está haciendo en los otros. María e Isabel saben dialogar sobre lo que Dios hace en ellas. Ninguna de las dos habla de sí misma, sino de la otra, o de lo que Dios ha hecho.
La fe de María es la fe de los “pobres del Señor”, es decir de las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra.

Oración: (Oratio) “Llama orando” (¿Qué le digo yo a Dios).    
Gracias, Padre bueno, porque preparándonos a la celebración de la venida de tu Hijo Jesús, tu Palabra centra nuestra atención en María, la madre de Jesús
Gracias, Padre porque encontraste en María una persona que se puso a tu servicio y que creyó en lo que le prometías. Porque por la fe, María concibió a Jesús primero en su corazón y después en su vientre. Y así nos ha mostrado cuál es la actitud del creyente delante de Ti.      
Y es que María apenas se descubrió que la llamabas a ser la Madre de tu Hijo, no supo quedarse con los brazos cruzados, esperando su nacimiento, sino que se puso en camino para ponerse al servicio de quien la necesitaba. Preparando así la venida del Salvador, María se puso al servicio de quien tenía más necesidad que ella y parece que esta es la forma auténtica de esperar a Dios en este tiempo de Adviento.
Gracias, Padre, porque la presencia del Espíritu Santo que impulsó a Isabel a proclamar Bienaventurada a María y a descubrir las maravillas que Tú has hecho en nuestra historia es la misma presencia del Espíritu que ahora me hace decir que Jesús, tu Hijo, que viene al mundo “es el Señor”.

Contemplación (Contemplatio): “…y se te abrirá por la contemplación”
En silencio, adora a Dios, alábalo y bendícelo y toma un propósito para tu vida personal y familiar que sea una pequeña forma de respuesta a la Palabra de Dios

Celebremos con alegría esta fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Reina de México y Patrona de toda América. Felicidades.           
P. Cleo sdb

La Paz con ustedes.

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