sábado, 25 de diciembre de 2010

Domingo Infraoctava de Navidad - Sagrada Familia, A (26 diciembre 2010)

Lectura Orante de la Palabra de Dios.
Texto de San Mateo 2, 13-15, 19-23.

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi Hijo.
Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño”.
Se levantó José, tomó alniño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído que Arquéalo reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas. Se le llamará nazareno.

LECTURA
El Evangelio nos dice que apenas nacido, Jesús corre peligro y está en peligro su familia. Belén, Egipto, Nazaret son las tres etapas de una infancia amenazada y de una familia perseguida; eran como refugiados políticos: aunque el niño está bajo protección divina, sus papás deben huir y conocer el destierro; el regreso de Egipto lo identificará como hijo de Dios. Contemplamos que tenerle como Hijo no hizo sino complicar la vida de sus papás terrenos. Los personajes que nos presenta el texto son principalmente José, la madre del niño, porque no cita su nombre, el niño, el ángel e dos ocasiones, a los magos, a Herodes, a Arquéalo. Es de notar en tres ocasiones cita en “sueños”. Y en dos ocasiones el cumplimiento de dicho por el Señor a los profetas.

MEDITACION.
Quiso de hecho ser hombre haciéndose familiar de unos hombres; y para hacerse hombre no puso Dios demasiadas condiciones: no nació rico, ni famoso, no fue deseado antes de nacer y fue perseguido apenas comenzó a vivir; pero a una cosa no renunció, a sentirse en familia desde el primer día en que empezó a ser hombre; para familiarizarse con el mundo de los hombre, con sus sentimientos y actuaciones, quiso vivir en familia. En su seno, como todos nosotros, conoció el pan y las lágrimas, el diario sacrificio y el cariño diario, las pocas y siempre cortas alegrías de la vida humana y sus inevitables renuncias: nuestro Dios nació hombre en Belén, de María Virgen, pero se hizo hombre en Nazaret, en el seno de su familia, custodiado por José; si para nacer Dios no necesitó más que de una virgen creyente, para hacerse todo un hombre tuvo que vivir largo tiempo como hijo, en familia.
La encarnación de Dios, su voluntad de hacérsenos semejante, hubiera quedado frustrada, Dios no hubiera sido, por así decirlo, de no haber encontrado una familia donde crecer y aprender, madurar y vivir como hombre; sí, debemos a Dios, y nunca acabaremos de darle gracias por ello, que nos haya querido tanto como hacérsenos un igual en Jesús de Nazaret, debemos a su familia, a María y a José, y tenemos la oportunidad de agradecérselo, que hayan acogido a Dios como un hijo y lo hayan educado a ser un hombre. Sin la familia de Nazaret Dios no hubiera podido llegar a ser Jesús, el Hijo de Dios con nosotros; la familia de Jesús fue hogar y escuela de humanidad para Dios.
Pues bien, no basta con admirar a Dios, que se buscó una familia, ni a esa familia, que supo hacer de Dios todo un hombre; para celebrar nuestra fiesta tendremos que ver también nuestra familia, por ejemplo una pregunta: ¿cómo explicar que nuestras familias cristianas, que celebran la encarnación del Señor todos los años, no se vuelvan más humanas, más entrañables, más cariñosas con sus miembros?
Es verdad: hacer mejor vida familiar y familiarizarse más con nuestro Dios resulta particularmente difícil. Vivimos una sociedad que está jugando a diario, y cada vez con más eficacia, con la familia, con nuestras familias: se hacen héroes de quienes rompen más fácilmente con su vida de familia o se alaba la supuesta madurez de quien se niega a responsabilizarse de las personas que ama; se evita la paternidad cada vez mejor y uno se desentiende cada vez más de los propios hijos (este sería uno de los problemas de la clonación); los padres suelen hoy acusar a los hijos de incomprensión y les pagan con mayores incomprensiones; se desentienden los hijos de sus padres porque no tienen tiempo ya quienes les dieron la vida o sólo porque han llegado a ancianos.

ORACION.
Gracias, Padre, Bueno, porque en tu Hijo Jesús, nos has manifestado que eres un Dios que requiere de cuidados, dado que puede perdérsenos tu Hijo en cualquier momento y lugar. Tu Palabra, me invita a dialogar contigo sobre lo que me lleva a perder de vista a tu Hijo o sobre lo que le lleva a Él a esconderse de mi vida y huir de ella. Me descubro compañero de María en la búsqueda afanosa de Dios y en la angustia por haberlo perdido. Es una sorpresa agradable, y como tal la siento. Y por lo mismo, agradezco a María el haber pasado por esta situación y ser la Maestra en la búsqueda y en el hallazgo de Dios. Me doy cuenta de que quien pierde a Dios no lo recupera idéntico a como lo tenía antes. Doy gracias a Dios por ello: bien valió la pena tu extravío, Señor, tras encontrarte, te recupero como hijo de Dios. Me quedo admirado y agradecido con la forma de proceder del Padre, no siempre comprensible pero siempre estupenda y realizada por amor a nosotros.

CONTEMPLACIÓN.
A María y a José no les fue fácil ser familia de Dios, pero se mantuvieron unidos custodiando a su Hijo y no perdieron nunca a su Dios.
Pongamos hoy en manos de nuestro Dios, hijo de una familia de Nazaret, a los nuestros y pongámonos nosotros a defender lo que más queremos: la familia que Dios nos ha dado. Una familia mejor hace también nuestra Iglesia, una familia de Dios más santa. Es así como se celebra en creyente la Navidad.

Felicidades Papás, Mamás, hijas e hijos.

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